Con el mundo patas arriba y el corazón en un puño, cualquier cosa que diga sobre la industria del entretenimiento suena a frivolidad. No estamos para finuras en medio de una pandemia global y el insufrible arresto domiciliario. ¿Quién fue el asesor de la Zarzuela que tuvo la genial idea del mensaje real? Resultó ofensivo. Por su oportunismo vacío y la ridícula teatralidad del monarca. Y todo en medio del escándalo de corrupción que sacude la corona española y de la que no hizo la menor referencia. ¡Hay que ser cínico! Fue pertinente que ETB no lo transmitiera, provocando que la comparecencia tuviera en Euskadi una audiencia muy inferior al resto del Estado, ese margen de dignidad que expresa nuestra lejanía de España.
¿Y qué papel está jugando la tele en esta crisis? La dimensión informativa es agobiante. Las cadenas deberían darnos un respiro y no tanto el recuento de infectados y muertos a cada instante. Hace falta una programación diferente en películas, series y conciertos que sustituya a la anterior al coronavirus y adaptada a las necesidades emocionales de la gente. Movistar+ ha decidido motu proprio regalar a sus clientes 30 canales adicionales durante un mes. ¿Y las demás plataformas? Todo lo contrario, han aprovechado la demanda de distracción casera para incrementar su negocio, además de emitir en baja resolución para no colapsar la red.
Y justo hoy, 24 marzo, llega Disney+ con un catálogo apabullante y una oferta de 5 euros mensuales que va a revolucionar el mercado. Por su lado, HBO ha estrenado La conjura contra América, basada en la novela homónima de Philip Roth, una historia alternativa de Estados Unidos con un presidente nazi, el aviador Lindbergh, cuyo discurso aislacionista recuerda a Donald Trump. Cambien los contenidos, por favor. Ahora toca resistir y sobrevivir contagiándonos de lo bueno.
La TV juega a lo que habéis votado vosotros del PNV. A una cuadrilla de sinvergüenzas que solo miran por su propio interés. Solo hay que ver EITB para darte cuenta que Franco ha vuelto.
Hay que ser bobo…
Este monigote monárquico formateado por militares en cada intervención pública muestra su incapacidad, por lo que debería ser retirado. Al ataque ERC y demás