La pelea entre Sofía y Letizia a la salida de la misa de Pascua ha sido esta semana el entretenimiento del pueblo soberano y además de reinas ahora tambien son memes. Temerosa de que el ‘cisma de Palma’ fuera una cortina de humo para que no se hable de las pensiones o del 155, no se puede obviar a esa familia real a la que se le ha caído la corona, ni a la Leti, esa especie de Maria Antonieta hipster, poniendo su granito de arena para abolir la monarquía y que la gente acabe echando a los Borbones. Porque no señores, no es aquello de que «en todas las casas cuecen habas»… Ni tampoco «mírales qué campechanos, ¡cómo discuten!»
La plebeya de reality es una funcionaria de lujo que cobra del erario público y que, sin embargo, se niega a que sus hijas posen para la foto. Letizia Ortiz en modo Lannister ha desatado la ira colectiva y ya es vista como la bruja de un cuento de intrigas palaciegas y reinas malvadas. Sin embargo, la abuela es dibujada como una anciana maltratada por una perversa heredera aleccionada por la maléfica consorte. El rey emérito, en segunda fila, es el figurante a punto de decir aquello de por qué no te callas. Y Felipe es el calzonazos en versión sangre azul. ¿No han oído hablar de la paradoja de Leti? Aquella de que cuanto más invierte en su imagen, peor imagen proyecta. Que abdique en la otra princesa, la del pueblo, que cae muchísimo mejor y organiza los mismos culebrones.