L@s becari@s y sus culos (con perdón) ingrávidos

Como cada verano, y les juro que van casi veinte, dedico unas líneas a los becarios/as. Y no para hablarles de sus cualidades. Me temo que más bien me quedo en lo superfluo, en cómo cambian tendencias, y modifican hábitos estéticos.

Cuando éramos unos horteras sin fronteras, me acuerdo de la época en la que parecían recién llegados de Magaluf. Imagínense; poca ropa y mal puesta. Pero ha habido de todo. Echo la vista atrás y rescato alguna choni con pechuga de plastilina, escote profundo cual catarata y tacones que podrían perforar un túnel de metro. Porque a medida que la menda se achica, y ellos y ellas se crecen, han pulverizado el dress code.

Evoco cuánto me impactaron los shorts masculinos. Antes de la eclosión de señores en pantalón corto, empezaron a llegar chavales que enseñaban las canillas sin pudor. Y que calzaban chancletas aunque fueran a un acto de ringo rango en el Guggenheim. Como ya soy una porcelana de la dinastía Ming, hubo un año que no olvidaré: aquel en que me costó reponerme a la visión de la hucha peluda de algún hipster que se agachaba y enseñaba carne en el mostrador de la impresora. Tuve que pagar un psicólogo para volver a mirarle a los ojos en lugar de a la parte baja de la espalda.

Más tarde explosionaron los tatuajes. Teníamos más maras que en El Salvador. Ahora, lucen mucho más glamour aunque lo acompañen de calcetín blanco de deporte. Así que… sucumbo a sus culos ingrávidos y me dejo llevar.

ChatGPT, el perfecto cuñado

A estas alturas, me temo que el famoso ChatGPT debe saber ya hasta mi talla de bragas. Domina tanto mi vida íntima que conoce que uso una M, pero que con la XL respiro mejor.

Hasta el año pasado, no había ni oído hablar de esta plataforma de inteligencia artificial, pero en apenas unos meses copa páginas de periódico, blogs, redes y no hay bicho viviente que no sepa algo de un robot capaz de mantener todo tipo de conversaciones y contestar cualquier pregunta, y que puede hacerte creer que, al otro lado, hay un ser humano.

Me da que se parece mucho al perfecto cuñado, es decir, aparenta saber de cualquier tema, y en una conversación superficial puede resultar convincente, pero si le pones trampa, se ve el cartón. Además miente. Creo que no lo hace a propósito, pero miente. De una forma sutil, verosímil y disimulada la mayoría de las veces; descaradamente, otras. No es de fiar. No solo responde dudas, te hace recomendaciones de música, de libros, te explica las cosas como si tuvieras diez años…

Me da grima. No necesitamos un tolosa que nos devuelva información a saco, censurada bajo el yugo de lo políticamente correcto. Aunque, desgraciadamente en el terreno periodístico, debemos asumir que escribe textos a la velocidad de la luz, e incluso quizá sean buenos. ¡Pero ojo que esta columna es propia! Dudo mucho que el chatbot incluyera asuntos de lencería. Creo que de sentido del humor no va sobrado.

Froilán, en pleno ‘clímax’

Definitivamente, nos extinguimos. Froilán I de España y V de Abu Dhabi va a ¿trabajar? en la organización de una cumbre sobre cambio climático de la ONU. ¿Qué puede salir mal estando detrás un cayetano que vive a todo trapo entre yates, vuelos privados y fiestas? ¡Viva la huella de carbono!

Había que colocar al zángano real. Y su jefe, el sultán Ahmed Al Jaber, ha depositado tal confianza en Froilán el crápula, que le ha encargado preparar uno de los eventos más importantes de la ONU. Bueno, igual el chaval se cree que Naciones Unidas es el nombre de un pub. Froilán, en pleno clímax.

Además, destaca la presencia de una empresa petrolera en el chiringuito. Sí, han leído bien, una firma de combustibles fósiles apoyando una cumbre para combatir el calentamiento global en Emiratos Árabes. Todo muy lógico.

