BilbaoArte, el Centro de produccion art´ística patrocinado por el Ayuntamiento de Bilbao ha cumplido 25 años y se ha aprovechado la efemérides para abrir un nuevo local de caracter expositivo en Uribitarte 40.
El nuevo local se ha inaugurado con una exposición de una selección de los fondos del Centro, comisariada por Javier González de Durana que, asimismo, ha escrito una Presentación al catálogo editado.
En dicha Presentación, se desarrolla una reflexión tan personal como aguda y penetrante acerca del devenir de la comunidad artística de Bilbao que, por otro lado, constituye un buen prontuario para una consideración global de más calado , dados los temas que se van exponiendo.
Así, se menciona la penuria en que sobrevivió el medio artístico hasta los años finales del franquismo, el despegue de las políticas culturales generado por la acción institucional vasca y la Facultad de Bellas Artes de la UPV-EHU que dio sus primeros frutos a finales de los años ochenta (Sala Rekalde , 1987) y la creación de una cierta infraestructura articulada bien en la autogestión particular ( Consonni, 1996) , semipública (Museo Guggenheim Bilbao ,1997), sin olvidar la potenciación del Museo de Bellas Artes de Bilbao (1991), y por fin la inauguración de BilbaoArte en 1998.
Pero, como se ha dicho, más allá de este recorrido histórico, González de Durana trata en la Presentación de la dinámica entre la iniciativa pública y la privada, asunto siempre controvertido, del equilibrio entre las proyecciones ideológicas identitarias y la dimensión creativa, que ha dado lugar a muchos debates, así como finalmente, de la función de la Crítica como articulación interna y externa del medio artístico, una función también sometida a las modas coyunturales e internacionales.
Un texto, en fin, que debería estudiarse a fondo tanto por la hábil ordenación de su temática como por las derivas y referencias que se apuntan y que, sin duda , resultará una eficaz guía para los planes futuros de BilbaoArte. ¡Que así sea!
Con Napoleón, de Ridley Scott, se puede retomar de nuevo la discusión sobre las relaciones entre la realidad y la representación, la ficción y la verdad.
«El historiador Paul Veyne afirma que la verdadera distinción entre la Novela y la Historia es que la Historia alcanza la verosimilitud utilizando en el desarrollo de su esquema narrativo materiales científicamente contrastados , mientras que la Novela puede añadir a estos , otros, fruto de la imaginación de quien escribe».
Haciendo la oportuna analogía entre la novela y el cine, he recordado este apunte de un viejo libro recientemente actualizado, a raíz de la polémica que se ha suscitado tras el estreno oportunamente navideño de Napoleón, de Ridley Scott, rodada para Apple TV+ y distribuida por Sony.
Pues, al parecer, algunos historiadores franceses han reprochado al director británico haber hecho de Bonaparte poco menos que una caricatura anglosajona , desconfigurando su perfil heróico ante su sumisión a Josefina, alterando gravemente algunos episodios de su agitada vida y, por fin, cometiendo errores de bulto en el relato de algunos hechos -como , por ejemplo, haciéndole presenciar la muerte de María Antonieta en la guillotina u ordenando cañonear la Esfinge de Guiza, durante la campaña de Egipto-.
Scott ha respondido a estas críticas aludiendo a su licencia artística como creador y, harto ya de los reproches, en una entrevista ha llegado a afirmar en relación a algunas incorreciones: “¿Estuviste allí? Ah, no estuviste allí. ¿Entonces cómo lo sabes?”
Con lo cual que nos colocamos en la casilla de salida y se puede retomar de nuevo la discusión sobre las relaciones entre la realidad y la representación, la ficción y la verdad.
Aun así, desde el mundo de la estricta crítica cinematográfica tampoco es que Napoleón haya transitado por una camino de rosas y más de una voz se ha alzado reprendiendo al creador de obras tan relevantes como Los duelistas, Alien o Blade Runner, y desautorizando este colofón tan senil (?) como inesperado.
