
Sicilia ha sido durante los últimos años un destino viajero del que me han quedado muchos y muy gratos recuerdos de sus paisajes y paisanajes – que diría Josep Pla.
Ahora que me sé representado en esta afición por mi hija, no puedo dejar de reproducir esta variopinta crónica que escribí tras el último periplo:
GRAMSCI Y LA «UNIDAD ITALIANA»
«En estos cincuenta años de vida unitaria, nuestros políticos se han dedicado en gran parte a crear la apariencia de una uniformidad italiana: las regiones habrían desaparecido en la nación y los dialectos en la lengua literaria. Pues bien, Sicilia es la región que ha resistido más activamente a esta manumisión de la historia y de la libertad, y ha demostrado en numerosas ocasiones que vive una vida de caracteres más propiamente nacionales que regionales.»
Siempre atento al matiz, siempre manteniendo una distancia crítica respecto de cualquier dogmatismo, me han sorprendido estas palabras de Antonio Gramsci escritas en 1918, hace ya más de un siglo.
Y vista la situación que hoy todavía tenemos en la piel de toro, no sé si no convendría reflexionar sobre ellas, precisamente retrotrayéndonos a 1918 y a los problemas territoriales que ya por entonces se manifestaron, que se exaltaron crudamente durante la II República y la Guerra Civil, que se enterraron bajo el Franquismo, y que han vuelto a surgir con singular fuerza en nuestros días, tras unos años de supuesto consenso constitucional.
Porque, como también avisa Gramsci, «cuando se escriba la historia de estos últimos años con más vocación de verdad y exactitud que de deseo de suscitar estados de ánimo arbitrarios, muchos episodios aparecerán bajo otra luz…»
Y, repito, son palabras de hace más de un siglo, de 1918..
UN ISLOTE VOLCÁNICO
Ayer,por fin , quedamos en Sciacca con Paola y su marido, nuestros amigos sicilianos de los que ya he hablado en otras ocasiones.
A Paola, que viene de una familia de cierto tronío ( los Florio) le ha hecho mucha gracia el texto de Gramsci que publiqué ayer y que ya en 1918 advertía de la singularidad isleña. Dice que parece que tengo una cierta obsesión en comparar la incorporación de Sicilia a Italia y la del País Vasco a España. Y por supuesto que es así, porque veo muchas similitudes, algunas de ellas descubiertas precisamente conversando con la propia Paola, con su marido Luigi ,culto ex franciscano , y por las estancias en la Fondazione Famiglia Piccolo de Calanovella de Capo d’Orlando.
Bueno, el caso es que comimos muy bien en la trattoria Al Faro y volví a degustar esa cerveza local- Semedorato– que es muy recomendable.
Luego, mientras paseábamos degustando un brioche con granitá al limone, Paola se detuvo frente al mar y nos contó la siguiente historia: «Ahí delante, en 1831, y ante el asombro de todos, emergió de pronto una islote volcánico. Un barco inglés que pasaba por allí se apresuró a colocar en ella el Unión Jack . Comenzaron las disputas , las negociaciones diplomáticas y hasta las amenazas de guerra, pero a los cinco meses, el islote volvió a sumergirse y ya nadie habló más del tema…»
Y no sabíamos si reír o llorar…pero acabamos riéndonos…
SUPERSTICIONES DE AQUÍ Y ALLÁ
Dice Leonardo Sciascia en su sugerente dietario Negro sobre negro que los sicilianos ( y es de suponer que también las sicilianas) no son religiosos sino supersticiosos.
No es de extrañar que así sea pues esta gran isla mediterránea ha sido invadida sucesivamente por griegos, romanos, árabes, normandos,aragoneses, españoles …y liberales, cada cual con su vademecum de creencias. Si al final se ha impuesto un catolicismo more siculo, lo ha sido, continúa Sciascia, por el deslumbramiento formal de la cultura barroca que se muestra en cualquier esquina con una generosidad inigualable desplegada en palacios, catedrales y cementerios.
Pero como la superstición no es religión ,el pueblo no puede admitir su sumisión siempre y en todo lugar, y , por ejemplo, no es difícil encontrar imágenes de San Calógero – patrón máximo de la Triclania , y más negro que San Fermín – reconstruidas después de haber sido troceadas o quemadas por un grupo de creyentes que no había recibido un milagro solicitado : el último caso ocurrió en Naro en 1998.
