Bendito el fruto

 

Otra vez la tele nos ofrece un producto delicatessen al alcance de una minoría, aquellos que pueden acceder a las plataformas de pago. El cuento de la criada es la serie de moda, pero que pocos han disfrutado. Es la gran triunfadora de los últimos Emmys, los Óscar de la televisión, galardonada como mejor serial dramático y otros cuatro premios, uno de ellos para Elisabeth Moss, tan creíble ahora como en Mad Men. Efectivamente, es una abrumadora obra de arte, desde su historia a la interpretación, pasando por la ambientación y la propuesta ética y social que ha sabido transmitir, al comienzo de la era glacial de Trump. Todas las mujeres deberían ver sus diez capítulos por imperativo de género, porque es una fábula imaginaria pero veraz de una sociedad que las somete y organiza en cuatro estamentos: esposas, domésticas, guardianas y criadas-madres, mientras los hombres hacen todas las tareas bajo un régimen teocrático de inspiración bíblica, con la excusa de que hay una gran infertilidad. En este escenario, la república de Gilead, emerge la figura dulce y luchadora de June, en quien se encarna la dignidad de las mujeres por ser libres e iguales que los varones.

El relato, con algo de Orwell y mucho de Huxley, nació en 1985 de la mente de Margaret Atwood y su vigencia, como todas las narraciones visionarias, es reconocible. Hay secuencias tan brutales que conmueven hasta las piedras. La Ceremonia, por ejemplo, en la que, una vez al mes, la criada, tumbada en la cama sobre el regazo de la esposa, que la sujeta por las muñecas, es violada por su comandante con el providencial destino de germinarla sin el menor atisbo de placer. O cómo las chicas han de ejecutar con sus manos a los reos. Hasta que la heroica June encabeza la rebelión negándose a lapidar a una compañera.

Hágase el favor de ver El cuento de la criada, la historia de “úteros con patas” que se saludan con el ritual de “bendito sea el fruto”. Pues sí, bendito sea este prodigio producido por Hulu y emitido en España por HBO. Reconcíliese con la tele.

Elige concejal para casarte

EL FOCO

Onda Vasca, 22 septiembre 2017

Lo que ocurre en el amor no es lo que más importa o, mejor dicho, casarse ya no es una prioridad. Es lo que dice el último informe “Retratos de Juventud”, elaborado con los distintos sociómetros vascos de 2016, con más de 7.000 entrevistas. Es un retrato muy real. Viene a decir que el matrimonio y tener hijos no son metas básicas para alcanzar el estadio de “ser felices”. De hecho, apenas un 17% cree que los hijos sean una primacía en sus vidas.

El dato más reciente, del Sociómetro de la Universidad de Deusto, es que de las 500 bodas celebradas en Bizkaia, de enero a marzo, apenas 32 fueron bajo el rito eclesiástico, apenas el 7%. En Álava las cifras, referidas al mismo período, son más acusadas: de 121 bodas solo dos fueron canónicas, menos del 2%. Dicho con ironía, habría que hablar con esas dos parejas alavesas para preguntarles sus motivos de tan rara decisión. ¿Y estos datos adónde nos llevan? A que la sociedad vasca, en apenas 30 años, ha cambiado radicalmente y que los valores relativos a la religión se han desplomado, en un proceso de secularización que seguramente es de los más acelerados del mundo. Recordemos que a finales de los noventa sólo el 25% de las bodas eran por lo civil y que en las décadas de los 60 y 70 Euskadi es la comunidad del Estado de mayor práctica religiosa.

Lo paradójico es que una mayoría social de Bizkaia se declara católica, aunque al mismo tiempo, no son practicantes, no acuden a las misas y declinan los llamados sacramentos. ¿Y por qué se declaran católicos? Quizás porque asumen cierta afinidad con algunos valores de la fe cristiana, como la solidaridad, la tradición y tal vez cierta idea de trascendencia o creencia en una vida futura. No lo sé. Pero es muy extraño. Tanto como que los bautizos y los funerales en la iglesia no decrecen, así como las primeras comuniones. Se puede entender lo de los funerales, porque aún no existe una suficiente cobertura de tanatorios o salas públicas para las despedidas de los difuntos, en tanto que las iglesias son muchas y amplias. Es algo incomprensible que la sociedad que se casa por lo civil bautice católicamente a los niños y que no falten las primeras comuniones. ¿Quizás por la influencia de los abuelos, más cercanos a la Iglesia, o por los regalos y fiestas familiares? Se supone que en una década más, la Iglesia pasará a la marginalidad e irrelevancia social.