Pero, curiosamente, la polémica me ha recordado , paradojas de las sinapsis algorítmicas , a aquel Napoleón Solo interpretado por Robert Vaughn, en la sesentera serie estadounidense titulada El Agente de C.I.P.O.L. Aquello sí que era una ficción…¿O no?
¿Y a ti, querido lector, querida lectora, mi hermano, mi hermana, qué obras te abrirían la puerta de la confianza…?
Hacia la mitad de Los papeles de Admunsen, recientemente encontrada- y publicada – novela sesentera de Manuel Vázquez Montalbán – y verdadero mapamundi de su obra posterior- se mencionan los libros como claves de identificación del personal durante el tardo-franquismo.
Y así, abunda MVM, como los cristianos se reconocían dibujando un pez o una cruz o los masones apretando los pulgares, la progresía se (auto) detectaba según los libros que se exhibían : «Veíamos a alguien leyendo un libro de Sartre y sabíamos que seguro que se le podía hablar».
Y claro, en esta época atravesada por las redes sociales- y pronto abducida acaso por la IA- en la que muchos libros ya se leen en formato electrónico, ¿ cómo identificar a aquellos y aquellas con quienes se podría hablar?
Será más difícil y habrá que tener un ojo de halcón, pero, por ejemplo, en mi caso, y recurriendo al santoral civil del que habla John Dos Passos en sus memorias Años inolvidables, supongo que alguien que exhibiera los Ensayos de Montaigne, el Oráculo manual y Arte de Prudencia de Baltasar Gracián, Sendas de Oku de Matsúo Bashoo ,La Educación sentimental de Flaubert o El Quadern gris de Josep Pla, me generaría cierta espectativa.
¿Y a ti, querido lector, querida lectora, mi hermano, mi hermana, qué obras te abrirían la puerta de la confianza…?
La perspectiva de género resulta ya inapelable en el contexto de la práctica psiquiátrica actual, sumándose transversalmente a otras propuestas similares que se están abriendo en otros tantos ámbitos sociales, si bien la particular violencia que hoy sacude el colectivo femenino hace si acaso más urgente su implantación.
¿Por qué a un hombre que llega a urgencias muy alterado con dificultades para respirar se le supone un problema cardio-vascular y a una mujer un ataque de ansiedad? ¿Por qué a las mujeres se les recetan más psico-fármacos que a los varones?
Estas y otras cuestiones salpimentaron la conferencia titulada La otra psiquiatría. La salud mental con perspectiva de género, impartida por Marga Sáenz Herrero, psiquiatra del Hospital de Cruces y profesora de la UPV-EHU, en el Salón de Actos de la bilbaína Biblioteca de Bidebarrieta, y en el contexto del ciclo «Ellas hacen ciencia»
Ante un numeroso público, mayormente femenino, Sáenz Herrero abordó el tema en dos dimensiones.
Así, por un lado se hizo eco de su propia práctica clínica, destacando la constatación de las insuficiencias de su formación médica a la hora de atender a las mujeres ya que su salud mental desde que son niñas se ve muy influida por factores sociales , económicos y educacionales particulares, lo cual le fue llevando a una larga deconstrucción de los fundamentos recibidos por considerarlos insuficientes, en un lento proceso de adaptación de los protocolos terapéuticos.
Y, por otro lado, resaltó las diversas fuentes teóricas y metodológicas que le habían ayudado en el proceso mencionado, incluyendo puntos de vista sociológicos, y psicológicos, como los de Phyllips Chesler ( Mujeres y locura ) o Carme Valls-Llobet ( Mujeres, salud y poder), sin obviar las manifestaciones art´ísticas y literarias, hasta alinear el conjunto en una perspectiva global de género.