Con su brillante curriculum como DJ, Felipe Juan Froilán de todos los antros, probablemente se crea que la economía circular es hacer un trompo con un cochazo de 300 caballos. Ver para creer. Si él está capacitado para trabajar en la Cumbre del Clima, su hermana Victoria Federica ya está lista para dirigir la próxima misión a Marte.

Quizá esto sea el inicio de una carrera de altos vuelos para el nieto de Juancar, el bribón. Acostumbrado a lidiar en los entornos hostiles de las discotecas, el próximo encargo podría ser la mediación entre Ucrania y Rusia. A buen seguro, la intervención de Felipe Juan Froilán de todos los Rambos marcará un after y un después.

Y el txupinazo de Sanfermines lo lanzará… ¡¡¡¡Pedro!!!!

Querido guaperas: Sólo dos líneas para confirmarte que esta semana has conseguido cabrear a la media España, que todavía te soportaba, por chafarle las vacaciones.

¿De verdad tenías que azuzar el santo grial de un español de a pie?, su descanso en Benidorm. Has despertado el avispero de todo ciudadano de bien, que la tercera semana de julio solo quiere tirarse a la bartola. Y en vísperas de un puente, el de Santiago. Sacrilegio.

Después de la tómbola del 28-M, ahora te toca anunciar las rebajas de julio. No sé. Ofertas 2×1, cheques descuento, sueldos Nescafé, toallas y palas para jugar a pie de urna. Mejor aún, abre las piscinas públicas para depositar el voto. «Consiga su colchoneta, y de paso, una papeleta y una foto de Sánchez en el Falcon».

Tranquilo. Que como a ti, no te torea nadie, seguro que puedes dar el txupinazo en San Fermín, y ahí te metes a la gente en el bolsillo. Un cambio de tercio, y listo. Si los votantes del PSOE confíaban en Felipe, con su jeta de jarrón chino, o en Zapatero, que parecía Mister Bean, cómo no van a apoyarte, con lo guapo que eres y esa planta qué tienes. Y buena persona, oye, que le has subido el sueldo hasta las cebras del zoo, invitas a los mayores al cine por dos euros, y quieres regalar pisos. Por eso irán a votar, eso sí con bañador, y gafas de buceo.

¡Qué delicia va a ser echar el día en algunos colegios un 23 de julio! Va a haber más grados que escaños. ¡A ver quién abre ese día las puertas del infierno!

Tamara et Voilà

La tragedia costumbrista de la alta sociedad tiene estos días una protagonista indiscutible, Tamara Falcó, que se ha quedado en pelotas a cincuenta y tantos días de su boda. Sí, señores y señoras, son estos dramas del primer mundo en los que la gente habla de cómo la aristócrata se queda sin vestido de novia a las puertas de un enlace que fue cancelado, aplazado, y ya históricamente gafado.

Primero por unos cuernos del novio que ella no aguantaba ni aunque fueran de un “nanosegundo en el metaverso”. Pero un milagro navideño permitió la reconciliación. Y, una vez tolerados a base de rezos, misas y novenas del susodicho, Tamara se cae y se hace un esguince en el programa ese de la tele donde la tienen de mascota.

Para colmo de males, ahora la deja compuesta y sin vestido una marca de moda bilbaina. Al parecer, el traje se acercaba demasiado a “diseños ajenos a nuestra firma”. Pobre niña rica. Aquí van a vender y hacer caja hasta del paje de los anillos. La marquesa de Griñón había pedido señales a la Virgen (fue a Fátima a encomendar su futuro matrimonio) y para saber si Íñigo Onieva era su hombre de verdad, pero no pilla ni una.

Primero se quedó compuesta y sin novio y ahora está compuesta y sin vestido. Entre los cuernos y la frivolidad de su catolicismo, parece que Tamy quería un vestido Rolex al precio de un Casio. Súper osea. Seguro que el día de la boda (el 8 de julio) en su Palacio de El Rincón, llueve… Onieva.