Dos noticias. Una buena y una mala. Primero, la buena. Tanto hablar de la ascensión del partido de Pablo Iglesias, esta semana se ha ratificado que Podemos. Y es que la natalidad repuntó levemente por primera vez en 2014 tras cinco años consecutivos de caídas. Pero como en Euskadi Podemos menos, aquí hubo más defunciones que nacimientos. El seísmo demográfico es de tal calibre que ni siquiera nos salvan aquellas cópulas de julio que durante años confirmaron que los nacimientos se concentraban en un gran pico alrededor de abril. La mala noticia, como somos un país geriátrico, el gobernador del Banco de España, un tal Luis Linde, ha anunciado que las pensiones se reducirán “de forma ineludible”.
En definitiva, que a todos aquellos hijos del baby boom (jo, ya me he delatado) nos esperan ‘minijobs’ con muletas. Así que los que se han pulido miles de millones de euros en golferías y han funcionado como un ejército de expertos en evasión de impuestos, se convierten en nuestros salvadores y nos dicen que hagamos planes privados de pensiones que ya luego nos los vigilan. Que se lo cuenten a esos aitites que intentaron ahorrar para completar su pensión y les endilgaron preferentes. Moraleja; para pagar estafas bancarias sale el dinero bajo las piedras, pero nuestros jubilados viven por encima de sus posibilidades. ¡Qué curioso que, después de repartírselo entre cuatro, no quede nada para el resto!