La jaca del jeque

Hay comparaciones que son odiosas

No ha podido ser una buena semana para Letizia Ortiz. Acostumbrada a ser el centro de atención, a que hablen de sus peep toes y sus estilismos de astilla, a ninguna mujer le sienta bien la invisibilidad. Kate Middleton le ha comido la tostada con su superproducción con miles de extras. Pero ha sido la jequesa, como se le conoce popularmente, o la jaca del jeque, si acudimos a un castellano más recio, la que le ha dado el golpe de gracia.

Despampanante, tipo Sofia Loren, llegó a Madrid Mozah Bint Nasser. Con sus siete hijos, sus cuatro doctorados honoris causa, un porte fabricado a base de lipoesculturas y sus sempiternos gorros de baño, también llamados turbantes, eclipsó a la que se creía fetiche del universo fashionista. Glamour puro años 50, frente a una princesa de pueblo que compra vestidos en Mango. La árabe, digna heredera de Hollywood con vestidos de cintura de avispa rollo Therry Mugler, espectacular; y la asturiana, aprendiz de madrastra de Blancanieves, con vestidito floreado y rebeca de manga tres cuartos, vulgar.

Frente a la hipnótica presencia de la jequesa, el esqueleto de Leti, todo quijada, pura rinoplastia, con esos hombrillos marcando huesos. El estilismo de la royal local es laureado y glorificado en casa, pero cuando llega una señora en mayúsculas, con un notorio planchado facial y bien disfrazada de Chanel o de Dior, se comprueba cómo Letizia decae, víctima del síndrome de la princesa menguante.

Mamoneos

 

Una candidata que da el do de pecho

«¡Ya está bien de tanto mamoneo!», debió pensar la candidata del Partido Democrático de Ciutadella (PDC), Soledad Sánchez Mohamed, cuando le ordenaron retirar su cartel. Sí, ese en el que se mostraba enseñando los pechos y usándolos como argumentos para pedir el voto. Una auténtica pena. Allí se veía que iba a dar la talla en la alcaldía.

La discusión no tardó en llegar ¿Quirófano, photoshop? No importa. Cualquier recurso es bueno para ir del dicho al pecho. Algunos echaron de menos que enseñara un tercer argumento… pero bueno cada uno enseña lo que le da la gana. Las tetas de Sole saltaron a los medios como un resorte y en la Red aparecieron otras fotos muy calientes de una candidata sin complejos. ¡Seguro que los que tachan el cartel de sexista hacen las cosas con dos cojones!

Tampoco deben haberse fijado en soberanistas como la pornostar María Lapiedra, que el miércoles se desnudó a la entrada del Parlamento de Catalunya coincidiendo con el debate de una declaración de independencia. O en Joan Laporta, candidato por Solidaritat Catalana, quien fichó a una exactriz porno para hacer un vídeo musical en el que salía retozando en biquini con una bandera catalana por las calles de Madrid. Aquí todavía nos quedan toneladas de marketing por aprender. Porque si Jone Goirizelaia se despelotase delante del Guggenheim y Tasio Erkizia menease la katxaba frente al Bellas Artes, la izquierda abertzale tendría mucha más repercusión.

Los ‘eurodipus’

¡Qué bonito volar en business con el dinero de todos!

Los eurodiputados han sido esta semana puestos a parir sin motivo. El miércoles votaron una propuesta para no congelarse el salario. Lógico. Debe ser difícil llegar a fin de mes con 13.000 euros brutos. También se pronunciaron por no cambiar sus vuelos a Bruselas de clase business a clase turista. ¿Por qué tienen que viajar en clase turista si no son turistas? Son políticos de alto standing que están en viaje de trabajo y que pueden volar en primera clase porque ellos no se lo costean.

