Diario de cuarentena. Día 88. Otro enemigo del pueblo

De la realidad a la literatura y de ahí de vuelta a la realidad, interpretada. Este es valor y la eficacia ética y cultural de la creación artística. Henrik Ibsen, dramaturgo noruego, escribió hacia 1882 la obra teatral “Un enemigo del pueblo”. Al menos recuerdo haberla visto una vez en una sala de Bilbao y alguna otra más en su versión televisiva en la época pleistocénica que TVE emitía su venerable programa “Estudio 1”, fallecido en 1984 y en mala hora. 

Narra la historia del doctor Stockmann, un hombre de principios y fiel a la verdad de las cosas. Regenta un balneario que supone el soporte económico de la zona. El caso es que descubre que las aguas del establecimiento están contaminadas y son un riesgo para la salud. Como es su responsabilidad, advierte del peligro. Sin embargo, las fuerzas vivas de la comunidad tratan de ocultar el hecho. Incluso su hermano, el alcalde, se pone contra él y todo el pueblo arremete contra Stockmann y su familia. Se convierte en “enemigo del pueblo” al que hay que parar los pies… y destruirle.

Pues bien, la sociedad española y sus autoridades le han dado la vuelta a la historia, pero con idéntico resultado. La figura de Stockmann es aquí el ciudadano rebelde que aprecia el peligro del largo confinamiento, el estado de alarma y sus consecuencias humanas, económicas y sociales. Todo el pueblo está a favor, pero tú no, tú estás en contra, porque no aprecias la crueldad de las medidas y el asalto a las libertades y crees que la responsabilidad individual está por encima de las medidas basadas en el miedo y el castigo. Y entonces, te conviertes en “el enemigo del pueblo”, el insolidario, el rebelde, el cabrón, el traidor. Y lo peor. Porque no sigues lo «políticamente correcto».

¿Cómo atacan las autoridades, los medios y el pueblo al “enemigo del pueblo” que hace valer su responsabilidad frente al miedo y el castigo? Te vejan, te anulan y te amenazan. Te tachan de ultraderechista, de ser de Vox, cuando todos conocen tus valores. Te acusan de seguir las ideas de Trump, Bolsonaro u otros fantoches. Te llaman asesino, porque -dicen- facilitas la propagación del virus. Te califican de mentiroso, cuando la verdad es que no niegas las medidas de autoprotección, sino la prolongación de un confinamiento bestial y todo lo que implica en el recorte de derechos. Y, finalmente, te señalan como posible culpable de que pueda haber rebrotes. Eres el malo. Y te dejan solo.

En la historia de Ibsen se pone de manifiesto que “la mayoría tiene la fuerza, pero no tiene la razón”. O no tiene por qué tenerla por el hecho de serlo. ¿La mayoría quiere un confinamiento eterno y se deja desprender de su libertad, responsabilidad y criterio frente a un poder abusivo? ¿Y quiere hacerme creer que es por mi bien? ¡No fotem! Allá cada cual; pero no me conviertan, por mi opinión, en un ser apestado y “enemigo del pueblo”. Permítame que disienta y le ofrezca la razón de por qué no quiero ser oveja de rebaño ni siervo. Permita ser yo. Permítame ser el “capitán de mi alma», como W. E. Henley. El propio Ibsen escribió que “el hombre más fuerte es el que está más solo”. 

4 comentarios en «Diario de cuarentena. Día 88. Otro enemigo del pueblo»

  1. Completamente de acuerdo con el Sr. Blázquez.

    Todo esto nos recuerda que, como dijo alguien, un dictador no es nadie sin una dictadura. Y, cuando hablamos de dictadura, pensamos en la policía, el poder judicial, los medios de comunicación. el ejército, el poder económico… Pero olvidamos al más peligrosos elemento: el ciudadano cómplice; aquél que, en lugar de cuestionar y combatir a un gobierno inepto y autoritario, se dedica a espiar a los vecinos a ver si pasean mucho o si no aplauden a la hora convenida: los que atacan a funcionarios del SEPE porque no cobran y olvidan que los culpables son la ministra y a Nuestro Amado Pedro; los que prefieren una (falsa) seguridad porque consideran que la libertad es un capricho y la crítica «ganas de complicar las cosas».

    Ésos son los verdaderos culpables.

  2. Estimado José Ramón Blázquez.

    Esta analogía es, cuanto menos, bastante desencaminada, cuando no la inversa de la que nos presentas. Ante una situación que afecta a un colectivo entero, Ackerman pretende tomar una medida colectiva que provocará grandes daños económicos. El alcalde y otros miembros de la comunidad apuestan porque las personas se arriesguen individualmente y, si eso, hagan frente individualmente a las consecuencias. Es interesante ver que en la historia el origen de la contaminación es un patógeno, lo que significa que el riesgo individual se puede convertir en riesgo colectivo.

    Por otra parte, tanto Trump como Bolsonaro están firmemente del lado de reabrir y que la responsabilidad individual haga el resto. No estoy diciendo que sus rivales, con sus manifestaciones y demás follones, no estén haciendo exactamente esto, solo señalo que, en realidad, son estos dos líderes los que están tomando la bandera del individualismo y sus derechos sobre las medidas colectivas.

    Y además, está el nada despreciable dato de que dejar a la responsabilidad individual las cuestiones de protección ha provocado ya un importante rebrote hospitalario en Basurto, con al menos un muerto. Todo ello repercutirá en mayor descalabro económico y más problemas a futuro, así que haber reabierto y dejado la responsabilidad al individuo produce, de hecho, un empeoramiento de la economía y peores perspectivas, porque el efecto de la irresponsabilidad individual se multiplica. No estamos hablando de papeles en el suelo o de saltarse el semáforo cuando no viene nadie, estamos hablando de la salud, de las vidas y del futuro económico de todos. Poner en coma inducido la economía y suspender la libertad de movimientos era una medida brutal; pero redujo los casos. Ha bastado reabrir un poco la mano para que vuelva la epidemia con fuerza.

    No espero que se publique este comentario. Solo le hago llegar mi reflexión sobre que, en realidad, está en el otro lado de la discusión. No es Stockmann. Es el alcalde que espera que las decisiones individuales basten.

Responder a Politincorr Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *