REALIDAD( La construcción social de la)

Mientras me afeito, oigo por la radio que el Gobierno ( de España) ha convocado de urgencia una rueda de prensa. Subo el volumen y escucho que los móviles del presidente Sánchez y de la ministra Robles han sido espiados por el programa Pegasus al que la semana pasada se se le atribuía el seguimiento de varios independentistas catalanes.

Me parece estar dentro de una novela de John Le Carré , pero me pongo al trabajo, ahora dedicado a corregir lo que acaso será una segunda parte de Aproximaciones a la razón narrativa, de no menor trama intrigante.

Cumplida mi «hora Stendhal» – en realidad dos horas de escritura «con inspiración o sin ella» – salgo a la calle para despejarme y hacer algunas compras. Las terrazas de los bares de mi barrio, reducidas al mínimo por una arbitraria normativa municipal tras la generosa y también arbitraria expansión pandémica, están petadas de jubilados y jubiladas que se amontonan solidariamente porque ,además, está lloviendo.

Aun así, tras un breve paseo, consigo refugiarme en el ángulo oscuro de mi bar habitual y leo el periódico más de derechas que tengo a mano por aquello de las columnas de opinión económicas que, como siempre, predicen males sin cuento y hoy más por la pretensión de los sindicatos de elevar los salarios… ¡según la subida del coste de la vida! De paso, un llamémosle chiste gráfico hace una burla un tanto zafia del Uno de Mayo ( que siempre es del 71, aunque a algunes les parezca un jolgorio del pasado).

Tras la comida y una breve siesta, me dispongo a ir al cine. Voy en metro -volveré andando si la autoridad no lo impide- que a estas horas viene muy lleno y en el que cada viaje es una oportunidad etnográfica. En esta ocasión me sorprende el contraste entre las mascarillas blancas todavía obligatorias y las minifaldas – algunas microfaldas- multicolores que lucen algunas adolescentes : no sé si Mary Quant atisbó el éxito perdurable de su tijeretazo.

Veo Arthur Rambo , de aquel Laurent Cantet que tanto conmovió con su La clase (Entre les murs, 2008), y salgo extrañamente animado. La película pone sobre el tapete la contradicción entre Karim, un triunfante «poeta de los arrabales»de origen argelino y su alter-ego Arthur Rambo , un «hater» twittero ,fundamentalista islámico y antisemita : constituye una sagaz ontología del presente ,coincidiendo en esto, una vez más, con Juan Zapater.

A la salida, llueve de nuevo y me refugio en una magnífica librería de segunda mano.Trasteando ,encuentro una vieja edición de La cantante calva de Eugène Ionesco. Lo abro y leo «SR. SMITH: La historia es curiosa, casi increíble». La frase me parece tan evocadora en general, que me lo llevo – previo pago de tres euros, of course-.

Y ahora que vengan Peter Berger y Thomas Luckmann y me hablen de la Construcción Social de La Realidad

26 DE ABRIL (Gernika)

Si ayer se podía rememorar la ilusión de un gran cambio pol´ítico que se generó con la Revolución de los claveles portuguesa de 1974, hoy no puede evitarse el recuerdo del bombardeo de Gernika de 1937.

Además , y sin entrar en las raices de una guerra que más bien parece un conflicto entre USA y la Federación Rusa en suelo de una Europa impotente, las imágenes de la destrucción de algunas ciudades ucranias hogaño evocan excesivamente las de antaño de la villa foral.

Y si bien es cierto que en aquella guerra civil que siguió a aquel alzamiento incivil, hubo muchos bombardeos letales – basta recordar los 144 que se llevaron a cabo en Tarragona entre de mayo de 1937 y enero del 39 – el de Gernika se ha convertido acaso en un símbolo de todos ellos y de su crueldad.

Crueldad f´ísica y moral por la devastación generada y el elevado número de víctimas civiles. Crueldad institucional por la hipersignificación que histórica y tradicionalmente tuvo y ha tenido la villa foral y su árbol , tan universalizado por el bardo Iparraguirre. Crueldad emblemática, desde que Pablo Picasso pintó en los meses siguientes al bombardeo ese gran cuadro que, hoy residente en el Museo Reina Sofía de Madrid, se ha convertido en una referencia mundial.

