Ensayos mínimos: Los estorninos , la luna y la memoria colectiva

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Encendió el ordenador y , con un suspiro, se dispuso a continuar su ensayo sobre  el tiempo y la memoria. Conforme  menos le interesaba lo que iba escribiendo tecleaba con más fuerza , en un intento de hacer entrar en razón a sus manos ya que no lo podía conseguir con su cerebro. Al cabo de un rato  se echó hacia atrás  impulsándose  desde la mesa sobre la silla giratoria y se levantó. Se volvió hacia la ventana y comprobó que estaba amaneciendo. No, aquel día tampoco podría escribir mucho más.

Fue a la cocina y  preparó un té verde bancha. Abrió la ventana y se sentó frente a ella. Una ligera brisa, muy fría,  se dividió en su rostro. Apretó  la taza con las dos manos y bebió un largo sorbo. Amargo y caliente, el té le reconfortó.

Una  gran banda de estorninos pasó por delante de una luna ya casi espectral, dejando un rumor sibilante.

«Estorninos…Los estorninos» comenzó a pronunciar sin darse cuenta. «Los estorninos /huyen de la luna. No, me falta una sílaba y además, hay una metáfora». » Los estorninos /pasan bajo la luna .Bien». «Los estorninos /pasan bajo la luna/ al amanecer».

Se levantó. Cerró la ventana y volvió al estudio.  Apartó el ordenador parpadeante y abriendo el cuaderno de tapas negras, escribió a lápiz:

Los estorninos

pasan bajo la luna

al amanecer.

Luego cerró el cuaderno y  volvió a  colocar el ordenador donde estaba.Comenzó a teclear: «Maurice Halbwachs ( 2011) añade que la memoria colectiva , como cualquier memoria, es interesada…»

Cuentos morales de aquí mismo: Los amores de Patxi

Patxi ha pasado hoy por casa en un carro de lamentaciones. Se ha enamorado – algo muy raro en él-  y aunque esto en principio no parece una mala noticia, sí lo es porque  se ha enamorado de una lesbiana. Un amor imposible  porque Patxi no concibe el amor sin  la cama.

Está desesperado de impotencia y también de sí mismo: es ya la tercera vez  que se enamora de una mujer a la que no le gustan los hombres. Yo, sin mucha convicción, la verdad, le he intentado consolar hablándole, una vez más,  de la relación tan curiosa y original que puede surgir entre los dos. No  he utilizado la expresión » amor platónico»  porque, a pesar de  su frecuente utilización, no suele tener mucho que ver con el propugnado por el propio Platón  y  porque, además, en este caso, podía tomarse como una provocación. Pero ha sido igual: Patxi se acuesta y se levanta todos los días ansiando perderse entre las piernas de la susodicha.

Después, cuando ha comenzado a teorizar, con los ojos encendidos, sobre si su enamorada sería o no verdaderamente lesbiana  y sobre las posibilidades de que si estuviera con él  un día, un  par de horas o tan sólo unos minutos… le acabarían gustando los hombres, le he  recordado  el mucho trabajo que tenía pendiente: esa víscera lista que es el cerebro , cuando tiene que satisfacer  los deseos de otras vísceras más broncas,  se vuelve completamente estúpida.

Patxi se ha marchado y yo me he quedado dándole vueltas  a estos amores fatídicos. Lo más curioso es que esas  mujeres de las que  se enamora  tienen todas un cierto toque andrógino. Por lo general son delgadas y nervudas , con poco pecho  y pelo corto. A veces cuando  le he visto con alguna de ellas por la calle , me ha parecido que  paseaba con algún colega más joven o con uno de sus sobrinos No sé. Por otro lado , Patxi siempre ha tenido un  ramalazo femenino.

Pero, en fin, tanto si el asunto va bien como si no, siempre podrá escribir un guión…Que es lo suyo propiamente…

N.B. Lo escribirá en el futuro , aunque él todavía no lo sabe. Y llevará por título La Santísima Trinidad o El origen de la familia .

