De estas páginas de Vivian Gornick podría deducirse la sorprendente conclusión de que no hay mundo menos interesado en la literatura que el mundillo literario.
Amarrado al duro banco de la galera canicular – soy más de primaveras y otoños – he refrescado y mucho las meninges leyendo un capítulo del libro Mirarse de frente de Vivían Gornick, ahora muy à la page junto con Annie Ernaux y Siri Hustvedt por aquello que está tan de moda y que se llama auto-ficción.
El capítulo en cuestión se titula «En la universidad: pequeños crímenes contra el alma», y más allá y más acá de algunas insistencias sobre su condición de mujer de estirpe judía, ofrece una excelente crónica sobre sus experiencias en el mundo de los cursos y talleres de escritura universitarios.
La crónica se refiere fundamentalmente a los y las colegas que sobreviven en el mundo de la enseñanza toda vez que sus escrituras no les han dado para tanto- primum vivere, deinde philosophari – y los retratos y situaciones que se describen no muestran sino un micro-mundo de competividad resiliente, enfrentamientos solapados , adoraciones interesadas y odios pagados que sólo se puede soportar con un dechado de estoicismo y la asunción de lo que Gornick denomina el «Síndrome de la Respuesta Aproximada» , es decir, de un denso régimen de conversaciones insulsas.
De lo anterior podría deducirse la sorprendente conclusión de que no hay mundo menos interesado en la literatura que el mundillo literario y que este, en realidad, no es sino una plataforma más para la salvación personal y la promoción profesional. Any way, más allá de los lamentos de algún que otro lletraferit, convendría recordar que ya dio buena cuenta de todo ello Pierre Bourdieu en sus Las reglas del arte. Génesis y estructura del campo literario.
Sólo que ahora ya viene directamente documentado, como en su momento, por cierto y sin etiquetas, ya lo documentaron Edith Wharton o Maeve Brennan, lecturas siempre pendientes… Y muy nutritivas.
(c) by Vicente Huici Urmeneta