Mi opinión es que ahora la gente es más sincera; y que, en décadas anteriores, bajo el agobio del franquismo, la religión era más aparente que real. Existía un catolicismo de campanario. Desaparecida la influencia de los valores heredados de la dictadura la gente elige lo civil, al tiempo que ayuntamientos y juzgados ofrecen una gran dignidad ceremonial. Ahora no se elige cura que te case: se elige concejal o alcalde. Es más de verdad. Es más auténtico. Eso sí, pocos de quienes se casan resisten mucho tiempo juntos; pero esa es otra historia.

¡Hasta el próximo viernes!

Viernes de debate

A Euskal Telebista siempre le gustaron las noches de los viernes. En la década de los noventa fue pionera en el debate social y político en un día que ninguna cadena consideraba idóneo. Se arriesgó y triunfó. Sí, pero los viernes han cambiado desde entonces. La sociedad es diferente, la gente ha mudado sus gustos y sus gastos. Y ahora, con la extensión del fin de semana, los viernes son una especie de bálsamo de desconexión con el que solo parece encajar el entretenimiento en sus diferentes modalidades, del cine a los concursos y las risas. Pese a todo, ETB vuelve a intentarlo con el estreno de 7 días, síntesis de Informe Semanal y los espacios que precedieron a la nueva propuesta, El dilema, La noche en jake y el que estaba llamado a ocupar su lugar, Menos es más, derrotados por la audiencia.

Una peculiaridad de 7 días es su contundente mayoría femenina, con dos presentadoras, Estibaliz Ruiz de Azua y Arantza Ruiz, más cuatro de los cinco tertulianos, que dejan a Martín Garitano como único varón en una discusión ideológicamente equilibrada. El programa se estructura como un resumen de la semana política, con un par de reportajes, dos entrevistas, una mesa de tertulia que se lleva más de la mitad del tiempo y un debate cara a cara sobre un caso polémico. El menú es diverso y su interés queda, como siempre, en boca de la consistencia comunicativa de los concurrentes y no tanto de los temas, porque las posiciones vienen sabidas de antemano, sea Cataluña o el aniversario del asesinato de Yoyes. El ejercicio de malabarismo retórico del ex diputado general de Gipuzkoa para escurrirse de las responsabilidades morales de la izquierda abertzale fue el punto negro de la noche, pero era previsible.

El propósito innovador de ETB es evidente; pero los resultados tardan. La información y el debate son su razón de ser y no hay que engañarse con la falacia de que la tele es pura distracción. Nuestra televisión pública es el parlamento extendido de Euskadi. Queremos vernos útilmente representados, aunque no sea del todo divertido.

 

¿Eres héroe o villano?

EL FOCO

Onda Vasca, 15 septiembre 2017

La vida de la ciudad esconde cada día héroes y villanos que no son productos de película o de novela. Son reales, muy reales. Son nuestros vecinos y tienen cara y ojos. Los buenos y los malos de cada día. Cada uno de nosotros quisiera estar en el lado de los buenos; pero podríamos caer en el bando de los malos, incluso sin quererlo. Héroe es Gonzalo, el padre de Irune, a quien un mal día de septiembre, hace justo un año, un tren de mercancías mató en la estación de Areta-Llodio. Ya hablamos de aquel asunto, rectificando mi comentario, porque a la chica, de 19 años, la mató el hecho de que la estación de Renfe Cercanías carece de paso soterrado. Gonzalo ha hecho causa de aquella desgracia y se lanzado a una cruzada, de lo más justa, para que el Estado soterre los 433 pasos al descubierto que existen en España. La campaña de Gonzalo se llama Stop Arrollamientos. Tiene en su apoyo 300.000 firmas, la mía también. Gonzalo e Itziar, los padres de Irune, no quieren que haya más casos como el de su hija. No pueden recuperarla, pero pretenden evitar nuevos sucesos. ¡Ya está bien que haya tantas estaciones de tren sin pasos soterrados, propios de un país atrasado!

