Junto al drama humano de los muertos, tantísimos, y de los contagiados y su angustia, aparece la sociología -o psicosociología- de las conductas de la gente en esta crisis inédita. Reflejan, como ya se ha dicho, lo bueno y lo malo de las personas, el heroísmo y la mezquindad.
A mí no me interesa censurar lo que haga la gente en esta hora. Eso que lo hagan los curas y los sumos sacerdotes de lo moralmente correcto. Me siento cercano de quienes, sin causar ningún perjuicio, sin molestar, tratan de evadirse de la prisión de un confinamiento insoportable. El pecado hoy es ese: escapar en posible, transgredir, rebelarse contra policías y militares, contra la autoridad que abusa.
Ha nacido en este tiempo asfixiante la policía de los balcones, los espías de las ventanas, los chivatos del vecindario, que te abroncan o denuncian si te atreves a escapar del cautiverio común. Y sale la vecina por su ventanuco (cotilla de Sálvame, la vieja del visillo) a reñirte a gritos porque estás en la calle. Es la vigía, la delatora de la autoridad, que hace cumplir el nuevo sexto mandamiento de no salir de tu escondrijo. ¡Lacaya servil y rastrera!
En Alemania del Este la Stasi, policía del régimen, convertía a los vecinos, los compañeros, los padres y los hijos en espías de la dictadura. La película “La vida de otros” lo reflejaba fielmente. En Cuba, el taxista, la portera y el camarero son los chivatos del castrismo. De repente, ha surgido nuestra Stasi, delatores del vecindario. La mezquindad que ya existía, ahora campa a sus anchas.
En Sestao, Bizkaia, un bar ha sido denunciado porque abría a sus clientes mediante una contraseña. Un vecino soplón, digno de la Stasi, llamó a los municipales. En Getxo, un señor que se desplaza en bicicleta a trabajar emplea tres horas en el recorrido, es decir, se da un buen rodeo, lo que ha valido una multa.
A San Juan de Gaztelugatxe, entre Bermeo y Bakio, un lugar que ya era de película antes de ser escenario de película, acuden jóvenes a disfrutar ahora que no hay turistas. Y les echan y multan. En Barakaldo, la policía sancionó a una pareja que se hacía el amor dentro del coche en un parque alejado. En Bilbao, gente mayor sale de noche a pasear en la seguridad de no ser vistos. Y así, otros muchos usan el ingenio para gozar de un rato de libertad.
Tengo una propuesta para Sánchez y el Lehendakari. Dadas las circunstancias, creo que deberían, al final de esta maldita cuarentena, declarar la amnistía para todos los sancionados por saltarse las reglas. Tengan en cuenta que escasean los espíritus rebeldes y que deben ser promovidos en una época de espías y chivatos. Seamos una sociedad decente, respetuosamente romántica.
Lo siento señor Blazquez, pero me parece una irresponsabilidad decir eso en estos moentos. Entiendo que haya gente a la que le resulte muy difícil quedarse en casa, pero es una cuestión primero de responsabilidad y luego de solidaridad. No se pueden permitir determinadas conductas irresponsables que luego las pagan los demás. Está muriendo gente, mucha gente. Esto es serio. Debemos en estos momentos ser disciplinados. Luego ya llegarán los tiempos de sair a la calle y disfrutar.
Las policías no lo pueden controlar todo, por tanto creo que es un deber ciudadano estar atento a quienes se saltan las normas, que son para TODOS, y evitar la propagación del virus y con ello el alargamiento de la situación de confinamiento.
Un saludo.
Disciplinados sí; siervos, no
Mezquindad es haber apoyado el gobierno actual de España y haber quitado a otro que tenía una mayoría. Ahora me alegro de que el PNV esté «mosqueado» con el «Mentiroso» y con «Fumanchú», os lo merecéis. Todo el mundo veía que ambos son personas sin ninguna fiabilidad, pero no, los de tu cuerda con tal de tener una imbecilidad de transferencia que no beneficia al pueblo vasco sino a vosotros y vuestras amistades, erre que erre. No sabéis el daño hecho y el que puede venir como nacionalicen algo, el principio del fin. Debéis promover una moción de censura e instaurar la razón de nuevo.
Acojonado
Estomago agradecido¡ ¡ ¡. Vete donde Urkullu corriendo a contarle cositas.
De acuerdo, pero esos señores si cogen el virus no se les atiende ni se les ingresa en centros ni a los que conviven con ellos
Que los meta en su casa
Ya, «espíritus libres». Como J.M. AZNAR, el «protorebelde», con su famosa salida de: «A ver quien me tiene que decir a mí a la velocidad que tengo que ir o si me tomo o no un par de copas de vino». Esto es muy serio, Jose Ramón, bromas las justa.
