Telecinco tiene muy mal perder, como cualquier italiano. Acostumbrada a ganar mes tras mes desde hace años, se le ha atragantado el fracaso de su serie La verdad, estrenada el pasado lunes, en la misma semana que Antena 3 le superó ampliamente con La catedral del mar. Hay un millón de espectadores de diferencia entre ambas, lo que equivale a cinco puntos porcentuales de cuota de pantalla. Un rejón en todo el espinazo de Vasile. ¿Y qué esperaba, don Paolo, de un guion tan disperso y un personaje central, Paula García, retorcido, inverosímil y del todo previsible? No hay historia que garantice el éxito, ni tampoco un plantel de intérpretes que soporte un mal relato.
Mediaset cree en la baza superficial de Hollywood, según la cual los actores y actrices de moda son garantía de triunfo. Pues no. A Lydia Boch se le cae su papel de madre atribulada y nuestro Jon Kortajarena es el menos indicado para encarnar al policía-portavoz Egia (¡mira, verdad en euskera, como el título de la serie, qué gracioso!) con el que se muestra artificial en la imagen e incoherente en la acción. El serial es un troncho pretencioso que irá dejando espectadores y respeto narrativo en su camino hacia un final que quizás no lleguemos a ver.
De una novela épica como La catedral del mar, de Falcones, se podía esperar mucho y verdadero. Reconozco que tenía mis dudas sobre la oportunidad de su estreno, pues se trata de una epopeya catalana, de libertad, amor y venganza y no están los españoles predispuestos a aceptar héroes y rebeldes, ni siquiera imaginarios; pero la producción es magnífica, con la categoría del mejor cine, y los protagonistas remarcan su dureza y sacrificio al gusto popular. La arriesgada y costosa apuesta de Atresmedia tiene su recompensa y le permitirá equilibrar en junio y julio la atroz competencia del Mundial de Rusia, en manos de su rival. España se olvidará de la moción de censura, la corrupción y las pensiones y se refugiará en la matraca del fútbol para compensar su menguada autoestima. Por Dios, que pierda la Roja.
Me ha parecido muy interesante su artículo abordando el tema de la nueva serie de la catedral del mar..
Un libro que tuvo un éxito muy grande y por lo tanto fue muy leído.
La serie refleja en ese primer capítulo muy lobrego todo lleno de penurias tristezas y dramas muy propio de aquella época de cuándo se empieza a construir la catedral del mar. Actúan bien pero con excesivo dramatismo. Buena producción pero dada la época también refleja mucha oscuridad.
La serie de la verdad no me gustó nada muy mala.
Muchas felicidades por su artículo y por acercarnos a este gran mundo de la televisión también un tanto mafioso y por lo tanto un lobby.
La Catedral del Mar: excelente puesta en escena. Buena historia. Interpretación exagerada, previsible.
Todo ello muy habitual en las producciones españolas: Mucha calidad en la parte artística: escenario, vestuario fotografía. Pero guion, interpretación y montaje, sin altura. Poco que decir y alargado, muy mal expuesto y muy mal montado: Por ej,. la muerte del padre del protagonista, en el 1er. capitulo, muy elidida. Sólo te enteras en el entierro, mientras los diálogos parece hechos para niños.
Quizás tengas razón, Esnepel, pero lo dialogo proceden del libro.
Esto de las series se pueden ver por TV o por ordenador?
La que yo veía era en húngaro en TV, «The Good Wie», pero ya hace años que no veo series ni nada. No es que sea un ermitaño, sigo en contacto con las cosas mundanas, pero menos de ficción que de la insoportable realidad del cambio social hacia el abismo en el que estamos.
También sigo las noticias que veo en internet. Así, el verde de la corbata no es de «esperanza» (pero cómo se puede ser tan infantil o cursi para imaginar tal tesis?) ni significando «V.iva E.l R.ey D.e E.spaña» (pero cómo va a decir de sí mismo «Viva el Rey de España» quien lo es, pero cómo se puede aventurar semejante sinsentido?), como sostienen algunos periódicos de uno u otro palo.
El verde de la corbata es del de la Guardia-civil, cuyo capitán general se llama Felipe Borbón.
Y por supuesto lo es también el de la presidenta del congreso de los diputados que se deja ver en la misma foto y lo era también el del día anterior cuando lo llevaba a modo de advertencia Rajoy en su corbata cuando salió a defenderse panza arriba.
«Nosotros tenemos a la Guardia-civil (90.000 disciplinados militares profesionales adoctrinados en el ultranacionalismo rojigualdo) y a los aparatos reales del estado, los jueces y fiscales, que son de nuestros partidos (para eso los nombramos nosotros), que en última instancia nos obedecerán a nosotros por una razón de estado y «nacional» suprema. »
Y continúan diciendo, sin necesidad de articular palabra:
«Tienes dos opciones: a) Hacer cosas que te pidan quienes te han elegido simplemente porque te gusta eso de seguir siendo «presidente» y que no nos gusten nada y por lo tanto arriesgarte a devenir un segundo Puigdemont, que también es tan legítimo presidente o más que tú (a ti ni siquiera te ha votado nadie) y mira lo que le ha pasado; b) Disolver las Cortes y convocar elección para que las ganemos nosotros con Primo de Rivera -o ya se verá en todo caso lo que se hace. Así que ni se te ocurra moverte de donde estás, muchacho, que además tú siempre te has portado bien. Estamos preocupados, sí, apenas podemos ocultarlo (mira nuestras caras), no sabemos cómo podríamos justificarnos en el exterior, ahora que además llovería sobre mojado, pero no nos importa que nos calen ya del todo y haremos lo que tengamos que hacer como hemos hecho siempre. Te queda claro, verdad? Claro que sí! Lo ves! Eres listo, muchacho! Buen chico.».-
Por lo visto las enmiendas del Pepé al presupuesto hispánico que tanto gusta al PNV y a Primo Rivera no afectarán al AVE radial madrileño a su paso por el País Vasco (que por otro lado es la gran mayoría del dinero).
Joder, nos vamos a forrar los vascos!
Bienvenifo Mr. Marshall!
Gracias, PNV!!!