Mari Carmen, la madre que fuera condenada a nueve años de cárcel, de los que ha cumplido un año y diez días, por inmolar al violador de su hija de 13 años cuando aquella basura tuvo la desfachatez de acercársela a preguntarle ¿qué tal está tu hija? mientras disfrutaba de un permiso penitenciario por buen comportamiento, no volverá a prisión para cumplir el resto de la sentencia, en tanto en cuanto, no se resuelva la petición de indulto que tramitó a finales del pasado mes de febrero. Así lo ha acordado la sección VII de la Audiencia, por estimar que, su ingreso en el centro penitenciario puede afectar negativamente la evolución del tratamiento médico que la penada sigue por su enfermedad mental, a parte de considerar que mantiene una vida ajena al delito sin antecedentes penales.
Por supuesto, comparto la alegría de su hija y la tranquilidad de la madre al saber esta resolución judicial. Pero creo no ser el único en disentir en algunos extremos agridulces de la noticia, que me impiden aplaudir con alborozo la medida provisional de nuestros Tribunales.
De la información recibida, se desprende entre líneas primero, que la mujer fue encontrada culpable de asesinato, cuando lo suyo sería haberla declarado heroína de la justicia y merecedora de una condecoración al mérito civil por parte del Perfecto Irresponsable; Segundo, que fue condenada a nueve años una madre a la que ampara el Derecho Natural y el Divino a eliminar a la bestia que el sistema legal puso de nuevo en circulación para riesgo de todos, por buen comportamiento, toda vez la mujer tuvo la certeza de que su hija volvía a correr peligro, dado que el Estado que debería velar por su seguridad a todas luces no lo hacía; Tercero, que los Tribunales, hacen un flaco favor a la Educación para la Ciudadanía que estudian forzados nuestros jóvenes en los institutos, al de una parte, conceder permisos carcelarios “por buena conducta” a violadores y pederastas y de otra enviar a prisión a una madre que no hizo otra cosa que defender a su hija; Y Cuarto, que los jueces, lejos de reconocer la virtud moral de esta ciudadana que ha hecho de España un lugar mejor para la convivencia al suprimir un agente nocivo para la sociedad, la llena de ignominia obligándola a pasar por trastornada mental para obtener un indulto que jamás debería acontecer, de haber sido premiada por el Gobierno en lugar de condenada por nuestro sistema criminal, cuando su comportamiento es precisamente el normal, el natural y propio de una persona cuerda, recta, valiente, buena y sobre todo justa.
¿Por qué sucede esto? En mi opinión, creo que hay un entendimiento tácito entre criminales y el aparato represor que sólo funciona contra la indefensa población, y en el caso que nos ocupa, entre violadores y pederastas por un lado y abogados, jueces, fiscales y funcionarios de prisiones, por otro, para no hacerse daño mutuamente. Me explico: si yo fuera un violador, créanme que de salir libre, lo primero que haría sería vengarme de quienes me han estado jodiendo la existencia mientras he estado en el trullo, o sea, iría a por las hijas del juez que me condenó, a por las nietas del abogado que me defendió mal, a por las sobrinillas del fiscal que me acusó, a por las mujeres de los psicólogos y funcionarios, etc. Pero claro…tal y como funciona el sistema, ello sería como tirar piedras sobre mi propio tejado, así que, me contengo un poco y reincido evitando precisamente violar a sus hijas, sobrinas, nietas y mujeres, para que cuando necesite de sus servicios, tengan en cuenta todos los atenuantes y sobre todo mi buen comportamiento. Visto así…a lo mejor la madre debió apuntar más alto.
Sé que lo que voy a escribir no es políticamente correcto, pero a pesar de todo lo digo : Estoy de acuerdo con el comentario y, felicito a Mari Carmen(no sé quien es) Si hubiesen muchas Mari Carmenes otro respeto tendrían estos asesinos, violadores, etc. etc. Animo Mari Carmen, tu no estás loca , tu has obrado como cualquier madre querría hacerlo, pero no se atreve.