¡Desoxirribonucléicate! Pamplona 1971

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(para Marijuly)

Teníamos  dieciséis años pero ya sabíamos quién era  Janis Joplin. Nos juntamos  – era época de Juntas de todo tipo – para hacer teatro bajo el auspicio de algunos frailes y monjas que atisbaban lo que se escondía bajo el Concilio Vaticano II. Ensayábamos en  un escenario colegial con mucha precaución y recato: los chicos  intentado modular unas voces inexpertas, las chicas ocultando su excesivo desarrollo con  amplios pololos de algodón oscuro. Alguien -¿ Quién sería ? ¿Acaso el hermano Victorino del Pozo?- puso al frente del grupo a dos universitarios un poco mayores que nosotros, pero ya lo suficientemente mayores .Y , encabezándolos, apareció un sudamericano espigado y disciplinado.

Bajo las atentas miradas de aquella trinidad comenzaron las improvisaciones. Primero tímidamente y  después  entre risas – casi carcajadas – fuimos  soltando nuestras manos, nuestros pies, nuestras voces y , sobre todo, nuestros rostros. Pedro Sorela, el director de ojos vivos y  bigote apurado , decidió entonces que ya era hora  de ir montando la obra y , para nuestra sorpresa, añadió que  la tal obra  estaba ya hecha  pues no era sino  lo que debería resultar de ordenar tanta improvisación.

Y nos pusimos a ello quitando de aquí y añadiendo de allá, todo muy en la tónica de un hacer teatro de  principios de los setenta. Al resultado le llamamos » ESO» , que era un buen título, aunque también se podía haber llamado » TODO».

Se estrenó , por fin, la obra y constituyó un campanazo. Frailes y monjas , aún los vaticanistas, no acababan de ver en aquello obra alguna  y menos  todavía tras tantos meses de ensayo. Alguna monja  más bien trentista sólo vio – textualmente – un » grupo de perros drogadictos revolcándose en el fango». Padres y madres, aunque no entendieron nada – en realidad no había nada que entender – y hubieran preferido ver algo de los hermanos Quintero, se felicitaron por el simple hecho de ver a sus retoños subidos en un escenario, ya hombrecitos y mujercitas, y aplaudieron a rabiar.

La obra se representó unas cuantas veces , casi siempre en  salones de actos  colegiales, y, animados por el  controvertido éxito, nos dispusimos a emprender una nueva andadura teatral. Pero, por lo visto, ya había sido demasiado y ni la negra provincia que tan bien ha caracterizado Miguel Sánchez-Ostiz ni los vaticanistas estaban dispuestos a hacer otro experimento: » Ya continuaréis cuando lleguéis a la Universidad»  nos dijeron  en una reunión – todavía no estaban permitidas las asambleas – catártica  y definitiva. Así que  nos disolvimos y cada uno y cada una  retornó a sus estudios y amistades.

Han pasado muchos años desde que ocurrió todo esto. Un episodio perdido entre otros avatares tardofranquistas de una ciudad de provincias. Un episodio que hizo soplar , por unos meses , un  poco de viento de  fresca libertad sobre algunas cabezas. Cosas, en fin , para no olvidar.

Navarridades (escrito en la plaza del Castillo de Pamplona orain dela…)

Café Iruña. Pamplona.

«La alianza  era hasta hasta hace pocos años un tanto impensable: cripto-jesuitas trabajando al alimón con supernumerarios del Opus Dei en una universidad pública. La articulación de la alianza  es doble. Así los cripto-jesuitas, bajo un magisterio matriarcal y divertido, despliegan un aparallaje de detección de macro-micro inconscientes colectivos  y los supernumerarios , a la vez premodernos y postmodernos como el carlismo ,  se afanan en matizar — algunos deliciosamente — sus recelos frente a la modernidad y, sobre todo,  frente  a la democracia:  si Foucault no se hizo del Opus  fue porque no le dio tiempo.

Los dos grupos, sin embargo, buscan desesperadamente algo  que la modernidad y la autoconciencia despejaron hace ya doscientos años: el espíritu, toda forma de espíritu, cualquier manifestación de espíritu. Y como el espíritu debe ser un espíritu encarnado, pero prepostmoderno e inconscientemente colectivo, ambos se afanan en descubrir  el espíritu más-a-la-mano,  que no es sino el Espíritu de Navarra.

