Reticulín estaba en… Lakua

"Carlos Jesú" de Reticulín a Lakua

Que en el Gobierno vasco se les había ido definitivamente la olla tras las elecciones nos había quedado claro. Pero que ahora sus funcionarios contraten a un zahorí porque en Lakua han aumentado los casos de cáncer es de chiste. Imagínense un tío que va midiendo por los despachos de Industria los flujos de energía con un péndulo. ¡Ni siquiera los empleados de Eusko Jaurlaritza se fían ya de Osakidetza! No acuden a Osalan ni al comité de Seguridad en el Trabajo, sino que llaman a un rabdomante, y presos de un ataque de sugestión, se ponen a mover de sitio las mesas y las sillas.

¡Vaya seriedad! Supongo que el hechicero llevaría también una pulsera Power Balance para facilitar la tarea. ¿Cuál será el siguiente paso? ¿Contratar a la Bruja Lola y encender dos velas negras o aprobarle una OPE a Carlo Jesú de Reticulín? Aunque también pueden ir a un vidente de esos que lo mismo lee el futuro en los astros, en los posos de café, en los granos de arroz de la paella, en las croquetas o en la tinta de los txipirones. Quizá les convenga llamar a un tarotista de la tele que, pinganillo en ristre, y con túnica púrpura, les practique magia blanca y les recomiende más tiempo para el café y el cigarrito.

El auge de brujos y adivinos es una actividad que mueve miles de millones al año y acostumbra a dejar muchos damnificados en el camino. Clientes timados que acumulan una incultura científica y esotérica despampanante y solo demuestran que los fantasmas existen… pero no están muertos.

Estos romanos están locos

Indignados y cabreados

Y yo que pensaba que la gente solo se echaba a la calle con el fútbol y ahora resulta que el populacho se ha levantado en armas! ¡Pues no resulta raro ni nada que en vísperas electorales el personal salga de acampada! Pero había pasado demasiado tiempo con cinco millones de parados anestesiados y con millones de trabajadores sin pestañear, después de que los políticos se dedicasen a rebajarles las pensiones, atrasarles la edad de jubilación, recortarles derechos laborales y dar tijeretazo al dinero para servicios públicos. Los banqueros dejaban a la gente sin casa mientras ellos recibían miles de millones para salvar sus cuentas de resultados. Y ¿cuántos banqueros han sido sancionados o despedidos? ¿Cuántos trabajadores han ido a la calle? ¿Cuántos pequeños empresarios han quebrado? ¿Cuántas familias han perdido su vivienda?

Vivimos en una época feudal y corrupta. Si no, que se lo pregunten a un tal DSK, que va de socialista pero viola a mujeres en habitaciones de 3.000 euros y representaba a poderes económicos de extrema derecha. Todo huele muy mal. No es fácil creer que, a tres días de una cita con las urnas, surja una legión de revolucionarios por generación espontánea, pero hace falta gritar a una banda de canallas que no deben pagar los de siempre la fiesta de los ricos. No me importa su ideología, yo estoy con esos piqueteros, perroflautas, fumetas… o la etiqueta que quieran ponerles.

La ladrona de Ubrique

El trío La-la-la

El pasado miércoles caía un campanario en Lorca y el jueves se derrumbaba otro en un juicio en Cádiz. Soy consciente de que en pleno caos sísmico y electoral, hablar del juicio a la mujer de Jesulín por intentar comprar una pensión para su madre estafando a la Seguridad Social, es friki. Pero Marijose, la ladrona de Ubrique, tiene mucho tirón y además, la cabra siempre tira al monte.

