Los Reyes Malos

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Hay muchas clases de Reyes: están los Reyes Magos, los Reyes del Mambo, los Reyes de la baraja, los de la hamburguesa, del pollo frito, de la coca etc. Y también, entre los Reyes entendidos como tales, los hay de muy distinta condición, basta echar un vistazo a los apodos poco fiables con los que han pasado a la historia, para convencernos que los Reyes, por el mero hecho de ser tales, es posible que nazcan como Altezas, pero como cualquiera de los mortales tienen sus bajezas y son pocos de entre ellos, los reconocidos fuera de los cuentos infantiles como sabios o buenos y muchos en cambio, si lo han sido abiertamente como malos, crueles y sanguinarios. La cuestión es, ¿qué clase de reyes han sido los Borbones?

De atender únicamente a la propaganda, entiéndase historia, telediario o discursos cómplices de la política, su llegada ha sido una bendición venida del cielo. Pero a nada que se atienda más a los hechos y menos a las palabras, allá donde dirijamos la mirada, veremos como estos no acompañan. ¡Al contrario! Su irrupción en la Historia de España, supuso la ruina para este país, como demostraré.

Felipe V (1700-1746), quien fuera iniciador de la rama española de los Borbones, para hacerse con el Trono de España, que dejara vacante por estéril Carlos II, de la Casa de Austria, desencadenó una auténtico conflicto internacional y dio inicio a las continuas guerras civiles que desde entonces han asolado a España. Felipe V, era Felipe de Anjou, hijo de Luis, Gran Delfín de Francia, hijo del Rey Sol, Luis XIV, quien urdiría toda la operación para anexionarse el goloso botín a través de su nieto. Huelga decir que, desde su ascenso al trono, España fue mera comparsa de los caprichos franceses, que lo de Zapatero con Sarkozy, viene de lejos…

Los Austria, acostumbrados a gobernar pueblos diversos allí donde reinaran, no tuvieron mayores problemas en llevar sobre su testa distintas coronas y hacer cuantos juramentos fueran necesarios para mantener unidos a sus súbditos bajo su dinastía. No así los Borbones, que provenían de una Francia Franca y centralista. Nada de ello pasó desapercibido por estos lares, de modo que desde el inicio, su presencia tuvo el abrigo de Castilla que albergaba la esperanza de imponerse todavía más al resto de reinos peninsulares, pero igualmente, a caso más decidido, el rechazo de Aragón, cosa que tuvo nefastas consecuencias, una vez la guerra zanjara la cuestión sucesoria a favor de los Borbones, pues estos vengativos, abolieron sus fueros e impusieron los Decretos de Nueva Planta, regando con ello de resentimiento las pequeñas disputas habidas hasta el momento.

Los primeros Borbones, Fernando V, Luís I, Fernando VI ( 1746-1759) y Carlos III ( 1759-1788), a parte de seguir el dictado de Francia, sin mala intención pero con mucha torpeza, quisieron aplicar la receta centralizadora que tan buenos resultados había ofrecido a sus familiares en el dulce hogar francés, sin atender la peculiaridad de los pueblos peninsulares recientemente obtenidos. Al tiempo, más preocupados por sus intereses familiares, implicaron al pueblo español en cuantas guerras tuvieron oportunidad, no para bien y provecho de sus gentes, si quiera por poderosísimas razones de Estado que la historia pudiera justificar, sino para dejar a su nutrida descendencia suficientes recodos donde encubar la supervivencia futura de su virus genético. Por algo, a dichos tejemenejes se les conoce académicamente como “Pactos de Familia”.