En pos , pues,  de la navarridad de Navarra-en cuanto-que-Navarra, la Nueva Alianza, azadón en mano , se va a los labrantíos a destripar  terrones  históricos, filológicos, antropológicos y psicosociales. Lo que descubren ya se sabía : javieradas, encierros y fueros manifiestan la transubstancialidad de Navarra.

Frente a esta Alianza fresca y juvenil, la Vieja Guardia Roja, precipitado de antiguas mocedades revoltoseiras siempre en larga marcha — ahora hacia  las cátedras –, no se entera de nada.  Al parecer  no entienden  lo que propone la Santa Alianza. Pero no lo entienden en un sentido literal, o sea, no-lo-en-tien-den. Y hasta cierto punto es normal  porque  la tendencia neologizante de la Alianza  puede hacer la lectura de sus textos  desesperante Pero , bueno, si lo entienden los de UPN, ¿ por qué no lo van a entender los de la UPNA? A lo peor no lo quieren entender, o no le quieren prestar mayor atención, o consideran que se trata de una batalla ideológica perdida, o no están dispuestos a conocer/rebatir prepostmodernos o, simplemente, consideran que su deber profesional consiste en contar granos de trigo ribero. En cualquier caso, solo se rozan  con los neonavarristas espiritualistas cuando  no pueden evitar hacerlo  si coinciden en la puerta del bar.

Y luego están los supuestos outsiders que sobreviven a base de  golpes — a veces bajos — de subvención. En este grupo  casi todos se rebelan contra la irrebelión de la Vieja Guardia  Roja . Les parece increíble que , habiendo ocupado espacios de poder público universitario  se dediquen tan sólo a  incrementar los puntos de su curriculum  , en vez de apostar por  la lucha final. Pero,  además, les reprochan  la inanidad histórica que , dicen, ocultan tras sus divertimentos historiográficos, desvinculando Navarra de Euskal Herria , como si se pudiera desvincular. Sobre todo cuando- continúan –más bien  ocurre y ha ocurrido lo contrario: que Navarra ha sido la cuna  y la madre de todo lo vasco, que ha sido el primer estado vasco de la historia vasca, que ha sido el primer estado  vasco por tierra, mar y aire. Así que nada de discutir sobre si Navarra debe de integrarse en Euskadi, sino más bien si las otras provincias de Euskal Herria  pueden integrarse en Navarra-»  ¡ y  ya veremos! »  añaden frunciendo el ceño.

Curiosamente  este grupo de outsiders neo-napartarras y  estornesianos mira con simpatía a la Santa Alianza. Por supuesto no lo hace ni consciente ni deliberadamente . Se trata de una mirada transversal que ha detectado  la misma marca de sombra de ojos. Algo les une  pero no saben muy bien qué. Sin embargo , no hace falta ser un sabio egipcio para adivinarlo. Les une el interés por el  espíritu  navarro. En realidad neo-navarristas y neo-napartarras podrían hacer muy buenas migas, pero no estaría bien que las hicieran en público y en Ujué. Además frente a la solidez de la tradición de los componentes de la Alianza — ¡ tantos años devanándose los sesos a causa del espíritu ! —  los outsiders tan sólo pueden exhibir — y esto sólo algunos– un reciente  anonadamiento cognitivo  por el que el interés acerca de la vida de la lengua ( vasca of course)  se ha transformado en el correspondiente a la lengua de la vida ( en general), transformación en medio de la cual ha advenido , cual proteico ectoplasma , el Etxpíritu. Pero la afinidad existe y , en cualquier momento , pueden llegar a piropearse e , incluso, a acostarse juntos.»

Bueno, pues todo esto lo escribí de una tirada en un par de servilletas del Café Iuña de Pamplona, tras una reunión inter- institucional en la que participaban gentes varias  del mundo de la cultura y la universidad  hace…quince años. Lo publico ahora porque me parece que puede dar algunas pistas sobre la «cuestión navarra» que es como la «cuestión valenciana» de Catalunya( Espero que se me perdonen las ironías…)

Un paseo por la playa de Saturrarán

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El domingo pasado fue día de excursión. Amenazaba lluvia y hubo llovizna, pero  al mediodía el cielo se abrió y un impertinente sol de invierno nos hubiera cegado de no ser por las gafas de sol. Pues es nuestro tiempo bastante británico y de paraguas y gafas hay que ir pertrechados.

