Haciendo equilibrismos

Un mundo en paz sería aquel en el que nadie gane ni pierda libertad y derechos. Esta utopía del empate debería comenzar por el equilibrio entre posiciones dispares en lo político, económico y social y tanto en la información como en lo simbólico. Si los medios privados tienden a apoyar las ideas conservadoras y el egoísmo de las minorías, corresponde a los medios públicos compensar este desajuste con el impulso de la equidad y las oportunidades para todos. Debería hacerse desde el radicalismo democrático.

El Estado español es una pelea de barrio entre ultras y progres golpeándose sin piedad. Si, como propuso Michel Foucault, “la política es la continuación de la guerra por otros medios”, que los medios hagan la paz. RTVE lo ha entendido y se retira de Eurovisión 2026 por incompatibilidad moral con Israel y su gobierno genocida. TVE, como el gentío movilizado en la última Vuelta, hace suyos los versos del hernaniarra Gabriel Celaya: “Maldigo la poesía concebida como un lujo cultural por los neutrales que, lavándose las manos, se desentienden y evaden”.

El empate no es equidistancia. TVE ha contrarrestado la propaganda neofranquista con nuevos espacios de debate, como Mañaneros 360Malas lenguas y Directo al grano, obteniendo exitosas audiencias que se suman al empuje del telediario de Pepa Bueno, La hora de la 1, con Silvia Intxaurrondo, y La noche en 24 horas, de Xabier Fortes. Así, sin caer en el activismo de La Sexta, han desbaratado la estrategia corrosiva de PP/Vox. Era una urgencia democrática, una necesidad de equilibrio. En Euskadi, lejos del cainismo hispano, apenas hay bronca política, aunque, a veces, Andueza y De Andrés, al frente de sus sucursales, emulan la virulencia de sus cabecillas Sánchez y Ayuso. ¿Se aburren o es complejo de inferioridad?

JOSÉ RAMÓN BLÁZQUEZ

El diálogo es mucho más

Mejor en la mesa que en ningún otro sitio para hablar. Solo que la tabla de diálogo de ETB2 es más alargada y los comensales se sitúan frente a frente, sin cercanía. El nuevo espacio El otro lado de la mesa tiene el sentido de confrontarse sin negarse, al contrario que los políticos incapaces de dialogar. Presentado por García Ramsden, se limita a establecer el escenario de la charla en un sobrio restaurante y a hacer preguntas provocadoras para que la conversación no se disperse.

Tres temas para tres parejas y en la primera noche tauromaquia, cirugía estética y eutanasia. De las corridas de toros se ha dicho y redicho todo, pero es inagotable y, al final, queda la patética apelación de los taurinos a su libertad de gusto y la tradición festiva. Asier intentó convencer y Raquel se puso a la defensiva con lo mucho que ama a los animales (¡hay amores que matan, literalmente!) y afirmando que no hay maltrato animal, lo mismo que la atolondrada Mariló Montero le dijo a Broncano en La Revuelta. ¡Más cornás da el fascismo! Lo de la cirugía plástica es asunto patológico, de lo que Tania dejó constancia ante Guiomar al reconocer sus polioperaciones de orejas, nariz, labios, tetas y culo, a lo Kardashian. 

Y el diálogo subió a las alturas con la dramática cuestión de la eutanasia legal. Juanjo, en una noche excepcional de amor y humanidad, defendió esta compasiva salida para su esposa, enferma de ELA, a la que se opuso Itxaro. ¿Cómo una señora del Opus Dei puede entender el concepto de eutanasia si la vida para ella está en manos de su Dios? Solo acertó a callarse, menos mal, y balbucear algo sobre lo sagrado de la vida. El formato debería ser más audaz para evitar los diálogos artificiales y aceptar que haya gente -más auténtica- que se levante y abandone la cena.

JOSÉ RAMÓN BLÁZQUEZ

Viejas historias

¿Jessica Fletcher ha resucitado? Encarnada en Angela Lansbury, fallecida en 2022, era una madura y asexuada novelista de Maine que a imitación de Miss Marple, personaje de Agatha Christie, y del Padre Brown, creado por Chesterton, se entrometía en la investigación de crímenes y todos los resolvía con su perspicacia. Existió durante doce temporadas en la popular serie Se ha escrito un crimen en los 80 y 90 y ahora parece haber revivido en ETB2 pero de otra manera, a través de ocho documentales del género true crime que, ¡viva la originalidad!, han titulado Así se escribe un crimen

La serie informativa nace muerta, pues nada nuevo aporta a los relatos sobre asesinatos reales que la propia ETB ya había emitido con mejores producciones que este refrito de ínfulas de nuevo periodismo. Recordamos Los siete pecados capitales, con el novelista Mikel Santiago; El Lector de huesos, con Dani Álvarez y el forense Paco Etxeberria, de excelente hechura, así como Caja negra y El sabor del crimen, con Iñaki López. Los asesinatos terroristas fueron nuestra peor pesadilla, pero sobre homicidios comunes ya lo habíamos contado todo. ¿Qué necesidad tenemos de este rancio experimento? Parece el resultado de un acuerdo humillante de la radiotelevisión vasca con Vocento que tanto la injurió desde su beligerante españolidad. La tele, como la política, hace extraños compañeros de cama. 

