El hombre que no quería a Vox

Los machos patrios y ‘señoros’ de Vox

Que Abascal tenga que buscar a un ex del PCE de casi noventa años para su moción de censura patriótica y apostólica, que se celebrará la semana que viene, es un chiste nacional. Se conoce que la momia de Lenin no estaba disponible. El veterano economista se ha tomado un chupito de formol y se presta a este vodevil. Y eso que, a cada entrevista que concede, se aleja más de Vox, defiende la España plurinacional, y admite que el partido “tiene extremosidades”. Sería increíble si da el discurso en la tribuna, y los de Espinosa de los Monteros tienen que abstenerse porque se han pegado un tiro en el pie.

A Abascal no le gusta trabajar, y por eso recurre a este soplo de aire fresco para que haga lo que tendría que hacer él. ¡Qué valiente Santi! ¡Cómo inventas para seguir con tus tretas políticas! Pero a este no lo tendrá que mandar a Andalucía como a Macarena para que no le mueva la silla.

Me da mucha pena que al final de su vida, Tamames se haya vuelto tan friki y haya perdido tanto fuelle neuronal. Alguien tendría que haberle dicho que no pase a la historia por este bochorno. Hace unos días, los de Vox hicieron pública una foto grupal de machos patrios de cara a la moción. Una imagen dantesca de un grupo de 12 señoros, flanqueando a su candidato a presidente del Gobierno. Un dream team de cuidado; Abascal, Espinosa de los Monteros, Dragó, y Tamames. Puestos a hacer quinielas, Vox llegará a Toni Cantó. Al tiempo. ¡Cómo tiene que estar la cosa para que Rosa Díez parezca de lo más normal!

Ferrovial se hace un emérito

Ferrovial está a punto de hacerse un emérito. Porque su presidente, Rafael Del Pino, es otro patriota de pulserita rojigualda que ha recibido porrones de millones de obra pública, 9.000 desde 1991, se ha acogido a ERTE en pandemia, y después de esquilmarnos, se da el piro.

La constructora trasladará su sede social a Países Bajos. O sea, españoles para recibir y holandeses para contribuir. ¡Qué gran ejemplo para conocer a la gente de bien! La empresa nacida a la sombra de la administración franquista y vía BOE, lleva viviendo del dinero de todos desde la década de kis 50. Se ha nutrido de los impuestos que pagaban infraestructuras, gracias a las cuales el señor Del Pino ha amasado su fortuna, o sea, de nuevo los contribuyentes, de pagafantas.

“En España no hay seguridad jurídica”, argumenta el empresario. Es verdad. No la hay cuando el presidente de la Audiencia Nacional se pasa año y medio wasapeando con un acusado de corrupción de la kitchen, a la sazón número dos del Ministerio del Interior. Pero lo mismo debió decir el Dioni cuando se fugó a Brasil buscando también un “marco jurídico” más favorable.

La tercera persona más rica de España –ganó él solito cinco millones de euros el año pasado– abandona el barco porque no quiere tributar y le escuece la fiscalidad. La vieja máxima de privatizar ganancias y socializar pérdidas cuando no hay más patria que la cartera y más interés que la cuenta de resultados. Señor usurero, antes de irse, pase por caja, devuelva lo recibido, y cierre la puerta al salir.

    Se busca gente de bien

    «Deje ya de molestar a la gente de bien”, dijo el otro día Feijóo a propósito de la ley trans. ¿Quién es esa peña? ¿Dónde se recogen los carnés? ¿En Génova? ¿Los reparten en sobres? Creo que en el cine a esos los llamaban «Uno de los nuestros». Y con el franquismo, eran los que nunca acababan en una cuneta.

    Pero ¿quiénes ostentan ahora ese chirriante título? Para el líder popular, deben ser los dueños de los bancos, de las compañías energéticas, las grandes fortunas, la monarquía (con Froilán a la cabeza), el Opus, y el PP. Más que de gente de bien, habría que hablar de gente íntegra y decente. Y ahí, desde luego, no están lo que se forraron con el narcotráfico como su amigo Marcial Dorado.