Del seguidísimo francés y del belicismo en busca de tronos y títulos que legar a sus descendientes, llegó la dolorosa derrota de Trafalgar y la consiguiente pérdida de territorios propios como Gibraltar, mientras los miembros de la familia Borbón, saldaban la operación con pingües beneficios por toda Europa y el Mediterráneo. Su negocio no era otro que la ruina de España. Cierto es que, lo acontecido bajo los auspicios de Carlos IV ( 1788-1808), no fue más que el punto culminante del esperpento que España representaba en la escena internacional y que casualmente, coincidió con Napoleón en Francia. De modo que, una vez la Revolución Francesa les expulsase de su hasta entonces auténtica Patria chica y el ínclito General les arrebatase cuantos tronos pudo a favor de sus hermanos, no les quedó otra, que empezar a sentirse como en casa, dado que no tenían otra. ¡A mala hora! Qué cazurros fueron al expulsar a José Bonaparte que sólo pudo mantenerse en el trono de 1808 a 1813.

Si durante el Siglo XVIII los Borbones se contentaron con introducir a España en la Guerra exterior al servicio de los intereses de Francia y de su propia familia, ahora, durante el XIX, estos malos Reyes demostraron una iniquidad sin par al instaurar la guerra civil permanente en España. Así, la llegada de Fernando VII ( 1813-1833) al Trono, supuso un tremendo jarro de agua fría para la apertura liberal que necesitaba España y la sangre empezó a correr, no ya contra ingleses y franceses, tradicionales enemigos, sino entre las tristemente célebres “Dos Españas” cuya escena supo magistralmente representar Goya de cuya realidad, los Borbones se supieron aprovechar, al objeto de no perder su último bastión.

Lejos de su yugo, los liberales americanos, aprovecharon la debilidad politico-militar de los Borbones preocupados por su supervivencia, para desprenderse del lastre borbónico; Seguramente la España Americana hubiera seguido unida a la península más tiempo de haber triunfado el espíritu liberal, pues sus élites libertadoras más que contra España, se rebelaron contra el despotismo borbónico y su atraso. Sin embargo, aquí, el pueblo no gozó de tan excelente ventaja y debió soportar su nefasta presencia. Así, se sucedieron una tras otras distintas escaramuzas entre liberales y tradicionalistas que parecía iba a transformarse en una batalla entre los partidarios del Triunfal modelo Republicano americano y los defensores del trasnochado modelo monárquico europeo. Pero la habilidad de esta gente, que nunca se muestra en beneficio del Bien Común, no sólo supo aprovechar la división crónica de los españoles antedicha, exacerbarla como nunca antes se había visto, que también lograron colocar al frente de cada uno de ellos a un Borbón que garantizase la supervivencia en el Poder, fuera cual fuera el resultado del combate.

La oportunidad vino a la muerte de Fernando VII. Mientras los americanos se independizaban, hubo un cortacircuito natural que separó las distintas corrientes en dos polos monárquicos: los Borbones de la rama de Isabel I ( 1833-1868) hija de Frenando VII, se hicieron liberales, mientras la rama de Carlos el hermano de aquel, abrazaron las reclamaciones de los foralistas. Al tiempo, los liberales, partidarios del estado centralizado, aparcaron su proyecto republicano en aras de no perder lo conseguido, y precisamente por recuperarlo, los foralistas se alienaron con Carlos. Esta división artificial, trajo a España tres guerras civiles, que en lugar de llevar el nombre de Borbónicas, han sido bautizadas con el del bando perdedor “Guerras Carlistas” que duraron desde 1833, hasta 1876, medio siglo que se dice pronto, la mayor parte de la cual, tuvo lugar bajo el mandato disputado de Isabel II y Don Carlos, ambos Borbones.