Su intervención concluyó con la propuesta de que dicha perspectiva de género, balizada por diferentes estudios empíricos, resulta ya inapelable en el contexto de la práctica psiquiátrica actual, sumándose transversalmente a otras propuestas similares que se están abriendo en otros tantos ámbitos sociales, si bien la particular violencia que hoy sacude el colectivo femenino, amplificada por la repercusión de las redes electrónicas, hace si acaso más urgente su implantación,
Y , sin duda, el conjunto de aspectos que se fueron desgranando en la conferencia y en las sucesivas preguntas y respuestas que se suscitaron, constituye un buen programa para mover a la reflexión – y acaso a la acción- ante las fechas que se aproximan, como el 25 de noviembre, Día internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
Ayer por la tarde, bajo una lluvia tan pertinaz como la sequía asoleada de semanas anteriores, me acerqué hasta el bello y ecléctico Salón de Actos de la bilbaína Biblioteca de Bidebarrieta.
Se presentaba El mar de Arrigunaga ( Tusquets, 2023), novela de la escritora y periodista María Bengoa, con el concurso del editor Juan Cerezo, la periodista Elena Sierra, y mi viejo colega de la UNED, y también escritor , Miguel González Sanmartín.
El libro relata la infancia y adolescencia de Ramiro Pinilla ( 1923- 2014), uno de los escritores vascos que dieron justa cuenta, en castellano, de la variedad histórica y social de estos lares en obras tan señeras como su premiada trilogía Verdes valles, colinas rojas, y que fue pareja de Bengoa durante los últimos años de su larga vida.
El mar de Arrigunaga es sin duda una obra singular, sugerente e interesante tanto por la temática como por la calidad de su escritura literaria , al menos en cuanto personalmente he podido apreciar.
Y , además, es un buen ejemplo para retomar el clásico debate acerca de los límites entre la realidad y la ficción. En este caso para intentar dilucidar si lo que aparece en el texto editado viene a ser una recopilación ordenada de los recuerdos de Pinilla y hasta qué punto la autora los ha narrativizado para permitir su clasificación dentro el género de la novela y no de la biografía.
En este aspecto, Bengoa mantuvo un singular equilibrio, más allá de los intentos vagamente inquisidores de sus contertulios, y del esfuerzo longánimo del editor por glosar algunas anécdotas destacadas.
Pero el acto fue breve. No hubo preguntas ni en el sentido aludido ni en ningún otro. Todo, no obstante,muy comprensible por el deseo de la mayoría de quienes asistieron que probablemente apremiaron un final rápido para conseguir la dedicatoria correspondiente, según se pudo ver luego por la larga cola que se formó al efecto.
Sobre la necesidad de una educación musical – ¿y acaso también artística en general?- paralela a la formación técnica y, en ocasiones, meramente tecnocrática, hoy en día tan frecuente en los centros de estudio.
En esta ocasión, no me parece procedente más glosa que la reproducción de la Presentación que yo mismo he aportado a la nueva obra, confiando en favorecer el flujo de intercambio intelectual transocéanico:
«La reflexión sobre la música ha sido casi siempre ocasional fuera de su ámbito propio, pero se ha manifestado puntualmente a lo largo de la historia del pensamiento desde Pitágoras o Platón hasta Juan David García Bacca, pasando por Agustín de Hipona, Boecio, Descartes, Kant, Hegel, Nietzsche, Kierkegaard o Adorno.
Indagaciones Sonoras. Diálogos entre la música y el pensamiento en tres movimientos ,del profesor Falla Carrillo presenta tres interesantes aportaciones al respecto estructuradas en dos partes y tres movimientos. La primera parte comprende el movimiento titulado “Ideas sobre la música en el recorrido intelectual de Karl Popper”. La segunda parte abarca los movimientos segundo – “Apuntes biográficos e intelectuales de Bernardo Alcedo”- y tercero – “Música que piensa y cree. La “Resurrección” de Gustav Mahler en la perspectiva de Eugenio Trías”.
