Diario de cuarentena. Día 89. Un cocodrilo en Valladolid

Lo de España es de chiste. Y hoy quiero reírme un rato de las cosas que, a veces, ocurren en este Estado fallido. Porque pone en evidencia su sociología, a medio camino entre el esperpento y la ignorancia. Como sabes, en la provincia de Valladolid llevaban seis días buscando un cocodrilo en aguas del Pisuerga. Sí, sí, un cocodrilo africano, con sus treinta o cuarenta metros de largo (eso decían las noticias), su enorme boca, su fermosa dentadura y su leyenda de animal atroz devorador que a los niños de cierta edad nos espantaba en las películas de Tarzán. Pobre bicho de mala fama.

Allí fue detrás del monstruo la Guardia Civil, que van de verde como la piel del reptil, un camuflaje que habría ayudado en la captura. Los tricornios movilizaron varios efectivos y al Seprona, unidad de protección de la naturaleza. Se lo tomaron tan en serio que acotaron la zona del río donde supuestamente se escondía el saurópsido. Nada encontraron, porque nada había, excepto las ganas de cachondeo de unos jóvenes de la localidad de Simancas, aburridos por el confinamiento y con muchas ganas de broma. Finalmente, la Guardia Civil ha recogido sus bártulos y se ha vuelto a la Casa Cuartel sin poder ejercer de héroes contra el invasor. El ridículo es mayúsculo. No, no hay cocodrilos en Valladolid, a lo más hay lagartijas y alguna rana, como las que en época infantil capturábamos los niños entre las piedras. 

¿Cuánto ha costado esta broma ibérica? Calcule el número de policías movilizados para este safari africano, los vehículos, barcos y fragatas anfibias que se han usado, las unidades especiales de caza y pesca de altura, satélites y otros dispositivos científicos, incluso la aportación de la NASA. La Guardia Civil no registrará este hecho entre sus mejores batallas. No habrá medallas, ni podrá ir Marlaska a felicitarles ahora que andaba tan enfadado con ellos.

Pero Valladolid podría explotar la leyenda del Cocodrilo del Pisuerga, mantener viva la presencia del bicho y ganar turismo, que buena falta hace en esta época de alarma y confinamiento monacal. Que hagan como los escoceses con el Monstruo del Lago Ness, un troncho monumental del que viven a cuenta del turista bobo, que en todas partes cuecen habas. Vayan haciendo sus campañas de marketing.

Este episodio estúpido me recuerda el rumor que, hace pocos años, se extendió por los caseríos y montes de Loiu, en Bizkaia, de que se ha-bía detectado la presencia de un puma. Por fortuna, no se movilizó a la Ertzaintza ni llamaron al ejército de Canadá. Y se cerró la historia. 

Cabe preguntarse si el Cocodrilo del Pisuerga era el cebo de una estrategia de distracción del Gobierno para que no se hable tanto del coronavirus y sus estragos. Tal vez el PP esté pensando en presentar una moción de censura por esta causa y Vox llame de nuevo a las caceroladas de plata de ley y palos de golf al grito de “¡Fuera cocodrilos de España!”, que vienen de África y pretenden vivir del cuento.Ha sido otro esperpento. Al menos, nos reímos. 

8 comentarios en «Diario de cuarentena. Día 89. Un cocodrilo en Valladolid»

  1. Todavía está vigente la peregrinación a Unbe tras la «aparición» a Felisa de la virgen.No era un cocodrilo pero igual la trajo la famosa paloma.

  2. Es muy fácil reírse cuando ya todo ha pasado, pero qué diríamos si hubiera sido real ?. Exagerar vende mucho, pero las noticias decían que se suponía de un METRO y MEDIO de largo., suficiente para dar un buen mordisco.
    Si se movilizan las Fuerzas de Seguridad mal, y si no lo hacen también son criticadas por poner en peligro
    Seamos ecuánimes y no aprovechemos cualquier tema para soltar bilis.

    1. Pero fue un troncho, una broma, que se montaron unos chavales. Hay que ser más listos, coño. ¿Cómo va a llegar un cocodrilo al Pisuerga? ¿Volando? ¿De un circo? España es el país donde más timos existen y donde más tontos hay. Incluso gobiernan, o llevan tricornio.

    1. Pero Imanol, qué poco original, lo de «un tal Blazquez» ya me lo han dicho un millón de veces, generalmente para ofenderme. Búsquese otro improperio.

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