Hubo un intento por librarse de esta gente tan dañina, trayendo una monarquía importada de la Casa de los Saboya, tras la Revolución de 1868, cuando se logró que Isabel II continuase la bella tradición, de escapar al menor peligro. Amadeo I lo reunía todo para el éxito entre los españoles de entonces: pertenecía a una dinastía longeva y emparentada con anteriores casas reales, era ferviente católico en lo moral al tiempo que progresista en lo político, cuya distancia de la realidad nacional debería haberlo convertido en un excelente árbitro de la escena. Pero, pese a ser el primer Rey elegido por un Parlamento, aquella magistral jugada sobre el papel, que en principio debía aglutinar sobre su cabeza a Monárquicos, Católicos, liberales…en vez de ello, unió a toda la oposición por razones variopintas y peregrinas de modo que cosechó el rechazo de Carlistas, Republicanos, Tradicionalistas, y por supuesto de los Borbones. Ante el panorama, Amadeo renunció al trono en 1873 y se proclamó la Primera República española. Por desgracia, duró menos de un año.

El caso fue que un levantamiento militar, restauró en el trono al hijo de Isabel II que reinaría con el nombre de Alfonso XII ( 1874-1885), pero entre su juventud al acceder al trono y la temprana edad a la que murió de tuberculosis con tan solo 27 años, poco más que dar un hijo póstumo al trono pudo hacer por si mismo. Mientras crecía su vástago, la Regencia del reino cayó en manos de Mª Cristina, bajo cuyo mandato se urdió aquella pantomima del Pacto del Pardo, por el que los políticos Canovas y Sagasta, con el consentimiento de los Borbones, chulearon la democracia con la alternancia. ¿A qué nos suena?

Bajo el reinado de Alfonso XIII (1886-1931), España se llenó de ignominia: se perdieron los restos del imperio en el 98, se acometieron guerras estériles en el Norte de África, tuvimos el privilegio de ser la primera potencia en usar armamento químico sobre población civil en la Guerra del Rif, sucedieron los paradigmáticos casos de la Semana Trágica catalana…por si ello fuera poco, este individuo aceptó de buen grado la Dictadura de Primo de Rivera desde 1923 hasta 1930. Tras las elecciones al año siguiente, hizo las maletas y murió en el exilio.

El resultado lógico de todos los gérmenes patógenos que esta gente alimentó, exacerbó, cuando no trajo consigo e incubó durante más de dos siglos, fue la mal llamada Guerra civil, como si fuera la primera, cuando en verdad, ha sido la última…de momento.

El pobre Don Juan, maniobró cuanto pudo, no a favor de España ni de los españoles, sino para pasar a la historia y colocar a su familia en la posición adecuada para perpetuarse en las nuevas estructuras franquistas. Pero Franco que no tenía un pelo de tonto, le mantuvo a raya. Pero le dio esperanzas de su regreso, nombrando a su hijo como delfín. Así Juan Carlos, convertido en Príncipe de Asturias, medio heredero, medio rehén, permaneció junto al Caudillo, mamando los Sacrosantos Principios del Nacional Catolicismo Tradicionalista Falangista Requeté, o sea del Franquismo, a los que debió jurar fidelidad eterna, hecho lo cual, tuvo el visto bueno del Generalísimo y pudo ceñirse la Corona que en principio le correspondía a su padre.

Pero al final…todo les ha salido a pedir de boca y hoy, las doce ramas legales de los Borbones, comen y beben del pesebre español, cuyas bocas legales son difíciles de cuantificar y no digamos las ilegítimas que son más de las que imaginamos y muchas más de las que podamos imaginar. Por ello, su presencia entre nosotros, aliada con la Gran Banca y con la Patronal, como ha quedado al descubierto tras el último discurso de felicitación, bien podría explicar la actual crisis económica que padecemos y que nos llevará a la ruina, mientras dure su presencia entre nosotros.

Porque estos Reyes que en principio tienen como cometido defender al Pueblo de los demás Poderes, no han perdido ocasión de aliarse siempre en contra nuestra; Porque estos Reyes que deberían arbitrar y velar por la paz social, siempre se han decantado por un bando en particular y han metido cuanta cizaña han necesitado para mantenerse donde están; Porque estos Reyes que se han sentido extranjeros entre nosotros, más que como invitados, se han comportado como auténticos Vándalos…por las guerras que han creado, por lo que nos han usurpado, por el daño que le han hecho esta tierra y a sus gentes, no merecen otro calificativo que el de Reyes Malos.

