Con esa manía que tienen algunos de cogérsela con papel de fumar, el ayuntamiento de Elgoibar ha iniciado una cruzada contra las letras “humillantes, violentas y machistas” del reggaeton. Así que se han puesto en contacto con los bares para pedirles que dejen de poner esta música y les han facilitado una playlist con quince canciones cuyas letras son “no sexistas, empoderantes y autoafirmativas”. Y una, que tiene tirria a las corrientes buenistas y políticamente correctas, oye esto y se le afila el colmillo.
Así que ahora cantan “Te gusta el mmm, te traigo el mmm” y la peña flipa… Pero si dicen “hace tiempo que no siento nada al hacerlo contigo”, no pasa nada. ¿De qué sirve censurar el reggaeton si cualquiera tiene acceso al programa más misógino y basura que podamos imaginar y a la publicidad más sexista? ¿Desde cuándo hay que entregar a los bares música moralmente autorizada?
Es probable que el perreo sea sexista, machista y, una mierda, pero como miles de cosas. Seguramente “muevan su pum-pum, cuando yo les tire mi sun-sun, en la cintura traigo mi tun-tun” sea degradante para la mujer, aunque a ninguna se le obliga ni a escucharlo ni a bailarlo. ¿Qué pasa? ¿Que el rap, el heavy o el pop tienen letras limpias, inmaculadas y empoderantes? Ningún custodio de la decencia debería meterse con los gustos musicales de sus ciudadanos quienes, obviamente, deben andar preocupadísimos con este tema.