Si apoquinamos todos, ¡no van a pagar 30 euros con Ryanair! ¡Mira que si les hacen abonar un extra por ir pasaditos de kilos o no les dejan ir a mear sin un sobrecoste! Estos representantes de la cosa pública se merecen que nos rasquemos el bolsillo. Se sacrifican por la ciudadanía metiendo muchas horas en los aeropuertos, levantando el brazo para votar y volviendo a bajarlo después.

Además van en first class por seguridad. Mejor que viajen separados del populacho, así no corren el riesgo de que se sienten a nuestro lado y les tiremos encima la coca-cola por jetas. En toda la polémica suscitada no se ha tenido en cuenta la dificultad añadida de ser un eurodipu. Hay que tragar mucho, saber mentir con desparpajo, ir a fichar sin ganas, salir al trote y pillar otro vuelo para casa, y en algún caso, incluso pueden verse obligados a aceptar algún fondo de reptiles. Encima no les dejan votar por videoconferencia, ¡con lo mucho que rendirían cobrando las dietas sin salir de la oficina!

Din, don, din…

Solo con Red Bull volarás en Castellón

Din, don, din… Última llamada para los señores pasajeros del vuelo Camps embarquen por la puerta de los superhéroes. Din, don, din… Se ruega se pongan morados a Red Bull porque solo así podrán remontar el vuelo.

El aeropuerto fantasma de Fabra, que tanto se ha criticado, es la mejor instalación aeroportuaria del mundo. Un aeropuerto sin aviones y sin permiso de navegación. O sea, sin retrasos, sin accidentes y sin pérdida de maletas. ¡Un inventazo! Un aeropuerto concebido para que los ciudadanos se calcen el traje de Superman y despeguen. Pensado para que abran media docena de tiendas de paraguas y los viajeros emulen a Mary Poppins. Diseñado para ahorrarse la pasta de los controladores.

Quizá se trate de un aeródromo que está dentro de alguna zona de exclusión aérea. O uno que conecta con otro de mucho ringo rango como el de Ciudad Real. Inaugurar un aeropuerto para que los vecinos paseen por las pistas es la última astracanada de algunos políticos que se apuntan a inauguraciones exprés y van a cortar la cinta a parques públicos sin terminar, a hospitales sin equipamiento y a carreteras sin asfalto. Son los Eduardos Manostijeras de la política.

Es verdad que el otro día en Castellón no había aviones, pero había muchos autobuses y muchos jubilados para hacer bulto y un obispo bendiciendo terminales vacías y Paquito el chocolatero… y sobre todo, canapés y chorizos como por un tubo.

La edad de las vaginas

Anda suelto por ahí un científico chiflado, de nombre Severino Antinori, que va dando hijos a mujeres que hace más de una década han superado la menopausia. Esta semana, sin ir más lejos, a una holandesa de 63 años. Al padre de los niños imposibles le llaman el Doctor Milagro aunque yo prefiero Doctor Frankestein. Sus devaneos con las probetas han puesto a la edad de las vaginas en el centro de la polémica.

El debate parece situarse entre los que optan porque la mujer pueda disponer libremente de su maternidad, y los que priman el derecho de los menores sobre las apetencias de sus padres. Estas madres hiperañosas para poder concebir in vitro, a menudo, mienten sobre su edad. Aunque me parece difícil que una sexagenaria pase por una cuarentona mal conservada. Sobre todo cuando se trata de madres geriátricas que, cuando dan a luz, son tratadas como si fueran la mujer barbuda.

Nadie ha discutido nunca, sin embargo, que Ho Chi Min, Mao y el propio Papuchi, sin ir más lejos, hayan sido también padres con la próstata caducada. Ya sea por egoísmo o por instinto maternal, la motivación de estas mujeres es mucho más humana que la de los médicos que las inseminan y exhiben una avaricia en grado superlativo. Para este Mister Jekyll de la genética, los ginecólogos que ponen límite a la edad de reproducción son talibanes. El problema radica en que los médicos intentan ser magos, brujos y, demasiadas veces, dioses.