Según el historiador Paul Preston, el conspirador y capitán carlista Jaime del Burgo- que ocupó con sus tropas los alrededores de la Casa de Juntas- preguntó a un oficial del Estado Mayor del General Mola: «¿Era necesario hacer esto?» y el oficial le contestó: «Esto hay que hacer con toda Vizcaya y con toda Cataluña».

Ya lo advirtió T. S. Eliot en 1922, al comienzo de su The Waste Land…»April is the cruellest month…»

25 DE ABRIL (revisited)

Un buen amigo me ha enviado esta mañana una grabación de Grândola Vila Morena -de José «Zeca» Afonso – en versión de Amália Rodrigues .Y la he escuchado de nuevo con un difuso placer melancólico. Pues esa canción ,como ya está recogido en los anales de la Historia, fue el desencadenante de los movimientos ,por supuesto militares, que iniciaron la Revolución Portuguesa de 1974.

Aquella Revolução dos Cravos se convirtió desde el punto de vista político en una constatación de que podía caer el penúltimo régimen autoritario de la Europa no comunista ,y también la muestra manifiesta de que algo así podía ocurrir en la España tardofranquista.

Pero de la misma manera que todo aquel gran movimiento abocó en una revolución burguesa en tono mayor ,despegándose de cualquier acento revolucionario más avanzado , no dejó de tener la virtualidad de formalizar un sentimiento de cambio radical ( ¿ hacia el Socialismo?) que necesitábamos («algunos y algunas» como solía decir Agustín García Calvo ) por estos alfoces .

Y es que acaso es esa expectación lo que más atrae del fenómeno revolucionario, esa esperanza en un una transformación radical abierta a todas las posibilidades , un sentimiento que ya expresó Inmanuel Kant en su celebre texto Qué es la ilustración ,años más tarde estrechamente glosado por Michel Foucault, y finalmente estirpado por este último a la luz de los descubrimientos de la Escuela de Annales francesa que no confiaba mucho ( en realidad, nada) en todo aquello que se inscribiera momentáneamente en la larga duración socio-económica.

Pero aún así y a pesar de todo,Grândola Vila Morena y la Revolución de los Claveles continúan suponiendo un antes y después para un par de generaciones que vivimos el mito de la revolución aunque solo fuera como guía de acumulación de fuerzas anti-fascistas ,pues, como muy bien advirtió Manuel Vázquez Montalbán, es muy posible que no hubiera tantos revolucionarios y revolucionarias pero si los suficientes como para intentar matizar un nuevo intento de revolución burguesa, esa todavía revolución pendiente en estos lares que siguen amparados en gran medida por el Trono y el Altar.

¡RITORNARE…!

Lucca

Es rubia y menuda, la mirada de Nicole Kidman. De piel blanquísima, pesará unos cuarenta y cinco quilos, que hubiera dicho Josep Pla en su maravilloso Viaje en autobús.

Y en autobús volvemos tras visitar Lucca, una sucesión de plazas rodeadas de una larga y ancha muralla.

Y con la vuelta, se impone un ajuste de cuentas. Y se me ocurre hacerlo en un a modo de abecedario, que me gustaría en el tono de Joan Fuster, pero creo que me saldrá más bien al estilo de Rosalía…( con el concurso animado del KET familiar)

A, de Aperol-Spritz.

B, de Bocaccio y su Decamerón

C, de Cornelius, la trattoria más equilibrada que hemos conocido.

D, del Dante ,siempre arrepentido de haber nacido florentino.

E, de «Ecce Ancilla Domini» de dos mil Anunciaciones.

F, de la «fiorentina», esa chuleta tan cara que no puede competir con la vasco-navarra.

G, de Giovanni Papini . Clasificado 4 : Gravemente peligroso.

H, del Hermafrodita de los Uffizi

I, de «Info- chiuso»

J, de «¡Joder qué caro

K, de «ki lo  sá

L, de «laura» estudiantil y karaoke.

M, de Maquiavelo, sin ninguna duda, y con recomendación expresa, visto lo visto.

N, de FeltriNelli, todavía buenas librerías.

O, de Oh, oh ante el David de Miguel Ángel.

