Chino expiatorio o el exorcismo nacional

http://www.youtube.com/watch?v=90CUGeBOeDI

Así es desde que el mundo es mundo: cuando la fortuna es adversa, los humanos buscamos la expiación de nuestros males endosando su causa a algún grupo, persona o país, la excusa perfecta para no reconocernos responsables. Y como -por inferioridad- no podemos con los alemanes, ni nos atrevemos -por cobardes- con los banqueros, hemos ido a fijarnos en esos pequeños seres que trabajan en horario perpetuo, a los que compramos productos mucho más baratos que los nuestros, que poseen los mejores espacios de la ciudad, que nunca se quejan y que antes se conformaban con abrir algún que otro restaurante exótico y ahora acaparan todo el dinero y el poder global. Sí, los chinos tienen la culpa de nuestra pobreza. Por eso, el Gobierno y la sociedad famélica decidieron que había llegado la hora del exorcismo nacional. Y por fin, los españoles tienen su versión del chivo expiatorio: el chino expiatorio.

Hacía falta un gran espectáculo y que la televisión acompañase con una singular puesta en escena. Que hubiera una redada a lo bestia, que se exhibiera el insultante lujo de los culpables, que el mensaje fuera la imagen de unos carritos repletos de dinero y que nuestro consuelo se sublimara en el desfile de los mafiosos chinos, esposados y camino de la cárcel. Era necesario que Jordi González le dedicara El Gran Debate, en Telecinco, para que no quedara duda de quiénes arruinan nuestros comercios y nos llevan al desempleo. Gao Ping, el actual Fu Manchú de los terrores españoles, es el chino expiatorio en quien hemos generalizado nuestros viejos y nuevos tópicos sobre China. ¡Ay, el tópico y su carga de odio!

Pero cuando el burdo montaje de este exorcismo colectivo haya concluido y el caso quede reducido a un episodio de menor cuantía, el deterioro económico español continuará imparable; las familias seguirán acudiendo a comer a los restaurantes chinos y, por supuesto, no dejaremos de comprar en sus bazares, siempre abiertos, mientras nuestras empresas cierran por falta de lo que a las suyas les sobra, competitividad e ingenio.

Cuerpo a tierra: la Indisoluble ataca

http://www.youtube.com/watch?v=iDOzbazF3rE

Más que triste, España se muestra airada con Cataluña por sus afanes de libertad y su ejercicio de autoestima. La ira es una emoción peligrosa, porque va armada, tal como la vemos y escuchamos en la tele desde el 11 de septiembre. Bien sabemos en Euskadi lo que es estar todos los días y durante años en el epicentro del rencor de las tertulias que atentan contra el respeto y el pluralismo. Ahora es Cataluña la obsesión española y contra ella invierten sus peores sentimientos y las palabras más hirientes los programas de debate. Hasta la campaña electoral vasca se ha visto intoxicada por esta marea de amenazas. En su fiesta nacional España ha exhibido -con la rancia pompa de los desfiles- su identidad dominante, la fuerza militar. ¿Lo más representativo de un país son sus soldados y cañones? En su campaña de marketing, difundida por todas las cadenas y en la que ha gastado 1,13 millones de euros, se homologa al Estado con el ejército, llevando al absurdo su atribución de la defensa de la “indisoluble unidad de la nación española”.

Indisoluble, esta es la estrella de moda, sobre todo en los dos canales de la ultraderecha, Intereconomía y 13TV, la emisora de los obispos, más compasivos con el dogma que con la verdad. Un millón de ciudadanos ven cada noche El gato al agua, el mayor lanzamisiles de odio de la vieja España, y otros programas carcas de estas dos cadenas. ¿Qué función cumplen las tertulias talibanes? Los psicólogos dirían que a unos les sirven para no sentirse solos en su ideario intransigente, mientras que a otros les son útiles para afirmar sus convicciones en el espectáculo de lo ideológicamente repulsivo. Hay mucho de patológico en ambos grupos. No es de extrañar que esta demencia haya alcanzado al ministro de Educación, Wert, para quien lo esencial no es formar en conocimientos y valores, sino “españolizar a los catalanes”, es decir, adoctrinar. Y todo por la indisoluble. España ha emprendido la campaña del miedo y la tele es su trinchera. Cuidado, la indisoluble ataca: utilice el mando a distancia.