No estoy de bromas. No sola la salud, también la libertad está en juego. Los militares ya están en las calles.
Pero…romántico y rebelde….será…si hay riesgo de sanción ¿no?
El romanticismo y la rebeldía radican precisamente en la transgresión. Y no hay transgresión ni rebeldía si no se arriesgan a ser sancionados por saltarse una prohibición.
Porque, si se nos pide, por el bien de todos, especialmente de los más vulnerables, que nos quedemos en casa para evitar contagios que a su vez produzcan otros contagios…y al final provoquen la muerte de personas como los padres de tres amigos míos que han muerto, en soledad, en la última semana (no los conocía a ellos, no es por hacerme la víctima, es por señalar que no hablamos de estadísticas, que es gente real, de nuestros entornos)…y lo dejan a nuestro libre albedrío, sin amezana de sanción, el que decide que su amor (se conoce que su amor vale más que el que tienen por sus padres o abuelos quienes los están perdiendo) o sus ganas de tomarse una copa con los amigos..o de hacer su running no es un romántico ni un rebelde…sino un irresponsable en el mejor de los casos o un miserable egoísta en peor de ellos.
Las razones de las restricciones están claras y justificadas para el que quiera entenderlas. Y la razón de las sanciones es la certeza de que o sea hace así o se llenan las calles de bares «clandestinos» y de románticos…y eso cuesta vidas de personas reales y lleva al límite a quienes están cuidando de nosotros.
Así que el que quiera ejercer de romántico y rebelde tendrá que asumir el precio de serlo…porque sin el riesgo de ese precio…no es ni lo uno ni lo otro.
Y no se trata ni de espiar ni de chivarse. Yo ahí no me meto porque desconozco totalmente las circunstancias y razones de cada persona con la que me cruzo por la calle cuando yo también salgo.
A los que les toca controlar eso…les ha tocado una ingrata tarea. Y complicada. Y meterán la pata. Por eso sería bueno no ponérselo difícil. Y si con todo y con eso…alguien no puede reprimir su espíritu libre y le «pescan» y la sancionan…pues tampoco le van a condenar a cadena perpetua. No le va a pasar nada. Que apoquine sin aspavientos los 600 € que le cuesten sus ansias de libertad o su postureo. No es un alto precio. Mucho más bajo que de la la vida de una persona.
Los románticos siempre fuimos los primeros en caer, la primera bala de la batalla fue para nosotros, todas las críticas y desprecios de los bien pensantes y los sumos sacerdotes. Somos enemigos de la autoridad, molestamos, no somos siervos. Y así tu texto, Larry, es ejemplo de la vieja derrota de los románticos. Pero, qué le vamos a hacer, seguimos.
Pues muy heroíco y emotivo todo…pero aquí no hay balas que valgan sino puede que un rapapolvos y a lo sumo una recetita de unos 600 euros.
Vamos…que os estáis volviendo los románticos bastante prosaicos.
Como decía…y por poner ejemplos concretos..si yo estos días me estuviera yendo al bar aparentemente cerrado y estuviese entrando con una contraseña para tomarme mis rebeldes copitas…se me habría caído la cara de vergüenza al llamar a mis amigos que han perdido a sus padres a causa del virus.
Rebelde y romántico será quien se salta las prohibiciones impuestas por la autoridad o un régimen con la intención programada de imponer un control social…poar razones ideológicas.
Teorías conspiranoicas al margen…maldita la gracia que les hace a las autoridades todo esto que se los ha a llevar por delante.
La próxima vez que veas a una médico de UCI que sale del hospital para poder domir 6 horas antes de volver, suplicar entre lágrimas que hagamos caso a lo que nos están pidiendo…espero que salgas a decirle que tú eres un romántico y un rebelde…que siempre sois los primeros en caer. Te podrá explicar bastante claramente quiénes están siendo los que están cayendo.
Esa gente ni siquiera puede en muchos casos ir a dormir a su casa…ir a ver a sus familias por miedo a contagiarles al estar todo el día en contacto con la enfermedad. ¿Y tú nos cuentas que qué romántico irse de copas o a darse un revolcón porque no se puede aguantar sin ello?
Y..creéme que siento mencionar en esta ocasión el tema pero…verte posturear pomposamente de romántico y rebelde en medio de esta tragedia me lleva a preguntarme dónde estaban esa rebeldía y romanticismo cuando prestabas, por algo tan poco romántico como el vil metal, tus servicios a los continuadores de la dictadura para llevarlos al poder.