PASOLINI NO SE DETUVO EN SCICLI
En la primavera de 1959 un grupo de intelectuales italianos vinculados al PCI visitaron el barrio «de las cuevas de Chiafura» de la localidad siciliana de Scicli. La misión de aquella visita fue doble: por un lado querían constatar una forma de vida troglodita en pleno siglo XX; y por otra parte deseaban solidarizarse con aquellas personas que sobrevivían sin agua corriente ni suministro eléctrico.
En las fotos que han quedado de aquella visita se ve a un Pier Paolo Pasolini con un traje impecable y encorbatado charlando con unos ragazzi en camiseta, a María Antonietta Macciocchi escuchando a unas señoras oscuras vestidas de negro ,o a Carlo Levi fumando mientras toma notas en el interior de una de las cuevas.
Resulta evidente que aquellas gentes vivían en el siglo XIX como también vivían en el mismo siglo quienes disfrutaban de los palacios aristocráticos que se extendían a la vuelta de la esquina- más concretamente a la vuelta de la Iglesia de la Inmaculada que cerraba el barrio.
Hoy en día, el barrio de Chiafura comparte las covachas con unas humildes casas provistas sin duda de agua corriente y electricidad ( a juzgar por el número incontable de antenas de televisión), pero el núcleo central de Scicli se ha puesto de moda.
Así la calle Francesco Mormina comienza con » la comisaría de Montalbano» y finaliza con la «Farmacia de Montalbano» y a lo largo de ella se suceden palacios e iglesias con visita de pago, salteados por boutiques de ropa cara, restaurantes de pro y heladerías con pie de página, concitando la atención de una buena muestra de la pijería autóctona. Por lo demás, se intenta mantener una cierta imagen de sicilianidad al modo de un pequeño Pals, pero el deseo de hacer negocio- en este caso, «el agosto»- es tan manifiesto que provoca una cierta repulsión: está bien pagar por un servicio y hasta pagar mejor por un mejor servicio, pero sentirse carne de guiri al que darle la clavada y despedirle cuanto antes no es de recibo.
Scicli puede morir de exito – que tomen nota quienes quieren copiar el modelo en otros lares. En la mesa de al lado unos yankis vociferan. Seguro que no tienen ni idea de que a no menos de un kilometro sigue existiendo Chiafura.
CAMILLERI Y LA LITERATURA SICILIANA
Acaba de morir a los noventa y tres años Andrea Camilleri, escritor siciliano muy conocido en el mundo de la novela negra a raíz de su saga sobre el comisario Salvo Montalbano – en homenaje explícito, como es conocido, a Manuel Vázquez Montalbán.
Camilleri se dedicó a este género literario muy tardíamente, una vez jubilado, habiendo cumplimentado una larga carrera profesional en el teatro y la televisión. Aún así, su éxito fue inmediato y muy pronto se filmó una serie protagonizada por Luca Zingaretti que multiplicó su popularidad.
Camilleri tenía una escritura ágil y un tanto desaliñada, pero fue muy hábil a la hora de pergeñar un mundo virtual – Vigata- desde el que describir el mundo siciliano de las últimas décadas del siglo pasado, siempre condicionado por la actividad de una mafia resiliente.
No obstante, su obra no sería comprensible sin la tradición inmediata representada por Leonardo Sciascia quien, con más erudición y perspectiva histórica, abrió esta temática particular en obras como A cada cual lo suyo ( 1966) o El contexto ( 1971), llevadas en su momento a la gran pantalla.Tampoco es posible comprender la obra de Camilleri sin el referente de Luigi Pirandello, quien, por ejemplo, en El difunto Matías Pascal (1904) dio un toque de humor al mundo severo y oligárquico que había descrito Federico de Roberto en Los Virreyes ( 1894) , obra cumbre del naturalismo autóctono.
Pirandello, Sciascia y Camilleri nacieron muy cerca de Agrigento, al sur de Sicilia, y mantuvieron un constante diálogo más o menos explícito entre sus obras :el mismo Camilleri escribió una biografía de Pirandello – Biografía del hijo cambiado: La novela de la vida de Luigi Pirandello (2000) con abundantes citas de Sciascia.
Los tres, junto con el mentado De Roberto y acaso añadiendo a Elio Vittorini ( por su Conversación en Sicilia , 1941) y a Tomasi di Lampedusa y su célebre El Gatopardo (1958) ,forman un cuerpo literario único en el que la isla y sus circunstancias adquieren una proyección universal que bien merece la pena ser visitada.
(c) by Vicente Huici Urmeneta








