Mear fuera del tiesto

Andan por ahí unos pobres picoletos denunciando que no pueden ni mear. Los agentes de una oficina de atención al ciudadano de Araba se quejan de que deben orinar en botellas y garrafas ante la prohibición de subir al baño porque no pueden cerrar la puerta e ir a otra planta a evacuar. No son los primeros en mear fuera del tiesto. Los trabajadores de la empresa WaterSaver Faucet, con sede en Chicago, tampoco pueden colgar el cartel de Vuelvo en diez minutos. En la empresa yankee optimizan a tope los recursos y tienen hojas de cálculo sobre cuánto tiempo emplea cada uno en limpiar sus cañerías. El celo llega hasta el punto de que han instalado tarjetas magnéticas en los baños.

Lo paradójico es que se trata de una empresa de grifos y válvulas que se ha empeñado en cortar la llave de paso de sus empleados y atascarles las tuberías. Esta firma estadounidense castiga con medidas disciplinarias a aquellos que dediquen más de seis minutos al día a que funcionen bombas y compresores sin diferenciar consistencias (sólido/líquido). Como incentivo a los trabajadores, el fontanero jefe, un tal Steve Kersten, premia con una tarjeta de regalo de veinte dólares al mes a aquellos que se abstengan de usar el inodoro durante el tiempo que no sea de descanso. No tardarán en pedirles que usen un pañal desechable. O les instalarán un sifón y un desagüe hasta el wáter que, como son fabricantes, les sale más barato. Que aprendan los alaveses.

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