Permítame que insista: los debates electorales están sobrevalorados. Interesan a los medios más que al electorado, no son decisivos como afirman falazmente las cadenas de televisión; y, lo que es más perverso, promocionan a los líderes mediocres con habilidad para la refriega verbal. La experiencia me dice que los mejores políticos no son los más virtuosos en comunicación. Las instituciones españolas, instaladas en una crisis de credibilidad, creen que la televisión les salvarán del descrédito, a costa de hacer un poquito el ridículo. Hay nuevos formatos para consolidar la política espectáculo, mientras los candidatos escapan del auténtico plató: la calle. ¿Qué tiene de importante la tertulia del 13 de junio con los cuatro aspirantes a la Moncloa? Casi ninguna. A lo más, el éxito de la televisión en su papel de intermediaria. Mueve a la risa que se pueda dar valor a esa simulación teatral en la que a cada uno le preparan para recitar un papel de conveniencia y donde todo está previamente calculado. Hay menos autenticidad en un debate electoral que en un casting de fantasmas.
Cuatro hombres frente a frente: Mariano, Pedro, Pablo y Albert. Ninguna mujer, ya es mala suerte. Para remediarlo, con esa inspiración demagógica que ilumina a los programadores, Antena 3 ha organizado para la primera noche de campaña un debate con cuatro mujeres: Andrea, Margarita, Carolina e Inés. ¡Qué bonito! Ya tenemos la sección femenina del 26-J. Para que no digan que no se cuenta con las mujeres. Para que nadie de queje de la disparidad de derechos. Habrá un debate en rosa antes que el debate en azul. Ahí está la tele, al rescate de la realidad, porque a ninguno de los “cuatro grandes partidos” se les ha ocurrido presentar a una señora para presidir el Gobierno.
No sé qué es más patético, si el propósito banal de Antena 3 o el entusiasmo de las cuatro damas por concurrir a este campamento de verano de la sección femenina, cuyo mejor moderador no sería el previsto, Vicente Vallés, sino Elena Francis, precursora del feminismo patrio.
Muy interesante reflexion.
Entiendo que es un debate sexists Algo increivle que suceda esto en el siglo XXI. inconprensible que haya un debate de hombres y otro de mujeres.
No entiendo cimo esas mujeres sucumben a ese juego tan machisra.
Muchas felixidades por su axertado arriculo.