La mañana transcurrió lenta y tranquila dando un largo rodeo por los nuevos muelles de Mutriku, con sus piscinas  y solarios y esos accesos  tan similares a las termas romanas. A ello se añadió la atenta escucha de un mar algo embravecido junto a las planchas de la central mareomotriz , amago post-moderno de los viejos molinos de marea que  circunvalaban  muchos puertos vascos.

Por la tarde, camino de Ondárroa , nos detuvimos en la playa de Saturrarán que todavía tiene un punto salvaje y es territorio de gaviotas ( que no de charranes) y nudistas. Yo la recordaba como lugar de reposo absoluto  y horizontal de las gaupasas de las  fiestas de la costa, pero  bajo el acantilado vislumbramos una plancha herrumbrosa con una larga lista de nombres : era la lista de los muertos de la que había sido una de las cárceles de mujeres más conocidas  del franquismo.  Casi leímos  los nombres uno a uno y nos sobresaltó el gran número de niños de apenas unos meses que aparecían. Un  viejecito con boina que pasaba por allí nos dijo que entre 1938 y 1944 la cárcel llegó a tener más de 4.000 reclusas, muchas con sus hijos.

Las nubes se revolvieron , el cielo  repentinamente se oscureció y tomamos el camino de vuelta con una cierta  aunque lejana  congoja. Apenas si hablamos.

Un documento sobre la Cárcel de Saturrarán:

 

 

 

El «espíritu del 12 de febrero de 1974» revisited

 

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«¿Os acordáis del famoso discurso que pronunció  Carlos Arias Navarro, llamado también El Carnicerito de Málaga , el 12 de febrero de 1974?» ha soltado Mikel mientras hundía su croissant en un espeso café con leche. Todos han negado con la cabeza.Pero yo , que soy de su quinta, me he dado por aludido: «Claro: el discurso del espíritu del doce de febrero, cuando el entonces último presidente del gobierno de Franco  abrió un poco la mano proponiendo la legalización de asociaciones políticas que no fueran comunistas, y   que enseguida cerró ante el terror que les entró a los del Régimen con la Revolución  portuguesa  de abril del mismo año».

Laura ha puesto cara de que algo le sonaba, Koldo , con el brazo todavía en cabestrillo ha murmurado  no sé qué de las fosas comunes, y , por fin, Marta ha comentado lo siguiente:  » Asistí , por casualidad, en el 2000, al estreno de Capitaes de Abril, de María de Medeiros, la película que relataba la preparación de la Revolución de los Claveles de 1974. Veinticinco años después,  la enorme sala de cine Sao Jorge estaba casi vacía. Entre el escaso público predominaban los cincuentones y algún adolescente de largas guedejas. Hasta Joaquim de Almeida no hacía de malo malísimo».

«Sic transit gloria mundi»  ha apuntado Mikel . Y luego ha pedido otro café y otro croissant. Y los demás también. En opinión de Laura esto de la memoria da mucha hambre y en la de Marta lo de «Historia magistra vitae» es una de bobadas más grandes que hemos recibido de los clásicos…

Koldo ha puesto una última guinda: » Yo tengo una foto de una pintada hecha en un gran muro, tras el siferendum de la constitución: NO APRENDERÉIS EN LA PUTA VIDA» (sic)- lo cual que transcribo pidiendo perdón anterógrado.

Postridie Idus Feb. Anno MCDLXX ad Bilbao condita

(Ah, el desayuno de los martes de hoy ha tenido por sede la última mesa a la derecha del Restaurante Monterrey, en la Gran Vía. Café: 9,5/10; croissant: 9,8/10)

El señor de Indautxu que leía a Heidegger

Ser y el Tiempo

Marta me ha recordado hoy a aquel señor de Indautxu que aparecía en un reportaje de vizcaínos célebres, sentado lánguidamente sobre una chaise-longue  y que decía: «Sólo me dedico a leer a Heidegger». A mí el tipo me sonaba porque , como yo, era habitual de los paseos por el Parque de Doña Casilda, y no me extrañó su  concisa afirmación porque su caminar era lento y reposado, haciendo gala de aquello que Pla llamaba «fare il signore» y que era pura y llanamente el quehacer cotidiano de los rentistas – que es por otro lado, lo que parece que continúa siendo el sujeto en cuestión.

