Una de las figuras políticas del país, Toni Cantó, ha llamado de nuevo al sastre porque va a cambiar otra vez de chaqueta. «Vox es bueno para España», acaba de decir sin sonrojarse, y ha calificado a Santiago Abascal como «un hombre bueno» porque se ha enfrentado a terroristas en el País Vasco.
Acostumbrado a saltar de escenario en escenario, está empeñado en normalizar la colaboración entre el PP y la extrema derecha para seguir comiendo de la sopa boba. Definitivamente, Cantó ya ha hecho todo el trabajo de la temporada primavera-verano; echar otro currículum para vivir del cuento.
Se puede ser un gandul y tener principios y colores, pero él no tiene ni lo uno ni lo otro, y a lo único que aspira es a chulearle un chiringuito a Vox, la formación que le falta por militar. ¡Este chico cambia más de partido que de calzoncillos!
De tanto aburrirse en la Oficina del Español está preparando sus memorias; «De joven fui de izquierdas pero maduré«, se llaman. «Corrí delante de los grises, cerca del Cojo Manteca, sin tener ni puta idea de por qué protestaba», dice en el libro. Tesis ya refutada porque nació en 1965 y ese cuerpo policial se disolvió en 1978. Cuando termine de hundir al PP, como hizo con UPyD y Cs, confía en que le fiche Macarena Olona para la consejería andaluza de «Tocándome los h. a dos manos«. Total, ya lo ha hecho Mañueco en Castilla y León que tiene un vicepresidente sin cartera. ¡Me imagino lo que estará sudando la camiseta!
Ha madurado tanto que se ha podrido.