El primer episodio viaja a 2019 con el caso de Josetxu Delgado, vecino de Getxo a quien secuestraron, torturaron, robaron y enterraron vivo en Zaragoza tras contactar por las redes sociales con una mujer sin escrúpulos y su pareja, una trampa mortal. La narración es plana y sin tensión, como un teleberri viejo y muy por debajo de cualquier historia de la señora Fletcher y su otoñal ingenio.

JOSÉ RAMÓN BLÁZQUEZ

El FesTVal premia el neofranquismo

Vallés vitoreado. Mejor dicho, “vitoriado”. El FesTVal, radicado en Vitoria-Gasteiz, ha premiado a Vicente Vallés, conductor del informativo más sectario de la televisión, cuyo posicionamiento ideológico se ubica entre el PP y Vox, lo que el valenciano se encarga de hacer explícito cada noche para que nadie se llame a engaño y todos queden bien descalabrados por su sesgo ultra. Es verdad que los premios festivaleros son triviales, de purpurina; pero abochorna que una organización de nuestro país, que cuenta con el apoyo de las instituciones vascas, exhiba su entusiasmo por Vallés, la peor amenaza para Euskadi en las noticias por su especial dedicación a envenenarnos.

¿Cuáles son los motivos de este vitoreo? Podría ser que valoren sus estupendas audiencias desde hace más de cinco años, muy por encima de las demás cadenas; pero, ¿cantidad es mejor que calidad? En absoluto. Si el número de espectadores fuera mérito, ¿por qué no premiaron al extinto Sálvame y otros subproductos con mayor fervor ciudadano que los noticiarios de Antena3? Ser líder es una categoría ética superior que suele alejarse de muchedumbres e índices de popularidad. ¿Y por qué no ha “vitoriado el FesTVal a Donald Trump, un tipo que se hizo famoso en la tele con The Apprentice antes de ser doble presidente del mundo mundial?

Los antecedentes del obsequioso palmarés del FesTVal ya nos tenían advertidos de sus viciadas preferencias. En la pasada edición elevó a los altares a Iker Jiménez y Pablo Motos, agentes de la televisión más carca y entregada al proyecto del bulo neofranquista. Y antes había galardonado a Xabier Sardá, autor de la telebasura de los 90 y precursor de sucesivas plagas de excrementos. En fin, que el destino nos salve de los festivales sin alma, engrasados con el dinero público de Euskadi.

JOSÉ RAMÓN BLÁZQUEZ

Cuando un monte se quema…

Incendio forestal en Carballeda de Avia (Ourense)

Con los incendios forestales aún humeantes, España hace balance de su infierno: cinco vidas humanas perdidas, 400.000 hectáreas quemadas, cosechas, arbolado, animales, pueblos, historia y negocios aniquilados. El precio de la catástrofe es brutal. La hemos visto en directo como una serie de terror, con sus héroes y villanos. A la ineficacia y descoordinación compartidas se ha sumado el espectáculo a garrotazos de la derecha y la izquierda reprochándose mutuamente: una, en sus ventorros negando sus obligaciones competenciales; y otra, haciendo lo mejor que sabe, rebajar sus errores y resistir a los ataques. El PP se muere de ansiedad por alcanzar el poder y el PSOE se vuelve loco por mantenerlo. Este es el infierno español, la ruina de la gestión y el desastre democrático mientras la gente se queda sin nada.

Es la misma historia del Covid, la dana valenciana y el apagón de abril: las dos Españas enfrentadas, boicoteándose con mezquindad. Veíamos los estragos del fuego y la tele se poblaba de expertos con su tecnocracia y oportunismo, catedráticos del apocalipsis: que los incendios de verano se apagan en invierno, que el cambio climático, que la España vaciada, que la prevención ha fallado por invertir en toros y no en el campo, que los bomberos están mal pagados, que la vieja burocracia y que no falte meternos miedo. Lo único que no ha fallado, menos mal, ha sido la información, donde han destacado La 1, con Silvia Intxaurrondo, y la Sexta, apagando bulos.

Cómo no, los bobos de siempre han señalado al sistema autonómico como culpable, obviando que la autoestima es liberadora. Los ultras, tan nostálgicos, deberían recordar aquella campaña franquista cuyo eslogan era: “Cuando un monte se quema, algo suyo se quema”. La dictadura quemaba bosques, ideas y vidas.

JOSÉ RAMÓN BLÁZQUEZ