Estamos locos de remate. Porque la Junta de Andalucía ha solicitado al Estado un desembalse para que los peregrinos del Rocío puedan cruzar el Guadiamar con agua, un río que es utilizado cada año por los señoritos andaluces para su bautizo rociero, y que esta vez es un pedregal. ¡Pues que vayan a la playa de Matalascañas a bautizarse!
Pedir desaguar para que los correcaminos se mojen hasta las rodillas, y regar cauces secos para que brillen las piedras, es una soberana majadería. Mientras Doñana agoniza por la falta de agua, los cultivos se secan, y las cosechas están como la mojama, los cayetanos quieren agua para sus juergas. ¡Que no decaiga la fiesta!
Yo creo que, visto lo visto, las parodias de los catalanes de TV3 se quedaron cortas. Por el vado de Quema (el bautizado como Jordán sevillano) pasan en su camino de ida 62 hermandades. Que digo yo, ¿no podrían venir ya bañadas de casa? Si tanto les apetece darse un chapuzón, que metan los caballos en la piscina de Moreno Bonilla, o que se lleven incorporadas palanganas y beban gloria bendita.
Otra idea. Los romeros también podrían apañarse con Casera para hacerse las fotos, chapotear, y remojarse los pies. En cualquier caso, sería mucho mejor que los capillitas sacaran a la Virgen del Rocío, la Macarena y al Cachorro en procesión para que llueva. Y si no, que entone la Pantoja la danza de la lluvia. Seguro que funciona. ¡Ozú quillo!