A ver fanáticos del tocino, entérense bien, ahora también comemos carne por encima de nuestras posibilidades. Dice Alberto Garzón que comer demasiados filetes es malo para nuestra salud y para el planeta. De verdad que con la tarifa eléctrica por las nubes y los combustibles en la estratosfera, ¿el ministro de Consumo tiene que preocuparse de que eliminemos de la dieta el lomo de cerdo y las chuletillas? Claro que sí Garzón, como no controlas el precio de la luz y de la gasolina, toca comer raíces, que la carne está muy cara. ¡Con lo nutritivos que son los brotes de soja con alfalfa!
Aunque el menú de su boda incluía solomillo y foie, según Don Desocupado, si los españoles redujeran el consumo de carne hasta los niveles recomendados, “se evitarían el 50% de las emisiones de gases invernadero y el 20% de las muertes prematuras”. Reconozco que dice verdades como puños, igual que las dijo Escrivá con las pensiones de los del ‘baby boom’, pero no deja de ser un ministro florero. Aunque a mí, lo que me parece increíble es que sentado en el ministerio más prescindible de la democracia, bueno junto al de Irene Montero y al que ¿dirige? el desaparecido señor de las Universidades, esté para estas memeces.
El precio de la luz marca máximos históricos, pero su ministerio recomienda comer nabos de temporada. Sigue habiendo publicidad de apuestas deportivas en prime time pero él conseja darle a la espelta. Yo creía que el chiringuito de Consumo olía ya a humo y mira, por dónde va Sánchez y lo deja vivito y coleando.