Urkullu gana el primer asalto

Este será seguramente el último fracaso de Surio y su equipo. Ni los que todavía dirigen ETB, ni el jefe de campaña socialista -el desesperado Rodolfo Ares- están consiguiendo su objetivo de favorecer al candidato López y a la vez perjudicar a Iñigo Urkullu. El formato del espacio electoral Euskadi pregunta estaba concebido con esa intención, bajo una apariencia de virtual populismo. Creyeron que el líder jeltzale pincharía en su comparecencia ante las cámaras y que el actual lehendakari saldría vencedor en la comparación. El duelo de entrevistas López-Urkullu fue ideado como la pugna del descaro contra la timidez. Pero los cálculos han fallado. El aspirante nacionalista, que tuvo la nobleza de reconocerse tímido, ha ganado por mayoría en la batalla de la tele, por ser de entre los cuatro candidatos el que más hizo de sí mismo, el más natural y el menos falsificado por la mercadotecnia.

El electorado, constituido en audiencia, ha otorgado a Urkullu su primer apoyo, con un share del 18,5% en su entrevista. Y como la magnitud que cuenta en la tele es el porcentaje de aceptación y no el número de espectadores, López fue el candidato perdedor, con el 11,7%, mientras que Laura Mintegi obtuvo el 12,5% y Antonio Basagoiti el 12,2%. Si se fijan verán que esta clasificación se aproxima al orden de preferencias electorales que apuntan las encuestas. La exposición pública de los cuatro aspirantes a Ajuria Enea nos dejó datos significativos; pero nada más extravagante que la respuesta de López a la pregunta de un ciudadano sobre la escasa preparación académica de los políticos. El líder del PSE, que se dio por aludido, llegó a compararse con Lula da Silva, un gran presidente sin estudios. Lo que López eludió en su cínico alegato es que Lula tuvo que abandonar la escuela a los quince años para trabajar, mientras que él, disponiendo de medios y oportunidades para formarse, dejó la carrera en primer curso para dedicarse a vaguear. Así es la tele en campaña: desnuda a los candidatos cuando estos se desprenden de la humildad.

 

López quiere un debate en español

Una democracia es un debate sin fin. Por eso las cámaras de representación se llaman parlamentos. Se otorga a las palabras y el lance verbal la misión de ser embajadores de los acuerdos y las soluciones; pero la percepción de la ciudadanía es que se habla mucho y se hace poco. La crisis aumenta esa frustrante sensación, con lo que las campañas electorales pueden resultar ahora más insoportables que nunca. A los adictos al debate -muchos periodistas y no pocos políticos- les conviene saber que las campañas no son espectáculos para la verborrea, sino tiempo para promover la participación popular y la maduración del voto responsable. Tampoco está de más que entiendan que la parafernalia electoral debe acomodarse a la cultura y carácter de cada país. Aquí no vale el marketing global.

El PSE se ha obstinado en provocar un debate face to face entre el candidato López e Iñigo Urkullu, el lehendakari que propone el PNV. Es el viejo truco de concentrar la contienda en dos partidos y marginar al resto, al tiempo que se distrae la atención de los temas importantes. Naturalmente, los jeltzales no han picado el cebo y han resistido la presión ejercida por algunos medios. Tonia Etxarri, haciendo suyo el argumentario de Ares, autor de esta pantomima, ha pontificado en El Correo Español: “Los auténticos debates, y los que reclama la opinión pública son entre dos. Rehuir esta fórmula es pretender adormecer la campaña”. Brindo a la ilustre comentarista diez razones por las que no puede ni debe haber un debate Urkullu-López en Euskadi. Son gratis:

1. EUSKADI NO ES BIPARTIDISTA. Nuestra estructura política es radicalmente distinta a la española. Aquí no hay una disyuntiva forzosa entre dos partidos, rojo o azul, Real Madrid o Barça. Gracias a Dios y la madurez ciudadana, el pluralismo democrático vasco es mucho más amplio y hasta excesivo. Sería un fraude que se celebrase este debate dual y se ignorara la gran disparidad de opciones. Quizás a algunos les cueste admitirlo, pero Euskadi no es España.