P, de Pratolini, Vasco y resistente.

Q, del Quintiliano de la Biblioteca Laurenciana

R, de «ricebuta fiscale»

S, de Siena.

T, de «fare il Tancredo»

U, de Ucrania, pero también de Palestina, o de Siria…o de…

V, del Vin Santo degli cantucci

W, de «¡wei qué chingón

X, de «ya no hay cine X…¡ qué poca calle tienes!«

Y, de «y hazme una foto»

Z, del Zá-Zá, ristorante.»

Pues eso…

¡SCRIVERE…!

En la visita a los Ufizzi, hoy me he detenido un buen rato ante el cuadro San Agustín en su gabinete,de Sandro Botticelli.

Se trata de una pintura al temple sobre tabla de un formato muy pequeño – mide 41 cm. de alto por 27 de ancho – y en ella se puede ver a Agustín de Hipona escribiendo acaso sus famosas y definitivas Confesiones, modelo de posteriores tales, memorias y autobiografías.

Según la crítica y la Historia del Arte ,el motivo de esta obra es muy clásico y evoca a un físico o sabio de la antiguedad, pero a mí lo que me ha parecido más sugerente ha sido ver bajo la mesa del escritor un buen número de fragmentos de papel, rotos y arrugados.

Pues a fuer de que la composición connote esas condiciones tan necesarias para quien desea escribir – o practicar en general un arte ( apartamiento, soledad, concentración…como muy bien destacó ,entre otros, André Maurois en Un arte de vivir ), denota sobre todo ese afán corrector que solo termina cuando se percibe que lo mejor es enemigo de lo bueno .

Algo, por cierto, difícil de percibir cuando se está poseído ( o poseída, of course) por esa manía de escribir que Roland Barthes refería como scripturire ,y que lleva a corregir y corregir, y sobre todo a borrar, en estos tiempos con un simple cursor virtual , pero no hace tanto comenzando un nuevo texto una vez eliminado físicamente el anterior…

Y entonces escribir se convierte en un trabajo tantálico por sin fin en el que el fin y el medio se acaban confundiendo en la mera acción , en ese intento de dar cuenta de una verdad sobre la realidad…Scrivere!

(escrito en la Trattoria Zá-Zá, chianti classico mediante)

¡LEGGERE…!

En una calle perdida de Florencia, cerca de la Accademia,he visto hoy una pequeña librería de lance – «Ginori» – y no he podido evitar solicitar del KET familiar un cuarto de hora de libre disposición.

Y habiéndoseme concedido por la Superioridad este tiempo franco, me he lanzado sobre sus estanterías y he encontrado un viejo ejemplar de Cronaca familiare, de Vasco Pratolini, una obra autobiográfica, primera de otras tantas de temática testimonial.

Pratolini fue un prolífico autor florentino, muy amigo de Elio Vittorini- a quien siempre se recordará no tanto por su Conversación en Sicilia sino por haber rechazado la publicación del luego tan mundialmente celebrado El Gatopardo, de G.T. di Lampedusa-.Como muchos jóvenes de su generación flirteó con el fascismo mussoliniano hasta que decepcionado pasó a la resistencia; reubicado en Roma, escribió más de veinte guiones entre ellos el de Rocco y sus hermanos (junto a Suso Cecchi d’Amico) de Luchino ViscontiPaisá de Roberto Rossellini entre otros y en 1954 y 1961 el director Valerio Zurlini filmó sus novelas Crónica familiar y Las muchachas de San Frediano.

Camino inverso, por cierto, al recorrido por el también florentino Giovanni Papini que de familia progresista pasó de un anarquismo ateo radical a un ferviente catolicismo con un intermedio fascista muy exaltado, hasta ingresar al final de su vida en la orden de los terciarios laicos franciscanos. Autor también prolífico, escribió obras memorables como Un uomo finito , Il libro nero – Nuovo diario o Gog ,rápidamente traducido al castellano durante el franquismo por su apología anti-comunista .

Pero claro, sobre Papini , a pesar de haber sido famoso y de que «las valkirias le deglutían con la mirada» ( otra vez Pla, que lo vio en varias ocasiones en los años veinte – del siglo pasado) hay un silencio total y resulta difícil encontrar libros suyos, incluso en librerías de segunda mano…Pues ya ni está ni se le espera… Sic transit gloria mundi!