La obra, en su conjunto, está atravesada por dos cuestiones de gran relevancia. La primera de ellas es el intento de dilucidación de si, en efecto, “la música es pensamiento”; y la segunda, consecuente con la respuesta a la primera, de si, por lo tanto, se trata de un arte que debe enseñarse y fomentarse.
Respecto de si la música es pensamiento – un logos sonoro, al decir del filósofo español Eugenio Trías- emerge una coincidencia entre los autores estudiados. Pues tanto los dos pensadores estudiados – el mentado Trías y Karl Popper, a pesar de sus diferencias metodológicas- como el músico letrado José Bernardo Alcedo estiman que los fenómenos musicales se ubican en un tercer ámbito – o tercer mundo – en el que de la fusión de lo emocional con lo simbólico surge una expresión que dinamiza estructuralmente el pensamiento: “Sostengo que el pensamiento tiene en la música una forma de exponerse. O que no queda confinado en exclusiva, como tantas veces se afirma, al dominio del lenguaje verbal, o a la palabra” (Trías).
En cuanto a la necesidad consecuente de su enseñanza y fomento, también los tres se suman, desde diferentes perspectivas a una única causa.
Así, el austríaco Karl Popper aboga por profundizar en la tradición clásica y barroca, que denomina “música objetiva” desechando el romanticismo y el expresionismo que, fiel a su concepción general del mundo, la naturaleza y el ser humano, considera decadente – “música subjetiva”- por acentuar el protagonismo de quien la compone, defendiendo una “música objetiva no como auto-expresión ni como hetero-finalista”.
José Bernardo Alcedo, el músico peruano compositor del Himno Nacional del Perú, intentó crear una infraestructura de establecimientos musicales en su país apelando a la nueva era que se abría con la fase republicana de construcción del Estado-nación peruano tras la Guerra de Liberación de los años veinte del siglo XIX. Pero, además, y en relación al tema que nos ocupa, dejó publicada una Filosofía elemental de la Música ,aportando una ordenada guía sobre diversos aspectos formales del arte musical, escritos de manera didáctica, para su estudio y difusión.
Por su parte, el español Eugenio Trías dedicó varias de sus obras y un gran número de artículos y ensayos a insistir, también desde su concepción simbólico-religiosa del quehacer humano, en la necesidad de aunar los estudios musicales y los filosóficos, tomando como una de sus líneas de investigación la obra de Gustav Mahler, en la que apreció “una inteligencia reflexiva y fabuladora de primera magnitud, muy dotada para la evocación literaria y para reflexión filosófica y teológica”.
Todo lo anterior nos dispone a reflexionar sobre este tema tan apasionante desde varias perspectivas.
La primera se refiere a profundizar en la dimensión simbólica del ser humano y a la consideración del logos – palabra valorativa del zoon politikón que decía Aristóteles en tanto que zoon ejón logón – como una expresión más, no única del pensamiento racional.
La segunda se inclina a cuestionar, por lo tanto, la necesidad de una educación musical – ¿y acaso también artística en general? – paralela a la transmisión convencional y discursiva del pensamiento, en el contexto de unos Estudios Generales de Humanidades tan escasamente valorados frente a la formación técnica y, en ocasiones, meramente tecnocrática hoy en día tan frecuente en universidades y centros de estudio.
Por fin, la tercera apunta a no dejar de lado cualquier iniciativa intelectual, profesional e institucional – ¿política, sería necesario añadir?- que contribuya mediante la investigación a matizar más y mejor sobre las cuestiones señaladas.
Y en consonancia con este último punto, como se ha señalado al principio, este ilustrativo libro del profesor Ricardo L. Falla Carrillo supone una aportación global a tener muy en cuenta para desarrollos y derivas posteriores».
