Ni pisos vacíos ni familias en la calle, dicen los movimientos sociales por el Derecho a la Vivienda, y Patxi López lo ha pillado al vuelo. Ante su situación de emergencia habitacional, el presidente del Congreso ha pedido que se respete su derecho a techo y se ha trasladado a la residencia oficial que le corresponde entre Los Jerónimos y el Museo delPrado. Un Taj-Mahal hispánico de tres plantas, mil metros cuadrados, sauna, gimnasio… ¡Menos mal que existe un parque público de viviendas! Quizá los fines de semana el insigne inquilino podría utilizar el palacete de Esperanza Aguirre y en verano, el ático de Ignacio González en Marbella. Es una idea.
No se sabe si es cuestión de talante o de talento, pero López ha acabado bien colocado. Según el reglamento del Congreso, cobra 2.813 euros al mes por ser diputado, a los que se añaden complementos por ser miembro de la mesa (3.064 euros al mes), gastos de representación (3.327 euros) y de libre disposición (2.728 euros). Y luego dicen que el titulo de Bachillerato no sirve para nada. Ahora va a casa puesta pero sin mantel. Porque, según los socialistas, el exlehendakari se hará cargo de sus gastos personales de manutención. Aunque sea un okupa legítimo, ¿es lógico y decente que su cargo conlleve una vivienda tan ostentosa para un país de medio pelo? Menos mal que antes pagábamos sólo los vascos y ahora pagan los españoles.