Rajoy anda estos días por Moncloa disfrazado de chamán bailando la danza de la lluvia porque el presidente ha fiado a los chaparrones la bajada del precio del recibo de la luz, y no se plantea tomar medidas aunque muramos en el intento de darle al interruptor. Por si no le funciona lo del baile ha instalado un altarcito a la Virgen de la Cueva. Y puede que la saque en procesión. Que le pregunte a Fátima o Fernández Díaz, que son especialistas. Ahora, según Mariano, el del tiempo, como va a llover y va a hacer viento, el precio de la electricidad volverá a bajar. Y la pobreza energética se cura con el verano ¿verdad Mariano?
La culpa, como siempre, la tiene la pertinaz sequía, como decía un antecesor en el cargo. Y la innovadora solución, más novenas y rogativas. “No todo en la vida depende del Gobierno”, explicó esta semana. Eso, dale ahí. Habla el presidente que ha parado el autoabastecimiento y ha puesto un impuesto al sol que hace que, en el país que cuenta más energía natural, instalar placas solares sea una odisea. Además si es más barata la energía del viento y las renovables ¿por qué se las cargó? ¿Quizá para que no se les acabara chupar del bote a expresidentes y exministros en las eléctricas? Antes, la culpa fue de unos hilillos… de plastilina. Ahora de unas gotitas… de agua. Yo espero que caiga café en el campo porque si llueve igual nos sube el agua. Rajoy se ríe de nosotros los días pares y los impares, se descojona. No hay otra.