2. ES ILEGAL. La jurisprudencia de la Junta Electoral es concluyente: el debate entre dos únicas fuerzas constituiría un perjuicio objetivo para las demás concurrentes. Y si se produjera un encuentro público entre los candidatos de PNV y PSE habría que hacer al menos otros catorce por parejas entre los partidos actualmente representados en Gasteiz. En España, a pesar de su feroz bipartidismo y las triquiñuelas legales, solo se han realizado seis debates duales en treinta y siete años de postfranquismo.

3. ES INNECESARIO. No es verdad que los debates estimulen el voto o que afecten a su orientación. Es una mentira mil veces repetida, pero mil veces falsa. Lo que sí se sabe es que hoy las campañas solo influyen sobre un 35% de los electores, que dudan hasta última hora sobre el sentido de su decisión; mientras que un 40% tienen previamente definido su voto y un 25% se abstendrán pase lo que pase.

4. ES UNA MALA IMITACION DEMOCRÁTICA. Los debates restringidos a dos no son una demanda social, sino mediática. Es una práctica anglosajona y de otras culturas políticas, siendo pertinentes cuando se dirimen elecciones en segunda vuelta, con dos únicos nombres o partidos en liza. Más que imitar como papanatas los modos y modas de otros países convendría que quienes reclaman el espectáculo audiovisual de los debates por parejas facilitasen el elemental derecho a decidir de los pueblos.

5. ESTAMOS SATURADOS DE DEBATES. Nuestro sistema político es una refriega oral continua. De los parlamentos e instituciones la discusión salta y se amplía en las tertulias que organizan mañana, tarde y noche las cadenas de radio y televisión y a todas horas en internet. ¿Qué novedad puede aportar un debate si todo está visto y oído, si ya sabemos de antemano lo que piensa y propone cada candidato? El debate López-Urkullu sería una reiteración inútil, además de una ficción muy interesada y poco interesante.

6. ¿POR QUÉ AHORA Y NO ANTES? Es curioso. López ha ignorado a Urkullu en tres años y medio y apenas se han reunido una o dos veces a Ajuria Enea. Y por teléfono, casi nada. ¿A qué viene ahora ese afán socialista de encontrase con el líder jeltzale? Es puro oportunismo, además de una incoherencia, buscar remedio en el diálogo electoral tras fracasar en el diálogo institucional.

7. LA CAMPAÑA NO ES UN SHOW. Esta es la deriva de nuestros procesos electorales: a medida que huyen del contacto directo con la calle, se refugian en formas de la relación indirecta, de poco riesgo, a través de los medios o vía internet. En esta escapatoria, el debate, ideado como reality político y para la frívola curiosidad de trajes, corbatas y lenguaje corporal, es una atractiva opción para lo que temen la verdad; pero con quien tiene que debatir el candidato es con el ciudadano.   

8. DEMASIADO PREVISIBLE. Los pronósticos son sombríos para el PSE, mientras que al PNV todas las encuestas le dan claro ganador. Retar a Urkullu a un debate es una táctica previsible, muy artificial y sin fundamento político. Todos quieren un debate exclusivo con quien seguramente será el próximo lehendakari. Estas cosas pasan cuando los partidos miran más por sus urgencias electorales que por las necesidades de la gente.

