Retozando de gustirinín en su natural ambigüedad galleguiña que nos ha mantenido en vilo sin saber si viene o si va, si saluda o se despide, si se calla o comienza a hablar…una vez más, Mariano Rajoy, ha echado mano del mejor arma que durante toda la legislatura mayores réditos le ha dado, su juguetona lengua, ante la no menos oscilante política ZetaescaPista de la geometría variable con la que el Gobierno en su zigzageante proceder, pensaba dejarle fuera de juego. Sólo que esta vez, en campaña, la fórmula de andar al escondite con la verdad y regatear las preguntas con el vacile y los quiebros dialécticos a los que nos tiene acostumbrados para evitar mojarse, no parece la estrategia más adecuada, cuando media España está pendiente de lo que dices y la otra media de lo que dejas de decir.
Por eso, creo que el otro día, inmediatamente después de disolverse las Cortes, el lider del PP, el candidato mejor situado para convertirse en el próximo Presidente del Gobierno, metió la pata al no percatarse del cambio de escenario acontecido en dicho instante, cuando ante la pregunta de, qué hará de ganar las elecciones, respecto a prorrogar los Presupuestos – que implicaría mantener un año más la congelación de pensiones y la reducción del 5% del sueldo de los funcionarios – Rajoy contestó: «Todo depende de cómo esté la situación de la economía en ese momento». Porque dudo mucho que aún la lectura más generosa de la “Ley de Dependencia” aprobada durante el mandato Socialista, permita al ciudadano hacerse una buena idea de lo que le espera de depositar en sus manos su confianza.
Cierto es que la prudencia es un valor cotizado entre los gobernantes. Pero, una cosa es la prudencia y otra muy distinta la indecisión y no crean que la población sabe distinguirlas cuando hay que coger al toro por los cuernos, si quién ha sido llamado al ruedo, prefiere quedarse mirando desde la barrera. Ahra bien, hay que ser muy ingenuo para pensar que Don Mariano, no tiene pergeñada ya una línea de actuación bien definida, en cuyo caso, su aparente despiste responde más al cálculo electoralista que a la prudencia o la indecisión del futuro Gobernante.
Evidentemente, para un “depende” no se requiere demasiada experiencia política. Cualquier destripaterrones, podría competir con el “jefe de la oposición” de tú a tú, en semejante declaración de intenciones de cara a condicir nuestro destino durante los próximos cuatro años. De este modo, ante la incertidumbre sobre sí aquí se aplicarán las drásticas reducciones de plantilla del hasta la fecha intocable funcionariado como ocurre en la vecina y europea Grecia, le bastaría responder un “depende” para pasar por un colega parlamentario; a la cuestión de si habrá más recortes en sanidad y educación, el “depende” nunca le dejará mal en una tertulia televisiva; sobre si subirá el IVA, si se introducira el pago por circular en autovía, o si se introducirá el copago en justicia, etc. “depende” será la contestación…más popular.
El problema de la “dependización” lingüística en boca de un político, es que donde se introduce un “depende”, pronto se desliza un “alomejor”, ¡Quizás!, ¡Vete a saber!, ¡Quién sabe!, “ yo no diría tanto” “ no se lo puedo prometer”, “es posible”, “ es probable” “seguramente”, “en potencia”, “puede que sí” “es previsible” “ no estoy en disposición de afirmarlo” ¡Cómo negarlo!, “ no le digo que no” “Haré lo que tenga que hacer”, “no hay otra alternativa”, ¡Por supuesto! ¡Sin dudarlo! “es lo mejor para España”, ¡para esto es para lo que me han votado los españoles!
Y no me digan que no tiene guasa que precisamente fuera un grupo llamado “Jarabe de palo” el que le dedicara una canción al “depende” cuya relación implícita puede haber aflorado abruptamente en uno de esos “lapsus linguae” freudianos en quién más esfuerzos hace por acallar la recetita que nos tiene preparada fuera de la Seguridad Social.
El cómico Casen, tenía en su repertorio este chiste:
– ¡Ring, ring! ¡Ring, ring!
– Dígame
– ¿Es el bar?
– Sí señor ¿Qué desea?
– ¿Tienen bocadillos?
– Depende
– Pues prepáreme uno con mucho pende.
Rajoy me parece subrrealista.
Curiosa concomitancia entre la del jarabe, la de pendencia y D. Mariano. Presagios más ciertos se cumplieron con dictámenes más improbables.
Como dijo Leguina en su blog: «No se fíen de los hombres con corbata»
Hay dos formas de ganar las elecciones en este país si eres el presidente del PP o del PSOE, si no no hay ninguna, claro.
– Esperando a que el oponente se tropiece y se ahostie.
– Empujándolo uno mismo.
Evidentemente los propios méritos no entran entre ellas.
Rajoy, ‘el hombre que no tiene nada que decir’, según The Economist Dom Ago 21, 2011
En Valladolid podríamos prescindir de Rajoy, que con De La Riva ya es suficiente. «No me multe, que llevo chanclas».4LFP