Un aspecto de la escritura de Sánchez Ostiz siempre relevante ha sido el columnismo en prensa, sobresaliendo su larga trayectoria en el Diario de Noticias, periódico en el que desde hace tiempo se le echa en falta, siendo un tanto incomprensible la ausencia de un colaborador tan reconocido.
He podido por fin leer durante la semana pasada El tranvía fantasma , el último libro, por ahora, de Miguel Sánchez-Ostiz, en la, como siempre, cuidada edición de Pamiela.
Conocí a Miguel en los años setenta – ¡del ya sigo pasado- cuando en la negra provincia, algunos y algunas intentábamos abrir una ventana para que entrara algo de luz en aquellos días oscuros del tardofranquismo. Participamos en tertulias semi-clandestinas – como aquella que se celebraba en el Club Viana- ,en recitales públicos – tiempos de la Sala de la CAN- en revistas como Río Arga o Pamiela y en cuantas iniciativas se permitían al calor de la Transición.
Miguel destacó muy pronto por su doble condición de novelista y dietarista, sin dejar de lado su escritura poética y, poco a poco fue desgranando una larga obra que mereció varios premios, entre ellos el Premio Herralde de novela ( 1989) ,el Premio Euskadi de Literatura ( 1990 y 2010) , y el Premio Príncipe de Viana de la Cultura ( 2001).
Como ya he comentado en otras ocasiones, su vertiente como dietarista es la que siempre más me ha interesado, quizá por mi propia inclinación – teórica y práctica- hacia este género, y tanto más en la medida en que le ha permitido pergeñar, más allá de excelentes dietarios, una serie de obras mixtas, de «artefactos narrativos» singulares de los que El tranvía fantasma es su más reciente expresión, una expresión dif´ícil de resumir porque se trata de una obra poliédrica y ambiciosa en la que se atraviesa la actualidad en un viaje que también es interior.
Pero, sin duda, ha habido otro aspecto de la escritura de Sánchez Ostiz que siempre ha sido relevante: sus colaboraciones en prensa.
En este ámbito sus artículos lúcidos y expresivos han ido dando cuenta de los avatares cotidianos en diversos medios de comunicación, sobresaliendo su larga trayectoria en el Diario de Noticias en el que desde hace tiempo se le echa en falta, siendo un tanto incomprensible la ausencia de un colaborador tan reconocido. Es de esperar que esta situación tenga pronto remedio para que no se convierta en un articulista fantasma…
Salaberri presenta diecisiete obras partiendo de una disposición común a caminar y a contemplar lentamente el paisaje, haciendo de su mirada un motivo para la formalización plástica, resuelta en una serie de construcciones armónicas por medio de una paleta tan sorprendente como eficaz.
Me ha llegado la feliz noticia de la inauguración de una exposición de Pedro Salaberri.
Feliz noticia porque en esta muestra se puede apreciar una nueva etapa de depuracion en su pintura, una depuracion que no ha cesado desde que tuve mi primer contacto con su obra, a finales de 1975, durante la preparación del catálogo para una exposición que se celebró en marzo del año siguiente en la Sala de Cultura de la Caja de Ahorros de Navarra, dirigida por Xabier Morrás.
Como ya comenté hace algún tiempo ,el sentimiento de afinidad fue inmediato y una buena prueba de ello han sido las excelentes ilustraciones que de su mano se han incorporado a mis dos libros de haiku en el transcurso de los ´´últimos cuarenta años.
En esta ocasión, Salaberri presenta diecisiete parajes navarros, entre los que destaca el motivo del puente como firme nervadura entre caminos y pueblos.
Y lo hace partiendo de una disposición común a caminar y a contemplar lentamente los paisajes, haciendo de ellos un motivo para la formalización que no es en modo alguno realista, sino más bien resuelta como paisajes recordados, pensados,como » construcciones y armonías que guardan un paralelismo con la Naturaleza » que reclamaba Paul Cézanne. De aquí la utilización de una paleta tan sorprendente como eficaz , articulada en azules, malvas y rosas : “Casi me tengo que atar la mano porque si no lo pintaría todo de rosa”.