9. AQUÍ NOS CONOCEMOS TODOS. Euskadi es un país pequeño y nuestro nivel de información y conocimiento político es muy alto. Diría que estamos desmedidamente politizados. Y nos conocemos por proximidad. Los debates estarían indicados para países dispersos o sociedades individualistas o ideológicamente invertebradas. Nuestro problema es la necesidad de unión y acuerdo para una convivencia equilibrada entre sentimientos de pertenencia muy diferentes, no para dar el espectáculo que quiere la televisión. Ganar o perder una discusión en público es demasiado pueril.

10. ES TÉCNICAMENTE INVIABLE. ¿Dónde y qué entidad lo realizaría? ¿Con qué formato? ¿Estaría abierto al público? ¿Con qué moderador neutral? ¿Tal vez con el felipista Manuel Campo Vidal, como en España? ¿Quién pagaría su organización y los cuantiosos gastos? ¿Cuántas cadenas se sumarían a la retransmisión? ¿Tendría aceptación entre la audiencia? ¿Cómo sortearía la ilegalidad electoral la emisión del debate en EITB? ¿Valen la pena tantos desvelos solo por una ocurrencia?     

Es evidente que López ha lanzado el guante a Urkullu sabiendo que el debate era imposible. Es la típica idea especulativa que nadie se toma en serio y que pronto se desvanece en su frivolidad. Ni por capacidad dialéctica, ni por balance de gobierno, ni por programa de futuro el candidato socialista podría esperar un buen resultado de la refriega con el dirigente nacionalista. Sería un riesgo añadido para el actual inquilino de Ajuria Enea. Imaginemos: ¿Y si el debate se plantease en euskera? López prometió en 2009 que en la siguiente campaña discutiría en euskera con los demás candidatos. Tres años y medio y más de 500.000 de euros después, López es incapaz, más allá del recurso de cuatro frases sueltas aprendidas de memoria, de hacer un debate abierto y completo en lengua vasca. No hay mejor símbolo de su fracaso.

 

ETB, 2009-2012: un balance justo

http://www.youtube.com/watch?v=7UgN6EeEFnU

Supongo que, entrados en vísperas electorales, es hora de hacer balance. ¿Y qué decir de lo ocurrido estos tres años largos en nuestra radiotelevisión pública? Alberto Surio y Patxi López pueden echarle la culpa de sus males a la crisis, pero precisamente la cruda realidad económica ha permitido que su insensata gestión en ETB quede fuera de la campaña aún siendo el símbolo perfecto del fracaso del pacto PSE+PP. Su cuenta de resultados es estremecedora: de junio de 2009 a hoy, ETB2 ha perdido el 33% de sus espectadores (del 14,7% al 9,8%), mientras que ETB1 se ha quedado sin la mitad de la audiencia (del 3,6% al 1,8%). Su identidad fue desfigurada mediante un calculado proceso de desnaturalización y durante este tiempo ETB ha sido el laboratorio de ensayos para la humillación de la mayoría abertzale. Cada día se ha pervertido la verdad, la historia y el lenguaje y se ha comisariado la información en cumplimiento del acuerdo antinacionalista firmado por Basagoiti y López.

Ambos se repartieron ETB como la túnica del crucificado: para mí la dirección general, para ti la gestión de la tele, para mí Radio Euskadi, para ti la jefatura de informativos… La distribución de cargos coincide en lo político, de derecha a izquierda, con la colonización ejercida por Vocento y Prisa. Pero como Surio y López no vendieron el alma al diablo a cambio del éxito, ninguno de sus productos ha funcionado y todo lo que hoy tiene aceptación en ETB ya existía: el cine de Linares, las aventuras de El Conquistador, la sátira de Vaya Semanita, Goenkale, Mihiluze… Los fichajes de Urrosolo, Landaburu y Gabilondo nos costaron millones de euros y un empacho de sectarismo. ¿Y por qué no recordar también la patriótica alteración del mapa del tiempo como expresión de su proyecto identitario? Es difícil no hacer algo bien, pero López y Surio se marchan sin haber hecho nada digno.

Y todo este desastre por la siniestra revancha de quienes hace más de tres años creyeron que podían cambiar la realidad de Euskadi desde la tele. Franco pensaba lo mismo.