    La gente de bien es, según él, la que tiene el poder de saber lo que es correcto y además se cree en el deber de imponerlo. Con esa maniquea visión del mundo, a Feijóo, sin papeles, le sale la vena clasista y displicente de la rancia derecha española, hablando como un cura de postguerra. Solo le faltó decir; «gente como Dios manda».

    Porque a Frijolito le molesta que haya más derechos, como si los derechos de unos se convirtieran en obligaciones de otros. Ya lo dijo Vargas Llosa; «hay que saber votar bien». Así que por ahí debe ir la cosa. De verdad, estoy hecha un lío. ¿Casado era gente de bien? Cuca Gamarra un día pensó eso, y al siguiente, lo contrario. Y los que no pasamos el corte, y apoyamos los derechos civiles, ¿somos gente de mal?

    Trenes descapotables

    El Galibogate ya se ha cobrado los primeros ceses. La chapuza monumental de los trenes que no cabían en los túneles de Cantabria y de Asturias no la superan ni Ozores ni Esteso. Marca Españistán. No se explica cómo ha podido ocurrir que un proyecto que cuesta casi 260 millones y que ha pasado por decenas de manos haya desembocado en un enorme error de cálculo, y que nadie cayera en la cuenta hasta que avisó CAF, el fabricante de Beasain.

    Eso es lo que pasa cuando los que se llevan la pasta calentita, ponen al enchufado de turno a hacer los planos. ¡Que ya no se puede fiar uno ni de Google Maps! Esto lo llega a pillar Gila y lo borda en una llamada por teléfono absurda con Revilla.

    Y es que si alguien pensaba que lo del submarino más moderno de la Armada, el S-80, que no flotaba, era un listón infranqueable, que tome nota. Primero se hundió por exceso de peso y luego, no cabía en su base del muelle de Cartagena.

    Pero, tranquilos, que con esto de los trenes crecientes, tampoco hay que exagerar. Que reduzcan la presión de las ruedas para que el vagón baje un poco y santas pascuas. O que les quiten el techo, los dejen descapotables, los pasajeros se agachen, y asunto arreglado. Aunque con lavar en caliente los convoyes, y centrifugar, creo que valdría. Encogen fijo. Llegados a este punto, yo lo que les recomendaría es que se aseguren que en los tanques que manden a Ucrania, por lo menos, el cañón tenga agujero.

    Baja Cibeles, que sube Ayuso

    Por si alguien ha estado incomunicado, informar que la semana pasada Ayuso recibió en la Complutense la distinción de alumna ilustre, una operación de propaganda y autobombo a mayor gloria de la presidenta de la Comunidad de Madrid. Y cuando creíamos haberlo visto todo, llega la lideresa y dice que ella se independizó “con un sueldo de becaria (como siempre nos ocurre a los periodistas) y aunque pagué varias veces las tasas de doctorado, no pude hacer la tesis porque tenía que trabajar para pagarme una habitación”. Literal.

    Eso sí, lo llevaba todo bien escrito en un papelito. ¿Cómo es que la ilustre alumna tiene que leer su propia vida? ¿Qué pasa? ¿Qué no se la sabe? A esta mujer le quitan de la ecuación a Sánchez y la chuleta, y se pierde. Pobre niña pobre. No ha contado que tuvo que irse a la Cañada Real y se calentaba con cerillas, que comía en un comedor social y vestía ropa de Cáritas. Y es que lo dijo así, en plan dulce y cándida virgencita…

    Pero la resaca de la distinción fue in crescendo toda la semana porque la ínclita acusó a Pedro Sánchez de “mandar gente a mis actos para asustarme”. “De aquí al 28 de mayo veremos cosas que nos helarán la sangre”, dice. El grado de victimismo de esta señora roza el delirio. Cuando protestan contra el PSOE es sinónimo de libertad, y prueba del hartazgo de los ciudadanos. Cuando protestan contra ella, son comunistas bilduetarras. ¡Qué pereza! Cibeles bájate, que sube Ayuso.