Anatomía del Borbón

Sin los libros no existiría el cine, de los que han nacido inolvidables historias, palabras en movimiento. Es una relación compleja cuyos frutos son buenas películas a partir de libros malos y pésimos filmes de buenos relatos. Lo mismo ocurre con las series, de manera que el oficio añadido del escritor es ser guionista de cine y televisión. El premio Planeta 2023 Las hijas de la criada, de Sonsoles Ónega, ya se ha estrenado y es probable que el ganador de este año, Vera, una historia de amor, de Juan del Val, corra la misma suerte, pues ambos son folletines, como la tragicomedia de Mazón y Vilaplana. 

Al mejor novelista español actual, Javier Cercas, a quien habían llevado al cine su maravilloso relato Soldados de Salamina, le han adaptado ahora Anatomía de un instante en una soberbia producción de Movistar+ en cuatro capítulos. Es la oscura historia del golpe del 23-F y la explicación, más plausible que especulativa, del liderazgo del rey Juan Carlos en aquella trama cuartelera no tan fallida. El contexto es el fraude de la transición, diseñada por dos falangistas (Suárez y Torcuato) y el heredero de Franco para acomodar los poderes militar, económico y judicial de la dictadura a un nuevo y vigilado orden, cuyos males padecemos 50 años después. La interpretación de Eduard Fernández encarnando a Santiago Carrillo es impresionante.

¿Harán una serie o quizás un documental con el libro de memorias del Emérito? Lo dudo, porque se sabe que está lleno de embustes y es un personaje odioso. Al Borbón le protegen de su carrera corrupta y enriquecimiento ilícito la Ley de Secretos Oficiales, que data de 1968, la derecha lacaya y una mayoría social sumisa ante la siniestra impunidad de su Jefe de Estado. En fin, regalen libros y vayan al cine esta próxima Navidad.

JOSÉ RAMÓN BLÁZQUEZ

Ayuso ama a Rasputín

Hay momentos, señora Ayuso, en los que hay que elegir entre identidad y oscuridad. Está usted en la misma circunstancia que Aznar cuando despachó a Miguel Ángel Rodríguez (MAR) como su portavoz o que Pedro Sánchez al quitarse de encima a Iván Redondo como jefe de gabinete. En toda gestión llega el momento crítico de cesar al cargo de confianza que trafica con su exceso de poder y su alienante influencia. No puede permitir, por autorespeto, que la suplanten. Si estuviéramos en la Rusia prebolchevique diría que hay que parar a Rasputín, deshaciéndose de MAR, antes de que este profesional de la mendacidad termine por llevarla a la total putrefacción.

He conocido a gente como MAR, tumor de dirigentes que infectan sus mensajes. Están en las instituciones revoloteando sobre las cabezas de sus jefes que les otorgan la capacidad de hablar por ellos, como si esto no tuviera mayor importancia. ¡Qué peligro! MAR es de la peor especie, un maquiavélico falangista. Los buenos profesionales ayudan a ensanchar vínculos plurales; pero Rodríguez “pelo blanco” solo le brinda propaganda agresiva, obuses retóricos y sórdidas conspiraciones que la reducen a la caricatura. Su Rasputín ha llevado al Tribunal Supremo a premiar el bulo coincidiendo con el 20-N. Le ha contagiado un estilo atrabiliario de hablar que inspira rencor y vergüenza ajena. Y todo porque a su comunicador le seduce gozosamente hacer de usted su alter ego.

La veo por la tele y observo que habla por boca de ganso. El farsante vocero la ha convertido en su pinganillo. Es hora de liquidar a Rasputín Rodríguez y de paso a Rasputina Esperanza Aguirre que la considera su sierva política. ¿Prefiere parecerse a Mariló Montero? A la presentadora navarra nadie le dicta sus tonterías y es capaz de ganar un MasterChef.

JOSÉ RAMÓN BLÁZQUEZ

Lujo para dos genios

Uno de Nueva Jersey, el otro de Nueva York, 79 y 83 años, dos genios, dos historias de rock y cine, Martin Scorsese y Bruce Springsteen que, por casualidad, coinciden en las pantallas con una película intensa y una serie de lujo, indispensables para comprender el alma de nuestra época. Así como el pasado año llevaron los inicios artísticos de Bob Dylan a un film nominado a los Oscar, esta vez le toca a Springsteen: Deliver Me From Nowhere, adaptación del libro de Warren Zanes sobre la grabación del mítico álbum Nebraska a principios de la década de los 80. Comienza con la dura infancia del Boss y los maltratos de su padre, con quien tuvo un vínculo complejo que marcó su existencia. Grabado en la habitación de su casa en una cinta casera, es la divisoria entre el fin de una etapa y el comienzo de otra, oscura y angustiosa en la que aparecen sus dramas íntimos y la depresión. Tras superarla, su carrera fue meteórica, pasando de cantar en salas de mala muerte a grandes conciertos y el brutal Born in the USA. Esta es su poderosa leyenda.

