En un país fraccionado hasta el anuncio de la Lotería ha creado división de opiniones. La Unión de Pensionistas lo ha tachado de una “falta de respeto hacia las personas mayores” y la Confederación de Organizaciones de Mayores ha criticado su “falta de sensibilidad”. Muchos se quejan de la manipulación y la manera grosera de echar mano de una persona con demencia senil para anunciar el sorteo. ¿Pero qué creían? Pues claro que trata de manipular al espectador removiendo sus sentimientos, es un spot, no el BOE.
«21 de diciembre» cuenta la historia de una maestra jubilada que, la víspera del sorteo de Navidad, cree que su número es el agraciado con el gordo al ver un reportaje del año anterior en un informativo de televisión. Entonces Carmina sale corriendo a la calle a compartir su alegría, el hijo decide seguirle la corriente y el resto del pueblo involucrarse. Cierto que la historia es más tierna que el turrón blando y más azucarada que un barril de almíbar. Pero no es normal que un relato de solidaridad navideña sea visto como una conspiración planetaria. La abuela está tratada con cariño y respeto, y no hay atisbo de burla aunque la protagonista tenga una enfermedad mental o el despiste propio de la avanzada edad. Así que yo espero que alguna Carmina gane la lotería. Lo va a necesitar porque le van a recortar la pensión, la viudedad… y los políticos no le van a contar mentiras piadosas, sino milongas despiadadas.