Mediante la censura los poderes imponen sus límites. El País ha cancelado a Fernando Savater por sus repetidas andanadas contra el periódico. El Mundo ha echado a la calle a Jaime Peñafiel, rey del rosa, por su relato sobre Letizia de Borbón. Y Pablo Iglesias ha despedido al camarada Monedero de su Canal Red. Unos y otros, de izquierda a derecha, justifican la represión. En la tele es aún peor, con su sistémica coerción. La cadena pública RAI suprimió recientemente un programa de Roberto Saviano, célebre autor de Gomorra, por sus reproches al viceprimer ministro italiano, el ultraderechista Matteo Salvini. Los gobiernos PP-Vox están prohibiendo actos culturales y sociales en los territorios que gobiernan en comandita. En pantallas y digitales se tumban sin piedad a líderes de opinión que incomodan a los jefes con sus palabras. Hay censura porque existe la coartada de la libertad de contratación. Y a callar.
Recordemos que EH Bildu pidió la cabeza de la cómica getxoztarra Valeria Ros por “mofarse de la cultura vasca” en el formato gamberro Akelarre, de ETB2. El espacio falleció por estos dogmas liberticidas. A mí me liquidaron en una radio tras criticar la construcción de un “muro de la vergüenza” en el Puerto de Bilbao para impedir a emigrantes polizonear en ferris británicos. Me lo tomé como medalla al mérito. Antes se ocultaban culos y tetas y ahora silencian verdades turbadoras. La épica del periodismo resistente ha dado grandes películas y series, como la historia de las reporteras encarnadas por Reese Whiterspoon y Jennifer Aniston en la brillante The Morning Show. Los efectos secundarios de la censura son el repliegue intelectual de los informadores hacia la autocensura, por miedo.
También es cierto que, a veces, la censura es estupenda, como la que, en forma de moción, en 2018, tumbó a Mariano Rajoy y el corrupto PP. Cinco votos vascos fueron decisivos.
JOSÉ RAMÓN BLÁZQUEZ
El poder y el dinero no cambian a las personas, solo revelan quienes son verdaderamente…y quienes aseguran que el dinero todo lo puede, estarán dispuestos a hacer todo por dinero.
La censura es la herramienta de aquellos que necesitan esconder las verdades…y el gran problema en la sociedad es que la mayoría de la gente piensa en la injusticia sólo cuando les sucede a ellos.
Los medios de comunicación saben que tienen la herramienta perfecta para aplicar la medicina psicológica casera por excelencia y lo utilizan para los lavados cerebrales y coerciones…recurriendo para ello a la manipulación de las informaciones y a la repetibilidad incesante, hasta lograr una deformación total de la realidad entre las poblaciones.
En líneas generales es así, la censura como mordaza de la verdad.
Un abrazo.
Pues para encontrar censura sistemática no necesitas ir muy lejos; mismamente en tu diario, uno de tus colegas en blogs, aplica una feroz censura borrando sin miramiento todos los comentarios de cualquiera que le lleva la contraria o simplemente no le baila el agua; por supuesto negándose a la menor explicación de ello.
Rechazar los insultos y los ataques personales no es censura: es necesidad, no vayamos a equivocarnos
Pues no; NUNCA he insultado ni lanzado ataques personales a un articulista; te podría mostrar ejemplos concretos de comentarios borrados sólo porque ponían puntos sobre las íes que desbarataban el argumentario del articulista; pero claro, es más fácil borrar la evidencia de un patinazo que contra-argumentar. Y eso es censura pura y dura.
No será tu caso, pero ya te digo que aquí recibimos insultos, amparados por el anonimato, por doquier. Así que no se puede dar paso a ese tipo de vejaciones.