El otro día, el Presidente de Murcia, expresó en voz alta, groso modo, lo que seguramente es la medida estrella del famoso plan oculto del PP para atajar la crisis, que suele resumirse malintencionadamente en titulares como “Copago” para deslizar la subrepticia falacia entre la ciudadanía de que, el actual usuario de los servicios públicos no los paga y ha de empezar a hacerlo en solidaridad elíptica, con un Ente misteriosamente filantrópico que hasta la fecha lo ha dado todo gratis y parece algo hastiado de la situación, que acertó a explicar delante de su jefe de filas, Rajoy, con la siguiente reflexión: “Es necesario tomar medidas valientes para financiar la sanidad o la educación (…) servicios básicos que no pueden ser soportados sólo por las regiones o la nación; Urge plantearse que los ciudadanos asuman parte de su coste, en el porcentaje que sea.”
Dado que su discurso, hoy por hoy es del todo impopular, el haberse atrevido a plantearlo en público en víspera de elecciones, dice mucho de la sinceridad de Valcárcel y del grado de su convencimiento en la bondad y solidez de la propuesta a la que se adhiere; Mas ello, no le evita caer de pleno en la trampa advertida con todas sus consecuencias.
Para empezar, de cuantas fórmulas existen al objeto de ahorrar dinero a las Arcas públicas, evitar el derroche de los Gobiernos, las instituciones y las administraciones, o generar nuevos ingresos, la del mal llamado Copago, es la menos valiente de las que se conocen, pues lejos de actuar contra el fraude fiscal, la evasión de capitales, la economía sumergida, la corrupción, castigar la especulación, las mala gestión empresarial o la usura bancaria, técnicas bien transitadas por las élites de nuestra sociedad, incide con recochineo en el mismo problema que afecta a nuestros precios de mercado y a los impuestos indirectos, a saber, el de no tener en consideración las enormes diferencias socioeconómicas de la ciudadanía, aplicándolas con idéntica severidad a privilegiados como a desfavorecidos del sistema.
Luego, podríamos continuar con una sutileza, cuál es, que siempre que se habla de Copago, esta amenaza se asocia a la Sanidad y la Educación, casualmente, las que más preocupan y afectan a los peatones de la democracia; Al menos por una vez, no estaría mal que se hablara del Copago ligado a la Seguridad, para que sean las industrias de armamento, las petroleras y del motor las que se ocupen de los gastos de las intervenciones militares y el mantenimiento del Ejército, y los comerciantes y empresarios se hagan cargo del sueldo de la policía, del sustento de las cárceles y de la población reclusa, dado que son estos sectores los que más se benefician de sus servicios.
Pero lo más ofensivo y preocupante reside en esa concepción errada que se nos quiere transmitir de que, los ciudadanos gozamos de unos servicios gratuitamente, cuando aquí ¡Gratis! no hay ni las ¡Gracias! Concretamente, los ciudadanos pagamos el cien por cien de los servicios públicos con nuestros impuestos y mejor que no les cuente – mis queridos idiotas – el porcentaje que con dinero público se sufraga de los servicios privados que sólo goza una minoría.
Valcárcel, como tantos otros, ha sido víctima del misterioso fantasma terminológico que comporta el concepto trampa de “Copago” Cuando decimos “Copago” la mente del hablante representa una acción compartida, en este caso la de pagar, entre dos o más entidades; Pero sucede que en nuestro sistema, los servicios públicos son pagados con el dinero recaudado por Hacienda que a la hora de hacer la declaración nos recuerda por activa y por pasiva que somos todos, por si el IVA, las retenciones en la nómina, la matriculación del coche y el resto de impuestos nos hacían creer que sólo éramos nosotros, y en buena lógica, de establecerse un “Copago” este haría mejor en llamarse “Bipago” “Doble Pago” “Repago” “Superpago” o si lo prefiere el PP podría denominarse en su honor “Pago Pago” lo que me hace caer en la cuenta de que a lo mejor….no es tan mala idea esa de que haya un Ente misterioso que corra, si ya no es posible con la totalidad de mis gastos, al menos con parte de ellos y pueda beneficiarme del Copago de mis vacaciones de crucero por Samoa.