Sin perder de vista la presunción de inocencia del socialista francés, lo cierto es que, los actos denunciados de retención ilegal, intento de violación y huída del intercepto, vienen como anillo al dedo para ilustrar el grado de atropello, prepotencia y desprecio por la dignidad humana que el organismo que preside el honorable Strauss Kahn, ha mostrado de continuo desde sus más tiernos inicios, hace ya más de medio siglo, por las sociedades, pueblos y personas de las economías que se dejaron tutelar por sus expertos financieros inmunes al dolor ajeno, quienes sin escrúpulo alguno, concedían a las élites de dichos países ingentes créditos, aún a sabiendas, de que los mismos en vez de emplearse en la mejora de las condiciones de vida de la población, serían malversados para enriquecer a sus despóticos mandatarios que a su vez, en plena sintonía con ellos, les devolverían el favor comprometiendo aún más las maltrechas arcas públicas de sus respectivas naciones adquiriendo material militar a las industrias de los países occidentales que en principio, sustentan el FMI, proceso indigno de triangulación que la población autóctona de las regiones traicionadas, acabaría pagando muy caro en forma de intereses de deuda eterna, obligada por el chantaje internacional de las mismas potencias que ampararon tan vil operación, cuando lo justo hubiera sido que se la exigieran a aquellos tiranos y dictadores con los que tanto les gusta hacer tratos comerciales a los mandatarios demócratacriminales.
En virtud de la relevancia internacional del personaje, Presidente del todopoderoso FMI, así como del lujo y ostentación que rodea a los hoteles donde esta gentuza suele alojarse, lo suyo hubiera sido que el abuso de fuerza y poder, se hubiera perpetrado contra una joven empresaria neoyorquina, una diplomática de la ONU o en su defecto una turista que andaba por allí; ¡Pero no! Quiso la oportunidad que fuera una camarera africana la que entrase en su habitación para que la omnipotencia divina grecolatina hiciera de las suyas en una escena digna de cualquier estancia imperial de Calígula, Nerón o los Borgia. Bien es verdad, que para el servicio que me presta, también podría haberse tratado de una hispana – el término es poco menos que “puta” en los EEUU de ahí la recomendación de remarcar la españolidad de las hijas que enviéis allí a estudiar inglés, todo sea que aprendan la lengua de Mallarme – o una asiática, aunque estas, gracias al prestigio de Japón y sobre todo el auge chino, empiezan a ser respetadas un poco más de lo que hubiera deseado Sánchez Dragó y a lo mejor hubiera recibido un trato especial estilo Pretty Woman, que es el modelo a seguir por muchas de nuestras jovencitas. Y es que, África sabe como nadie lo que es estar bajo el yugo de organismos internacionales como es éste, al extremo de que ha desaparecido de su geografía la tan reconfortante expresión de los Setenta “Países en vías de desarrollo” y así como los cascos azules de Bélgica, Holanda y demás, violan y corrompen a sus madres, esposas y niñas con la inmunidad que presta el paraguas de la ONU…el FMI o el BM, se turnan en joder cuanto pueden sus economías, cuyas consecuencias no las padecen principalmente las clases dirigentes de las naciones donde se aplican sus draconianas exigencias, sino aquellos infelices que trabajando dieciséis horas al día, los siete días de la semana, sin vacaciones, sin derecho de ningún tipo, sea sacando de las minas el coltán para nuestros móviles, tejiendo de sol a sol en talleres de uralita nuestra ropita del todo a cien, cosechando el café y cacao que desayunamos en nuestra casita leyendo en la prensa sus desgracias…apenas llegan a alcanzar el mínimo de subsistencia.
Como hasta la fecha, ningún Tribunal Penal Internacional ha cursado orden alguna para detener, encarcelar, juzgar y condenar si quiera al más insignificante miembro de esta omnipotente institución, me parece, que no sólo la posible víctima desconocía a quién había denunciado, que tampoco lo debían de saber quien cursó su búsqueda y captura ni quienes llevaron a cabo su arresto. Aunque nunca se sabe; Los caminos del Señor son inescrutables y a Al Capone le pillaron por los impuestos.