¿Se pondría la vacuna rusa? «Ni harto de vodka»

El guirigay sobre las vacunas es espectacular. Los anuncios sobre su salida han sido hechos con precisión de contable para obtener los máximos réditos. Los tiempos de las notas de prensa han sido milimétricamente calculados para conseguir los mayores beneficios. Y mientras tanto, los ciudadanos hechos un mar de dudas debatiendo el «póntelo, pónselo» (el inyectable quiero decir). En medio de un lío tremendo sobre si son eficaces al 70%, al 90% o al 95%, o sobre si se han tomado demasiados atajos para que sean seguras… A usted ¿le encaja más la mRNA-1273 (Moderna) o la BNT162b2 (Pfizer) o la denominada ChAdOx1 (Oxford)?

¿Prefiere la que se conserva a -80 grados, quiere algo más templadito a -20, o se inclina por que pueda transportarse en una nevera convencional? ¿Y qué le parece que lleven ácidos ribonucleicos mensajeros (ARNm) encapsulados en nanopartículas de lípidos? ¡Horreur! ¡Ahora es cuando todos empezamos a convertirnos en zombies!

¿Y qué me dice de los precios? ¿Quiere usted la más barata? ¿O le ofrece mayor fiabilidad la más cara? Porque ahí también hay grandes diferencias. La más económica podría ser la de Oxford (unos 3 euros por dosis), seguida de la de Pfizer (16 euros la unidad) y luego, la de Moderna (unos 20/30 euros). Aunque me temo querido lector/a que no va a poder elegir. Porque de la de Putin, mejor, ni hablamos ¿verdad? Creo ni los rusos se pondrían la Sputnik V. Ni hartos de vodka.

Del ‘Ongi etorri’ al ‘Si me queréis, irse’

Sin poder reunirnos más que en petit comité, los felpudos de las casas ya no llevan el rótulo ‘Ongi Etorri’. Ponen; ‘Si me queréis irse’. El último capítulo del culebrón La Navidad en tiempos del covid es ahora la cuestión sobre si movilidad sí, o movilidad no. Parece que se autorizarán los desplazamientos entre comunidades, pero solo para reunirse con familiares y allegados, no como otros años que se permitía salir para ver elfos y cazar unicornios. Yo estoy por pedir a mi cuñado que me haga un salvoconducto que explique que viajo estrictamente para un (des)encuentro familiar. Así que vamos a ver, ¿el 24 puedo ir a reunirme con mi hermana y el 27 no?

Con el número de comensales surge otro gran problema. ¿Los niños cuentan o no cuentan? ¿Mandamos a amama y aitite a la cocina como piden los franceses? ¿Hacemos un sorteo para ver a quién le toca cenar en Nochebuena, y nos sacamos de la manga dos aproximaciones para un tupper de croquetas? Todavía habrá más versiones hasta que saquen el dictamen definitivo, pero resulta rocambolesco. Como lo de las cabalgatas estáticas. ¿Eso qué es? ¿Poner un cepo en la pata del camello para que no pueda moverse?

Todo indica que a las autoridades sanitarias les ha entrado canguelo, y han tenido que aflojar las restricciones iniciales. ¿A quién se le ocurre fijar grupos solo de seis? y ¿el toque de queda a las once de la noche? Con esos límites, sus Majestades de Oriente solo podían visitar las casas donde vivan máximo tres personas y, encima, por la tarde.