Yo también he leido a Heidegger. Y aunque soy más del segundo Heidegger que del primero, recuerdo que leí Ser y Tiempo durante una travesía en velero por el Mar del Norte. De hecho, siempre he tenido la costumbre, supongo que un tanto homeopática, de alternar un buen tocho filosófico con una navegación en la que normalmente iba de grumete hiperactivo para todo. Así Hegel ( La fenomenología del Espíritu) me acompañó entre Marsella y Viareggio; Schopenhauer ( El mundo como voluntad y representación), dando la vuelta a Corfú y, por poner otro ejemplo, Husserl ( Las investigaciones lógicas) en una larga singladura desde Ayamonte hasta el Cabo de San Vicente ( con temporal y pequeño maremoto incluídos.

Pero nunca, hasta ahora, me había ufanado de estas lecturas un tanto secretas y un poco esotéricas. Antes bien, in illo tempore, forraba los predichos tochos con papeles acartonados de colores y les ponía títulos variopintos como «Crimen en el bosque» (Ser y Tiempo), «Misterio en el laberinto» (La fenomenología del Espíritu), » Asesinato en alta mar» ( El mundo como voluntad y representación) o » Policías de Brooklyn» ( Las investigaciones lógicas). Y   así conseguía que nadie me preguntara nada,  absorbido que me veían en la lectura , tras haber estado tirando de cabo y orzando aquí y allá como si «en una galera turquesa».

Y, por supuesto, ni me he hecho fotografías en chaise-longue, ni he me he mostrado  lánguido, ni he sido rentista ( ni quisiera serlo: tengo un espíritu calvinista muy arraigado…

 

Mike´s email about Trump

Chicago

He recibido un email de mi amigo  Mike ( el de  Chicago, en Seattle tengo otro amigo Mike.  Rememora, como siempre, nuestras largas conversaciones en  O´Rourke´s y responde a unas líneas que  le envié a raíz de la elección de Trump como presidente.

Mike dice que los europeos no deberíamos preocuparnos tanto, pues los Estados Unidos tienen una Constitución garantista que regula bastante bien los poderes políticos, no dejando que uno de ellos tome una iniciativa sin el consenso de los demás. El check and balance  es tan permanente como los continuos reequilibrios entre las diferentes agencias de seguridad tan utilizados en la filmografia de Hollywood. Hay que confiar en los  profesionales constitucionalistas  ( sic: «We must rely on constitutionalist professionals «. La prueba,añade, es el bloqueo judicial a las restricciones de libre circulación dictadas por el ejecutivo.

Por otro lado, señala,no hay que olvidar que a Trump lo ha elegido una mayoría y que no es el momento de poner en duda el procedimiento electoral o de inventarse conspiraciones internacionales. Sin duda, al nuevo presidente lo ha elegido una mayoría frustrada por la misma élite norteamericana, pero así ha sido :poner en duda esto es, para Mike, el mayor populismo.

Tras leer las palabras de mi amigo, he  recordado algunas afirmaciones que hacía Vicente Verdú en su ya lejano libro El planeta americano. Como , por ejemplo, la incultura generalizada -que permite a un yanqui desconocer dónde está Austria, pero igualmente Illinois -,  cierto infantilismo risueño o el antiintelectualismo redoblado por un espíritu religioso tan particular como polimorfo.

Pero también, cómo aquí y allá rezuma un liberalismo de base, nutrido por un espíritu burgués primigenio y democrático, en el que el orgullo de ser americanos está estrechamente vinculado a la defensa de los valores de su Constitución y de sus Enmiendas.

En fin,que habrá que esperar… y, a lo mejor,tomar nota.

 

El Puppy y Al Pacino

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Hoy he recordado este viejo chiste que  dice:

– ¡Vaya perro que os han puesto en Abandoibarra!

– ¡Pues no veas la caseta!