Al cineasta neoyorkino le homenajean por todo lo alto en la serie Mr. Scorsese, producida por Apple+ en cinco episodios que cuentan, al mismo paso, su vida y su obra. Sus películas son el fruto de miedos e iras, pero también de ensoñaciones y sus mujeres. Una de ellas, Isabella Rossellini, califica a Scorsese de “cuerpo pequeño y asmático” y “un santo peccatore”, por sus andanzas entre la fe católica y sus vicios como la cocaína que casi lo mata. Por su subversiva creatividad encajó mal en Hollywood, que solo le ha concedido un Oscar. De su alianza con De Niro y Di Caprio, italoamericanos como él, han salido sus mejores historias. Son cinco horas de arte y realidad en una fusión total, sin concesiones. No se la pierdan. 

JOSÉ RAMÓN BLÁZQUEZ

Historia de dos cobardes

Las historias del capitán Schettino y el presidente Mazón (¿aún lo es?) se parecen mucho. El 13 de enero de 2012, el crucero Costa Concordia naufragó frente a la isla de Giglio, en aguas toscanas, causando 32 muertos y el siniestro total del buque. Francesco Schettino, contra la dignidad de su rango, abandonó la nave mientras los pasajeros se ahogaban. Con él viajaba de polizona una mujer moldava. Fue sentenciado a 16 años de prisión. El 29 de octubre de 2024, la Comunidad Valenciana sufrió una trágica dana por la que murieron 229 personas y llevó a la ruina a decenas de miles de familias y haciendas. Y mientras la gente se ahogaba, el presidente Carlos Mazón comía y bebía ¡durante cuatro horas! con una periodista en el restaurante El Ventorro, indiferente a las víctimas y eludiendo tomar decisiones urgentes que salvaran vidas. Aún no ha sido procesado por su negligencia criminal y ha tardado más de un año en dimitir -malamente- tras numerosas mentiras y evasivas.

Schettino y Mazón son dos cobardes despreciables. Cuando debían estar liderando sus emergencias, huyeron como ratas. Schettino dijo que el choque le arrojó al puerto y Mazón manifestó estar incomunicado. Todo falso. Mazón y Schettino ya son parte de la historia universal de la infamia. Junto a ellos, arrastraron a dos mujeres: Domnica Cemortan en el crucero y Maribel Vilaplana en el restaurante. Pagan la pena de telediario y la ponzoña de las tertulias. El machismo hispano, tan ruin como tóxico, se ha cebado en Vilaplana y, aunque ha gestionado con torpeza su comunicación, no merece este calvario. Schettino sigue en la cárcel. Mazón se librará, arropado por la tribu inmoral de Feijóo y protegido por la justicia española que, como proclamó Juan Carlos de Borbón, es igual para todos. Sabrá él.

JOSÉ RAMÓN BLÁZQUEZ

Cuatro maneras de mentir

Memoria y recuerdos son conceptos distintos. Memoria es gestión de la experiencia para conservar lo valioso y deponer sus residuos, mientras que los recuerdos son pirotecnia, casi siempre averiada, como consuelo para eludir la realidad pasada y presente. España es de nostalgia barata y mal olvido. Mucho de esto se observa en la serie documental La última llamada, de Movistar Plus+, en cuatro capítulos y más de cuatro horas de recuerdos resabidos y resabiados, con multitud de anécdotas y apenas sustancia de los expresidentes González, Aznar, Zapatero y Rajoy.

Todo es lujoso para un empeño adulador: despachos de caoba, luz cálida y tenue, espeso maquillaje e imagen saturada para disimular la decadencia de los cuatro mandamases. Y preguntas amables e invitados aún más favorables, salvo la presencia del delincuente Sarkozy. Felipe González exhibe su ilimitado cinismo y, en su soberbia, se jacta de haber perdonado la vida a la cúpula de ETA cuando los tuvo a tiro, sin por ello dejar de ser el señor X del terrorismo de Estado, con sus GAL, Barrionuevo y Galindo. Aznar es la absoluta mendacidad, imitador de Fraga, que miente hasta la arcada sobre la guerra de Irak y el 11-M. Zapatero muestra una presunción sin mérito, porque sus años de gobierno terminaron en un tsunami ruinoso. Por último, Rajoy, el fracasado, el gallego de los mil complejos que, para disimularlos, se hace el gracioso y tan patético que acabó en el estercolero político con toda su corrupción a cuestas.

En esencia, La última llamada es un puñado de historietas de cuatro desmemoriados. Su contrapunto es El país de las 6.000 fosas, un extraordinario trabajo sobre los fusilados de la guerra y el franquismo y el proceso de su exhumación, obra de La 2 y Canal 24 h de TVE. Auténtica y digna memoria.

JOSÉ RAMON BLÁZQUEZ