¡PENSARE..!

Passeggiata de Viareggio

Fue en la playa de Viareggio donde pude practicar hace casi cuarenta años una lección teórica muy bien aprendida : estaba tranquilamente nadando en paralelo a la costa cuando una fría corriente me arrastró hacia el interior del Tirreno, y ,tras luchar denodadamente contra ella sin éxito alguno, me dejé por fin llevar hasta que , de pronto, una gran ola cálida me devolvió hasta un arenal en el que pude hacer pie y salir…

Pues bien, mientras caminábamos hoy por su Passeggiata , preciosamente festoneada de luminosos chalets de estilo liberty , he entrado en una librería y me he dado de bruces, en un lugar destacado, con las Lettere dal Carcere , de Antonio Gramci, Premio Viareggio 1947 (a título póstumo ya que había fallecido en 1937 ).Ante mi manifiesta sorpresa, el librero, que pintaba tantas canas como el que suscribe, se ha confesado de inmediato un resiliente militante del PCI- desde el 1991 PDI.

A pesar de la alegre y un tanto nostálgica charla, no he comprado el libro, pues lo tengo desde hace más años que el episodio natatorio relatado. Y es que esas cartas son una magnífica introducción a los famosos Cuadernos de la cárcel, que en su momento me sirvieron para desasnarme del estalinismo general básico que, a fuer de útil, viví en el tardofranquismo.

Así que ha sido en la Toscana, junto al mar en el que me ví abocado a la nada practicando precisamente la nada, donde me he encontrado de nuevo con este pensador comunista que me salvó de la quema ideológica , para poder reafirmarme como post-comunista desde cierto abertzalismo íntimo, antes de ejercer tal que escéptico con efusiones místicas… Sin más, como suele decir mi hija…

¡ANDARE…!

Exhausto , me tiro sobre la cama y girando sobre mí mismo, levanto las piernas y coloco los pies desnudos sobre el cabezal para aliviarlos : es una antigua técnica que me recomendó mi sensei de karate-do cuando me dedicaba a tales menesteres.

Estoy ciertamente apalizado y no es para menos pues hemos recorrido media Toscana a uña de caballo para ocultar el oscuro deseo de visitar una vez más la estricta y medieval Siena, siempre enemiga de Florencia, sus florituras y sus Medici.

Gracias a lo que sea, Siena es todavía una ciudad pateable, y lo visible y visitable está en sus calles y plazas y no tanto en museos con entradas de colas kilométricas.

El larguísimo paseo de hoy ha comenzado con un Spritz-Aperol, aperitivo que ahora está de nuevo muy de moda, en la Piazza del Campo, (para mí « la placidad de la plaza en cuanto que plaza» en terminología a lo Heidegger )y ha finalizado comiendo en una esquina perdida, ocasión que he aprovechado para probar – y aprobar- la cerveza Iris, birra autónoma y heterónoma.

Ha sido , ciertamente, un buen día, alejados de las marabuntas peregrinas de turistas con palo-selfie en ristre y una admiración babeante e impenitente.

Cuando mis pies, y mis caderas ( y mis hombros) se han repuesto ,he vuelto al decubito supino ordinario y he abierto el libro de Josep Pla La vida amarga, por el capítulo «Records de Floréncia» que me he traído para la mesilla de noche y he leído: «¿ Para qué nos servirían el Duomo, el Campanile, el Batisttero, el Palazzo Vecchio…si no viniesen turistas.Nos moriríamos de hambre en medio de tantas bellezas y el Renacimiento entero no nos daría ni para un café con leche…», palabras pronunciadas por un camarero «que había meditado a fondo sobre el turismo»…en 1920.

Y ha descendido sobre mí un inmenso consuelo y he encontrado sentido, y mucho, a mi andare…en todos los sentidos.

¡VOLARE…!