Y me he dado cuenta de que el buque insignia de Bilbao – el Guggenheim- está escoltado por  las figuras  de dos animales de proporciones enormes y significado , como se verá, un tanto esotérico.

Así, el Puppy, en su floreado  y estacional ser, esconde en su estructura la mano de Jeff Koons, escultor trans- pop, muy conocido también por las obras  que llevó a cabo representándose  a sí mismo haciendo el amor con  su esposa, Ilona Staller, conocida como Cicciolina en el mundo  del cine porno. Lo cual que nos puede predisponer a esperar el resurgimiento de la Staller entre los laberintos de macetas en cualquier momento, desnuda y acaso con un paño de pureza al modo de la Venus originaria. ¿Será acaso este episodio neo-mitológico lo que espera la caterva de fotógrafos amateurs que rodean al perro primigenio?

Y, por otro lado, una caterva similar rodea , y penetra  rítmicamente  ( con perdón) la escultura denominada  popularmente «La Araña», guardando rigurosa cola para perpetuar el momento. Pero teniendo  tal escultura por título «Maman» y pretendiendo con ella, en psicalíptica versión anterograda, su escultora, Louise Bourgeois, mostrar «la duplicidad de la naturaleza de la maternidad, protectora y depredadora al mismo tiempo», no resulta muy comprensible que, en vez de huir desaforadamente , el personal, muy sonriente,  se instale bajo una bolsa llena de huevos «que se encuentran peligrosamente adheridos a su abdomen»al tenor de la oportuna guía.

En fín,  que, a la vista de las disfunciones entre significantes y significados y sus connotaciones varias -algo muy común entre el arte  producido después del impresionismo- la próxima vez que mis pasos me lleven hacia  el titanio, procuraré llevar el gesto de Al Pacino ,haciendo de Toni Montana  en Scarface. Por si acaso.

Un recuerdo lejano de Koldo Mitxelena

 

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Koldo Mitxelena me esperaba en su despacho. Llamé a la puerta. «Aurrera». Entré. Mitxelena estaba sentado mirando al techo ensimismado y apurando lo que parecía ser una boquilla de mentol. Frente a él tan sólo tenía una mesa vacía, en una habitación vacía. Me senté en la única otra silla que había y le dije que venía de parte de Goyo Monreal porque quería hacer una Memoria de Licenciatura sobre Arturo Campión.

Me miró fijamente a los ojos sin dejar de apurar su boquilla y me preguntó por mi familia, apellido por apellido: le sonaba mi abuelo Ataúlfo. Luego, sin mediar palabra, sacó de un cajón de la mesa un folio con el membrete de la Facultad y escribió algo con un bolígrafo bic. Me pasó el folio. Decía: «No tengo ningún incoveniente sino todo lo contrario en dirigir la tesina de Vicente Huici Urmeneta sobre Arturo Campión…».

«Ondo?Es la primera que se va a leer aquí, pero ya nos arreglaremos. Y ahora, hala, vámonos al bar».Acompañé a Mitxelena hasta la planta  de abajo. Yo pedí un cortado y a él , sin más, le sacaron un combinado que luego me comentaron que era una destornillador. Nos sentamos.

«Sabe usted, Huici, Campión, a pesar de su  aparente severidad, era un poco suelto: tenía una amante con piso puesto, y además escribió  una novela pornográfica, La monja, creo que se titulaba…». Sonreí. Después fueron pasando a saludar varios profesores: Emiliano Fernández de Pinedo y , con muy buen humor, Julio Aróstegui- que luego formaron parte del Tribunal; y también , si no recuerdo mal, Jon Juaristi y Joseba Lakarra.

Antes de despedirnos, Mitxelena me recomendó estar con Estanis Aranzádi , con Baldomero Barón, y  con el Director del Archivo General de Navarra- Florencio Idoate-  pues le constaba que en sus sótanos había ediciones completas de las obras de Campión que habían sido compradas por la Diputación para evitar que fueran accesibles al público- como efectivamente pude luego comprobar.

Por supuesto, más adelante estuve con Mitxelena en muchas otras ocasiones, pero todavía  recuerdo aquel su subir cansino por las anchas y frías escaleras del Seminario, dirigiéndose hacia el despacho vacío…