Porque el juicio goza de todos los componentes de un culebrón: Mafiosos de poca monta como un empresario apodado El Turronero, un ex policía con un Porsche llamado Carretero y un inspector médico de apellido Casto, que diseñan un gran timo en la mansión de Ambiciones. El reparto se completa con señoras de mediana edad que gritan e insultan a la Campanario como si fuesen el Anticristo. En el proceso, la prota femenina se desmorona y echa a llorar como una macarena, asegurando que se ha sentido “estafada, humillada, juzgada y condenada” y que estos han sido “los cinco años más duros” de su vida. ¡Va a resultar que la Campa pagó 18.000 euros al golfo que conseguía incapacidades fraudulentas creyendo que era una ONG que se dedicaba a atender a incapacitados!

Cuando trapicheaba se creía muy lista, pero cuando le pillan, se hace la tonta. El problema es que se ha creado un doble bando y si se criticas a la presunta, es que estás a favor de la cateta de la Esteban. No sé que es peor si ser una belenista descerebrada o una choriza redomada.

Un trilero llamado Zapatero

¿Dónde está la pelotita?

Zapatero acostumbra a entretenernos con juegos de trilero. Una de sus últimas escaramuzas con la bolita ha sido la del orden de los apellidos. Él apostaba al primer cubilete, o sea al alfabeto; una apuesta que acababa para siempre con los Urkullus, las Zenarruzabeitias… y ampliaba el universo de los Aznares y los Basagoitis. Pero el Congreso ha decidido que sea el funcionario de turno el que decida en caso de conflicto. Si el lío sigue enredándose, ahí va una propuesta: Lo mejor sería tirar un dado. Del 1 al 2, el apellido del padre, del 3 al 4 el de la madre, y del 5 al 6, el funcionario se inventa uno. Como no hay paro, ni déficit, ni crisis, ni nada de nada… hay que dedicarse a meter mano en el registro civil.

Otra idea: Se colocan en círculo todos los familiares y amigos de los padres de la criatura. Se hace girar una botella y el apellido de aquel al que la boca de la botella señale, será el primero y el segundo en el que pare, irá a continuación. Nada, se ve que no hay otra cosa más urgente sobre la que legislar. También se puede nombrar a un pulpo mediador, tipo Paul, y que él decida.

Para algunos, la solución más justa es que la controversia familiar se solvente con un sorteo o cualquier otro método aleatorio, como se hace en Alemania donde se dilucida el conflicto a cara o cruz. Otros incluso proponen que el programa informático del registro tenga un dispositivo que elija uno de los dos apellidos, al estilo de las máquinas de bonoloto. Definitivamente, que contraten a unos niños de San Ildefonso y tema resuelto.

La jaca del jeque

Hay comparaciones que son odiosas

No ha podido ser una buena semana para Letizia Ortiz. Acostumbrada a ser el centro de atención, a que hablen de sus peep toes y sus estilismos de astilla, a ninguna mujer le sienta bien la invisibilidad. Kate Middleton le ha comido la tostada con su superproducción con miles de extras. Pero ha sido la jequesa, como se le conoce popularmente, o la jaca del jeque, si acudimos a un castellano más recio, la que le ha dado el golpe de gracia.

Despampanante, tipo Sofia Loren, llegó a Madrid Mozah Bint Nasser. Con sus siete hijos, sus cuatro doctorados honoris causa, un porte fabricado a base de lipoesculturas y sus sempiternos gorros de baño, también llamados turbantes, eclipsó a la que se creía fetiche del universo fashionista. Glamour puro años 50, frente a una princesa de pueblo que compra vestidos en Mango. La árabe, digna heredera de Hollywood con vestidos de cintura de avispa rollo Therry Mugler, espectacular; y la asturiana, aprendiz de madrastra de Blancanieves, con vestidito floreado y rebeca de manga tres cuartos, vulgar.

Frente a la hipnótica presencia de la jequesa, el esqueleto de Leti, todo quijada, pura rinoplastia, con esos hombrillos marcando huesos. El estilismo de la royal local es laureado y glorificado en casa, pero cuando llega una señora en mayúsculas, con un notorio planchado facial y bien disfrazada de Chanel o de Dior, se comprueba cómo Letizia decae, víctima del síndrome de la princesa menguante.