Sólo una Monarquía republicana, o una República monárquica podrá salvarnos de la debacle futura. Por ello, deseo abanderar el partido a favor de Froilán Marichalar, el único en quien confiaría los designios de España, como en su día las Legiones romanas confiaron Roma al Tío de Calígula, tam bien retratado en la serie Yo Claudio.

7 comentarios en «Los Reyes Malos»

  1. buenas,tras leer varias veces este marabilloso articulo de la historia de nuestro pais,y apreciar ciertos de talles puntuales como quienes fueron los primeros en usar los gases quimicos contra la poblacion civil a cargo de un compatriota llamado Belenger,recomindo hacer un articulo de frases celebres de estos personajes,por ejemplo,la carne gallina que cara nos a salido,tambien la mas conocida,por que no te callas,animandote un saludo

  2. Entrando en el terreno de la chismografía del corazón, es altamente probable que nuestro rey no sea un verdadero Borbón. Por lo menos desde el punto de vista genético. Felipe V era, como bien has dicho, nieto del llamado Rey Sol. Pero es bastante dudoso que Luis XIV fuese hijo de Luis XIII, que si era un Borbón. Caben serias dudas de la fidelidad de la esposa de Luis XIII, Ana de Austria, hacia su marido.

    Antes de proclamar rey a Amadeo de Saboya, parece ser que unos mensajeros del general Prim fueron a Logroño, donde residía el famoso general Espartero, con el objeto de ofrecerle la corona de España. Éste rechazó la oferta diciendo: “No puede ser. ¿Os imagináis un rey de España llamado Valdomero?

    Lo de instaurar la dinastía Marichalar en la persona de Froilán, acompañada de una profunda reforma de nuestro ordenamiento constitucional, no dejaría de ser un acto de originalidad y valentía política, cuya primera consecuencia seria que la estatua de D. Jaime de Marichalar volviera al Museo de cera, de donde fue injustamente desterrada.

  3. Nicola , usted que considera acerca de la figura de Jose Antonio Primo de Rivera ,apartando su pasion inequivoca por el falangismo fascista ,el cual hereda a traves de su pensamiento ,manifestacion nefasta por cierto ,pero apartando esta condicion ,la verdadera figura de Jose Antonio era mas bien de carisma y humanista ,algo que reflejo mas tarde en sus propias palabras y pensamiento , fue uno de los mejores amigos de Lorca ,el poeta que mas tarde fallece en una de las situaciones mas dramaticas y hostiles que recuerde la guerra civil ,pero contrariamente a a muchos aspectos de Jose Antonio ,creo que son pocos los libros que recojen o manifiestan el lado bueno de esta celebridad ,apartando el lado oscuro del falangismo ,el fascismo , que dado por otras condiciones adocta el propio Franco ,tampoco la historia menciona que Italia o Alemania no avanzan sobre Espana por una accion heroica podriamos decir del propio Franco ,pactar con Mussolini y con Hitler ,personalmente no me creo que esta celebridad haya sido del todo malevola referente a los principios o convicciones , su pensamiento y sus ideas son completamente contrarias a ese fascismo que se le suma motivado por conceptos politicos tal vez de la epoca ,Que impresion posee usted estimado Nicola ,un saludo .

  4. Yo siempre he tenido en alta consideración a esta mente brillante de la política española, que como dice el amigo Cantábrico, no ha sido justamente tratada en la historia. Si Carrillo y Fraga pudieron transitar de posiciones a a posiciones b, estoy seguro que de no haberle fusilado unos y de no haberle dejado fusilar los otros, indudablemente, esta figura hubiera jugado un papel noble y determinante para bien de la sociedad española. Seguramente se hubiera establecido una socialdemocraciacristianaliberalconservadora y republicana.