Héroes son también los vecinos de la zona de Indautxu donde está la discoteca Moma, a la que no quieren como vecina. Y tienen sus razones. Hay libertad de empresa, es cierto, pero la actividad genera ruido y suciedad. Se podría evitar, pero ocurre porque es consustancial al viejo modelo de discoteca. Estos héroes piensan que pueden derrotarla, a pesar de que esta es legal. Será una lucha larga y el resultado es incierto.

Héroes son, a su pesar, las más de cien personas que están acampadas en Zierbena en la esperanza de colarse en un camión de mercancías que embarque rumbo al puerto de Portsmouth. La mayoría son albaneses, pero hay algún sirio que huye de la guerra. Si, los polizones son ilegales. Pero lo ilegal puede ser justo. La mayoría son descubiertos. Pocos lo han conseguido. A mí, salvando las distancias, me recuerdan a los “Dreamers”, los jóvenes ilegales latinos en Estados Unidos que tuvieron, antes de Trump, la esperanza de ser legalizados por una ley que ahora va a ser revocada. Soñadores son todos los que luchan por una causa buena, casi imposible, larga y dolorosa. Y no se rinden.

¿Y los villanos? Los villanos son sus oponentes. La Renfe y su política cicatera de inversiones, que no prima la seguridad de la gente. Villana es la empresa que se empeña en mantener una discoteca y amenaza el descanso de los vecinos. Villano es ese okupa, otro más, que ha entrado en una casa en Begoña-Bilbao y se ha quedado a vivir en ella, sabiendo que existe una ley que protege su delito. Tres meses más se quedará allí, con su familia, porque la justicia es lenta. Villana es esa ley injusta. Villanos son quienes en Zorroza no quieren que se realoje en su barrio a las familias damnificadas del incendio del pasado junio, en el que murieron dos niños y tres adultos. Todo el mundo merece una oportunidad. Por algún motivo esa gente se pasa al bando de los malos. Pero se vive mejor en el lado de los héroes.

¡Hasta el próximo viernes!

 

 

La grotesca unanimidad española

 Junto a las querellas judiciales, amenazas de cárcel, embargo, inhabilitación y penas del infierno para los disidentes de Catalunya, España ha decretado el estado de unanimidad política y así se ha instaurado por el altavoz de TVE. ¡Todos de acuerdo contra el referéndum de independencia! Sin fisuras, como les gusta enfatizar. La orden es que nadie discrepe y que la opinión sea tan igual y monolítica en palabras y argumentos, tan absoluta y tenaz que haga imposible cualquier atisbo de desacuerdo. Si ya a la televisión pública estatal, por su origen franquista, andaba escasa de pluralidad, ahora esa carencia es su perfecto retrato. Los debates españoles son coros de una única voz, donde toda competencia se manifiesta en quién dice las frases más feroces contra Puigdemont y quién es mayor valedor de la unidad a garrotazos.

De los debates mañaneros de La 1 poca diversidad de criterio podíamos esperar, dirigidos por Sergio Martin, el periodista aniñado y sectario que espetó al líder de Podemos aquello de “hoy han salido varios etarras de las cárceles, estará usted de enhorabuena”. Ahí sigue, menos imparcial y más del PP que nunca. De los diálogos nocturnos del canal 24 horas no tenía mejores expectativas. El antiguo tertuliano, Víctor Arribas, que ahora modera los coloquios de La noche en 24 horas, ha escogido interlocutores convenientes, ninguno que apunte una pizca de desigualdad sobre la cuestión catalana. Lo previsible mata todo, como la rutina disuelve el amor y el espíritu creativo.

No contentos con ejercer la unanimidad de opinión, TVE anuncia la contratación de Carlos Herrera, cuya ecuanimidad podría llevarnos al éxtasis intelectual. Se le ha prometido un programa en horario estelar y de discusión política. ¿Discusión? Eso es imposible. Hace tiempo que en Génova reclamaban una tertulia a la medida para hacer frente a la Sexta y a Cuatro y no dejar la propaganda de la derecha al púlpito episcopal de 13 TV. El andaluz tiene una misión profética en un país donde todos piensan lo mismo, a paso militar. ¿Piensan?