Diario de cuarentena. Día 57. Rebelión en el rancho

Dicen que la pandemia ha empujado a los animales a recuperar parte del territorio que los humanos les robamos con la civilización. Por aquí se han visto corzos paseando por las calles solitarias, manadas de jabalíes, nutrias por la ría de Bilbao. Dicen los marinos que ven más delfines por las aguas del Cantábrico y otros cetáceos, como una ballena cerca de Santurtzi. Me alegro. Hay una vida escondida que no ha muerto pese a los salvajes de aquí y de allá.

Hay un mayor número de gaviotas sobre el mar ahora que los barcos no salen ni entran. En las arenas de las playas de Donostia se pueden ver estos días aves marinas que hace mucho no se acercaban. Es un consuelo en medio del desastre, la muerte y la libertad arrebatada por un confinamiento kalfkiano e inútil.

Quizás por eso resulta que los animales domésticos también están siendo contagiados. Se han dado casos de gatos con coronavirus a los que sus dueños han transmitido la enfermedad. No ocurre al revés, las mascotas no contagian, razón de más para no tener bichos en casa. La libertad y el respeto a la vida es dejarla en paz sin pretender domesticarla.

La mala noticia viene esta vez del Gobierno. El ministro de Sanidad, el hombre de la mirada triste, ha dicho este mediodía que considera la posibilidad de autorizar las actividades de caza y pesca ya en esta Fase I del desencarce-lamiento. Matar animales por diversión es un crimen de lesa naturaleza y en absoluto es una prioridad que los escopeteros y esquilmadores de mares y ríos puedan salir con sus armas destructoras a matar sin piedad.

Así que los corzos que habían recuperado su espacio, los jabalíes y sus crías, las nutrias, los delfines, las aves marinas y las ballenas pueden ponerse a salvo antes de que esos salvajes acaben con ellos. ¡Qué injusta y absurda es la industria de la muerte en España!

En su artículo de mayo, el que escribe en El País desde hace décadas con ocasión de la feria taurina de San Isidro de Madrid, Manuel Vicent, héroe de los antitaurinos que sufrimos con cada animal torturado para el regocijo de la chusma, dice no alegrarse de que las corridas no vayan a celebrarse. ¿Por qué no festejar esta tregua para los astados? ¿Por qué no sentir alivio de que no haya derramamiento de sangre de seres vivos convertidos en instru- mentos de malvado deleite? Lo diré: ojalá esta pandemia arruine para siempre el sector de las corridas de toros y demás festejos con animales y se vayan al carajo con toda su maldad.

¿No decíamos que esta crisis debería llevarnos a un nuevo paradigma en lo social y el medio ambiente? ¿Es que la aniquilación de las especies no es contraria a la vida natural? ¿No habría que proscribir la caza, la pesca recreativa, los festejos con animales y otras prácticas brutales? ¿Si no es ahora, cuándo? Dicen que el origen del virus es la transmisión producida por comer algún animal. Puede ser. Pero, en esencia, todo empezó con nuestra propia miseria.

Un comentario en «Diario de cuarentena. Día 57. Rebelión en el rancho»

  1. La presion de ser humano a la vida silvestre tiene que ser una tortura, viene un excavadora y destruye tu hogar ti familia y al animalito. Esto espera Dios de nosotros? Esta es la ley de Dios?

    la especie humana se comporta como una plaga de langostas que agota el recurso del que se alimenta, sin piedad, con crueldad además, se divierte, acabaremos con nuestro hogar putrefacto y perecermos, eso es lo que ocurra con las plas y epdimemias como el COVID.

    Nos creíamos inmunes y le hemos visto las orejas al lobo, todo patas arrriba por un virus que tampoco es que sea letal para la gente sana, como otros.

    No nos lo esperábamos, ni un repentino cambio climático, un movimiento del eje de rotación, un variación de la radiación solar o de la órbita terrestre, un meteorito……unas onas que viene de no se sabe donde, la capa de ozono des destruye de repente…los científicos no son adivinos.

    Y CONUSLTAS MENSUELES DEL CONCRESOS Y PARLAMENTOS DE TODO TIPO A LAS CIUDADANOS DE TODO COMO EN SUIZA O ES QUE SON MONGOLOS LOS SUIZOS¡’

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