La CUP de Manresa ha presentado al pleno una moción en contra de tampones y compresas y propone cambiarlas por copas menstruales, esponjas marinas y toallitas de tela porque son más saludables y asequibles. Los independentistas catalanes quieren dar clases de higiene íntima femenina y decretar a golpe de ordenanza municipal qué tienen que usar las mujeres para su menstruación. ¿Qué recomiendan? ¿poner un corcho de cava? También estarán en contra del papel higiénico porque se talan árboles. E igual consideran conveniente sustituir los profilácticos de látex y volver a los de tripa que son más antisistema. Parecen Maduro recomendando a las chicas usar menos secador para ahorrar luz. “Una mujer se ve más bonita cuando se peina con los dedos”, dijo el líder chavista.
En una cosa tiene razón la CUP; las toallas sanitarias y los tampones son capitalistas. Así que mejor harían abandonando planteamientos ridículos y pidiendo que a estos artículos se le quite el IVA. Solucionan un imperativo biológico durante casi 40 años de la vida de una mujer y sin embargo, no son considerados un bien de primera necesidad. Si el cálculo incluyera costes añadidos como los anticonceptivos, las personas que nacemos con ovarios tenemos que desembolsar un gasto extra de más de 30.000 euros por nuestra diferencia de género. Eso sí que es machismo. Menos mal que Bob Esponja no está metido en el ajo.