  5. Excluyendo su pasion por el falangismo fascista , puede que existan diferencias historicas o que algun que otro vacio historico de por medio , pero considero ,que quien se haya leido la vida y obra de Primo de Rivera ,mas tarde fusilado en uno de los crimenes mas atroces que recuerde la memoria historica ,podra darse cuenta que la historia y el realismo que deambula detras de la vida u obra de Rivera ,no es tal para cual ,hay cosas que no me cuadran respecto a la historia ,como un admirador del fascismo pudo a su vez ser tan amigo de un poeta ,el cual sentia tanta predileccion hacia el movimiento marxista de la epoca ,me refiero a Lorca ,logico que choca el pensamiento de estas dos celebridades de la republica .

  6. Siempre me ha llamado la atención la tolerancia o incluso orgullo español con los Austrias. Análogamente, me resulta igual de curioso el rechazo a los Borbones. Creo que ambos, se deben a tópicos instaurados en la historiografía española, cuando no en las «justificaciones» que los nacionalismos regionales del siglo XIX, siempre necesitados de mitificar «su» historia y señalar un enemigo como iconos de su identidad.
    Personalmente creo que la casa de Austria es una desgracia para España. En un período histórico -fin de la Eda MEdia y nacimiento de la Edad Moderna- en el que correspondía crear una nación, nosotros creamos un Imperio, parte del cual, el correspondiente a los intereses europeos de la casa Habsburgo, nos consumió en una ruina económica y social y en el distanciamiento de las tradicionales políticas ibéricas durante la Edad Media con el resto de Europa, que ha marcado y sigue marcando nuestra historia.
    ¡Manca fineza! dice un personaje siciliano de Alatriste mientras nos califica de vanidosos. Los Borbones trajeron a España otra visión. No tengo ninguna duda que de influencia francesa. Para ser más exacto, de la influencia de un país que había evolucionado en los dos siglos anteriores de un modo diferente al nuestro, en la línea que comentaba anteriormente. No hay duda de que entre los Borbones hay gente como Carlos III o Fernando VII, y absoluta vulgaridad como la del padre de este último o su señora hija. Pero tengo para mí que la diferencia entre esa España austriaca y esa otra España borbónica, pudiera, quizás, verse como la diferencia que hay hoy entre Francia y nuestro país. Si alguien se detiene a observar El Escorial o el Palacio de la Granja, verá profundas diferencias. Si reflexiona un poco sobre ello, verá que las diferencias son aun más profundas de lo que parecen en un principio. No sólo es que en uno haya una referencia a Dios y en otro a los hombres. Es que el primero es exponente desangelado de un Imperio sin calor ni color mientras que el otro, dimensionado a una escala más real, más cercano a un territorio gobernable por más que arrastrara la historia de sus precedentes.
    Sin solución de continuidad pasa España de las manos de una casa a los de otra con el ínterín de los ingleses, siempre los ingleses, metiendo el dedo en el ojo de la península en modo de Guerra de Sucesión. Es quimérico pensar que un triúnfo del pretendiente austriaco hubiera deparado un futuro (pasado en nuestro caso) mejor. Para nuestra desgracia, si alguna vez las nuestro país estuvo cerca de lasLuces, fue con los Borbones. Por más que el brillo del Siglo de Oro pueda aparentar otra cosa.

  7. Amigo jmga, le agradezco enormemente su excelente aportación al tema. La perspectiva con que ha abordado el tema es magnífica para abrir debates sinceros y sobre todo muy ilustrativos. Me ha encantado el contraste arquitectónico y su profundidad en historia comparada. Ahora estoy con el agua al cuello porque tengo varios trabajos que entregar a imprenta, pero en cuanto pueda le atenderé con mayor detenimiento. Si lo desea, le ofrezco mi espacio para poner su trabajo en portada para lo cual, supongo desearía retocarlo como artículo y no dejarlo como respuesta. Un saludo.

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