Lo más sugerente viene a ser la previsión de poder caminar un largo rato sin prisa , haciendo las paradas oportunas para contemplar la profunda entrada a un palazzo renacentista , la fachada barroca de una iglesia o el escaparate cilíndrico y multicolor de un kiosko en una esquina.
Y mientras tanto, dejarse pasar por las sucesivas oleadas de turistas de atrás hacia adelante ,de adelante hacia atrás, por la izquierda o por la derecha, redefiniendo con habilidad circense la marcha.
Y caminar ,eso sí, lentamente, sin ningún espíritu deportivo, sino más bien adoptando aquel antiguo modo de «fare il signore» – ya sin bastón, of course– que comentaba Josep Pla, convirtiéndose en un flanêur ( ya también , alora, en una flanêuse) tal como lo dejó apuntado Louis Huart en su famosa Physiologie du flanêur.
Y hacerlo, por supuesto, sin menospreciar a quienes van dulcemente teledirigidos por su teléfonos móviles, nuevos apaños de los viejos mapas de papel, o a quienes hacen esas largas colas en los establecimientos de moda- pues también tienen derecho a sufrir y a hacer de su sufrimiento común un nutrimento de su identidad colectiva en estos tiempos tan documentada y documentable electrónicamente.
Y hacer un alto en ese lugar siempre visitado, año tras año, y en compañías muy diferentes…
( escrito en una servilleta del Antico Caffè Greco, de la via dei Condotti)
(c) by Vicente Huici Urmeneta