Esta exposición, que nuevamente invita a la calma y a la serenidad, permanecerá en la Casa de Cultura de la localidad navarra de Zizur Mayor hasta en 17 de diciembre , y bien merecería una larga tournée posterior en otras salas de otros tantos lugares…
Dar cuenta de las ausencias, de los silencios, de las carencias ,sí, un sugerente programa…Pero… ¿por dónde empezar?
«Acertará en el futuro quien no se someta ahora al capricho de la atención pública y sea capaz de conceder importancia en el presente a cosas que tal vez solo sean incipientes, a las tendencias de fondo, a lo latente» decía el profesor Daniel Innerarity en un artículo reciente .
Y , rememorando aquellas palabras de Baltasar Gracián que recomendaban «no ser de primera impresión» , acaso se apreciarían aquí dos operaciones que aun siendo diferentes se pueden dar pausada o simultáneamente.
Así, por un lado , sería necesario un a modo de epojé (¿fenomenológica?), es decir, una suspensión al menos temporal de la toma en consideración de lo que se ofrece como inmediato, hoy ya fundamentalmente a través de los medios de comunicación y de las redes sociales, que mueve más a la respuesta emocional que a la comprensión de las situaciones.
Y. por otro lado , y consecuentemente, se propondría una detenida observación, detección y descripción de lo mediato, de aquello apenas esbozado pero ya en proceso de desarrollo que precisamente apunta a una futura conformación económica, ideológica, social y hasta política.
Finalizaba Innerarity su artículo señalando la necesidad de que desde diferentes puntos de vista – la academia, los medios, la política ,los más diversos oficios- se vean las ausencias , se escuchen los silencios y se señalen las carencias , pues estas serían algunas claves muy importantes para poder adelantar lo que podría suceder en el futuro…
…Dar cuenta de las ausencias, de los silencios, de las carencias ,sí, un sugerente programa…Pero…¿por dónde empezar?
Ha fallecido mi suegro a los 101 años. Repasando detenidamente el álbum familiar, he encontrado una fotografía en blanco y negro en la que aparece tras el mostrador de su bar, Barazar- Bodega serrana, sito en la calle Hernani de Bilbao, rodeado de los jamones que traía de Guijuelo. En el reverso de la foto, que es de 1962, está escrito con una letra redonda y limpia: «Por muy duro que sea el trabajo, si no encuentras otro mejor, trabaja siempre con toda ilusión».
Rebosan estas palabras de un tono calvinista muy alejado de la interpretación católica habitual de aquel célebre pasaje del Génesis que ,tras el episodio del pecado original , dirigió Yavhé a Adán : «Te ganarás el pan con el sudor de tu frente», una interpretación siempre negativa tan afín a la holganza mediterránea.
Pero también se apartan de la concepción hoy predominante del trabajo demasiado ligado a la tortura (trepalium) cuando no a la negación del ocio (nec-otium), una concepción abducida mayormente por el deseo de ganar mucho dinero dedicando al empleo cotidiano poco tiempo y/o haciendo un arreglo fácil y rápido.
Todo lo cual es muy comprensible para quien había nacido en 1922, a las puertas de la dictadura del general Miguel Primo de Rivera, que supuso un nuevo intento de aniquilación del espíritu liberal en esta nuestra sociedad, que continúa tan sometida a las tornas periódicas de los vientos del Antiguo Régimen.
Y para quien la vida había sido un esfuerzo constante por la supervivencia, como me contaba, sin perder el sentido del humor, durante las sobremesas, en aquellas anécdotas tan curiosas que, por otro lado, retrataban cumplidamente los durísimos años de la posguerra…
Así que…»Por muy duro que sea el trabajo, si no encuentras otro mejor, trabaja siempre con toda ilusión»…
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