Son las cinco y media de la mañana.Corre una fresca brisa primaveral y todavía no ha amanecido. En la parada del autobús tan sólo hay un par de guiris delgadurrios  y nosotros.
Por  fin llega el autobús del aeropuerto. Viene hasta los topes. Subimos. Los guiris se quedan rezagados:quieren pagar con tarjeta pero la que tienen no les vale, luego lo intentan en metálico pero con billetes de 50 euros que tampoco se aceptan.Comienza entonces una agria discusión.El conductor les conmina firmemente, a gritos, a   que se bajen y el personal comienza  a impacientarse.Me adelanto y pago sus billetes .Los recogen sin decir ni , como si les asistiera un derecho divino extraterritorial.Tampoco hacen amago alguno de agradecimiento: «Haz el bien y no mires a quien»-  decían los Hermanos Maristas en mi infancia.
Ya en el aeropuerto,una vez hecho el embarque,  el vuelo es rápido.Sin embargo,  a la llegada,  y pretendiendo conectar  con un nuevo vuelo, tras varias vueltas, trenecillo incluido, una desgraciada organización- confesa por uno de los operarios – nos hace  pasar  de nuevo por el control de seguridad.
Llevamos un documento europeo de viaje,pero nadie  nos ha comentado  si hay que hacer otro similar a la vuelta: todas oficinas ad hoc  están  cerradas a cal y canto.
Llegados al destino final, salimos a la calle sin que nadie  nos reclame el dichoso documento europeo dPLF que , por cierto, nos costó toda una tarde  cumplimentarlo.
Ya en el hotel, reflexiono sobre todo lo anterior  y concluyo que a pesar de la propaganda buenista hay gentes que son más  papistas que el Papa,  que hay ciudades que no están  preparadas para recibir – ni para despedir- turistas por mucho que se empeñen, y ,por fin que Europa continúa siendo una agrupación de una ineficacia clamorosa.

Y, no sé porqué, recuerdo aquello de  la familia, el municipio y el sindicato, bases articuladoras de la denominada democracia orgánica, aquella de la época del » Volare... «,  con el que Domenico Modugno ganó el Festival de San Remo de 1958…

MUSEOS( y motocicletas)

Los alrededores del Guggenheim bilbaíno están muy animados. Entre los grupos que se fotografían y auto-fotografían arremolinándose en torno al Puppy floreado, pasa una larga cola que se pierde en las profundidades por las que se accede a la entrada, bajando por unas siempre incómodas escaleras.

Y no es para menos, pues se exhibe una muestra titulada Motion. Autos, Art, Architecture que , comisariada por Norman Foster, expone un conjunto de 38 automóviles singulares en sus contextos históricos y artísticos, entre las propicias fechas del 8 de abril y el 18 de septiembre.

Habrá quien se pregunte qué pinta una exposición así en un sitio como este. Y hay una respuesta superficial y otra más, digamos, profunda.

La superficial, básica, elemental, f´ácil, es que un motivo así atrae a mucha gente que no ha pisado jamás un museo y no se le espera en el futuro, y la prueba empírica más directa son los casi 9.000 ( nueve mil) visitantes que ha atraído tan sólo en los dos días siguientes a su inauguración.

La respuesta más crítica, evaluativa y proyectiva, es que algunos museos, como el que se ha mencionado, se han aplicado a cumplir estrictamente, en la mayor parte de las ocasiones, las nuevas funciones que se les han atribuido en la post-modernidad, como templos de cultura análogos a los templos religiosos, haciendo del arte una vivencia tan sagrada para consagrados y consagradas, como incomprensible para paganos y paganas, si bien , de vez en cuando, aceptan expresiones que , partiendo de la «cultura popular»,asumen la condición de artísticas por el ámbito en el que se exponen- aquí habría que citar de nuevo al Pierre Bourdieu de La distinción. Crítica social del gusto …¿O recordar el urinario de Marcel Duchamp?

Y en principio, nada habría que objetar pues, como diría el Príncipe Salina, se trata de un signo más de estos tiempos en los que nos ha tocado vivir. Más bien habría que felicitar a quienes son capaces de mantener este equilibrio de funambulista experto que sabe estar siempre en la pomada.

Por todo cual, y como recordaba recientemente un periódico local, Motion. Autos, Art, Architecture «puede convertirse en la muestra más vista de los 25 años de la historia del Guggenheim, lugar que ocupa en estos momentos...El arte de la motocicleta«, una expo de 2001.