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Ese gran lobo de mar

El naufragio del Costa Concordia es una superproducción en la que no falta de nada; un crucero de lujo, una rubia platino, un héroe y un villano. Por un lado, Gregorio De Falco, el guardacostas que pidió a gritos aquello de vuelva a bordo coño, mientras desde el muelle, el capitán Francesco Schettino, veía hundirse su barco.
La burda excusa del supuesto comandante de que se cayó en el bote salvavidas suena al descaro de Jaimito con el perro se ha comido los deberes o al caco diciéndole al juez que el dinero de la caja fuerte entró por error en mis bolsillos. Menos mal que en Facebook y en Twitter llevan días sacándole cantares con tuits como Aver como le explico hoy a mi jefe que no puedo ir a currar… porque MeCaiEnUnaLancha. Schettino se tenía que haber caído en las fauces de un tiburón blanco pero mira por donde… aterrizó en el espigón.
Ahora se acaba de perfilar un enigma más sobre aquella noche. Se llama Domnica, tiene 25 años y es originaria de Moldavia. Parece que no se apellida Lewinsky, aunque sí que estaba en el camarote del bunga bunga. Se especula con que fuera la amante del capitán, con que estuviera con él en el puente de mando… También con que fuera su traductora, de francés y griego, supongo, porque se le darán bien las lenguas. Un fenómeno nada extraordinario con un sujeto, Schettino, que es oriundo de un país donde un presidente de 75 años se pasaba por la piedra a chonis de 25 años. A éste casi mejor si le pasan por la quilla.
On the rocks

Sin Caganer en el belén

El caramelazo del rey mago

Como si de una chirigota se tratara, un juez de Huelva ha dejado libre de cargos al rey Baltasar y ha archivado una denuncia contra el Mago de Oriente por el caramelazo que sufrió una vecina en un ojo durante la cabalgata. De la sentencia se concluye que no se puede juzgar al negrito por lesiones. Si Baltasar hubiese optado, en un alarde de originalidad, por lanzar martillos, si hubiese sido punible.
Tampoco se le puede aplicar la ley de extranjería porque no es una majestad indocumentada. Además, incluso podría haber que apelar al Tribunal Penal Internacional dado que se desconoce la procedencia exacta del susodicho inmigrante. El juez admite, antes de sobreseer el caso, que es un simpatizante del rey porque a él también le trajo regalos. Lo cual, digo yo, le obligaría a inhibirse por cohecho.
La sentencia es para mear y no echar gota y para, por supuesto, enchironar a la tipa que ha planteado semejante demanda aunque sea evidente que cuando le atizó el caramelo en el ojo le fundió las dos neuronas que le quedaban. Además se olvidó de pedir el pasaporte de Baltasar… igual se apellidaba Garzón, las cartillas sanitarias de los camellos, los contratos de trabajo de los pajes y las facturas del IVA de los regalos. Pues yo me voy corriendo a poner una demanda al ratoncito Pérez o a Maritxu Teilatuko porque la última vez que se me cayó un diente no me dejaron ni una triste gominola. Y le recomiendo a la señora que coja sitio en la cabalgata de este año para poder tener los dos ojos iguales.