Buscándole una explicación lógica al por qué ETA se ha decidido a dejar las armas ahora que está más debil que nunca, cuando más necesaria podría entenderse su presencia para la defensa de los trabajadores y no antes en las numerosas ocasiones en que pudo hacerlo en condiciones mucho más favorables cuando nadie comprendía para que continuaban la lucha, al margen de planteamientos conspiranóicos que establecen que detrás de toda la parafernalia no ha habido otra cosa que una meditadísima estrategia de desgaste por paerte del propio Estado al objeto de asegurarse apagar el fuego sin dejar ascuas que lo reaviven…creo haber dado con la clave resolutiva del asunto.
ETA ha perseguido desde su fundación la proclamación de una Euskadi libre y socialista. Gracias a su persistencia en no permitir que su brazo político Batasuna condenara su violencia – cuando por otra parte, la propia ETA la condena desde sus inicios al declarar que toma las armas por no quedarle otro camino democrático al Pueblo Vasco – en las últimas elecciones autonómicas consiguió de momento que legalmente, aunque no legítimamente, la minoría del bando nacional español rojigualdo se impusiera a la trinchera de la mayoría nacionalista del lauburu. Cuando aquello pensé para mi ¡Qué torpes son! Y así se lo hice saber a varios miembros de la Mesa Nacional de los Batasunis a quienes les recomendé de ser ilegalizada Sortu, pedir el voto para el Partido Popular, ante la insolidaria participación del resto de formaciones bertsolaris ante el atropello de los derechos civiles que suponía esa infame medida tribunalista no ya para los ciudadanos vascos que también para la propia imgen internacional de España entera. ¡Y que se armase la de Marijaia! Pero está visto que me equivoqué en mi juicio…La jugada era de órdago.
Aquellas viciadas elecciones autonómicas donde al 20% del electorado no se le permitía ni elegir ni ser elegido, lejos de separar a ETA de sus objetivos primordiales, se los acercaba más, pues de momento, aunque sea nominalmente, podemos decir que se logró una Euskadi socialista. No tardé mucho en percatarme de tan curiosa circunstancia y al momento barrunté la posibilidad de una entente entre el mundo batasunil y el sociata en un futuro escenario a veinticinco años de paciencia, visto que por estos lares la amnesia causa estragos y hoy son demócratas los antiguos fascistas – ideología que tiene todavía mucho que aportar al futuro de Europa – por lo que no hay problemas en que los otrora terroristas oficiales compartan mesa y mantel con los terroristas de Estado. Es más…tal como lo pintan, hasta podrían obtener el Nobel de la paz. Cosas más difíciles se han visto en la trayectoria del galardón con Arafat, Peres, Botha….¡Obama!
En cualquier caso, todavía no alcanzaba a comprender por qué ETA prefería darle la baza de la paz a un Lehendakari desligitimado por las urnas como es Superlopez, antes que al pobre Ibarretxe, aquel que se dignó a presentar ante el Parlamento de Madrid una via democrática para la resolución del conflicto, al que sin misericordia dejó con una mano adelante y otra detrás sin nada que poder ofrecer al telediario y menos a los negociadores de ZP.
Pero ahora ya lo sé. ETA sin ser plenamente consciente de su singladura político-militar, se ha dejado conducir por una terrible serendipia del destino, a saber: que lo que empieza con un déficit democrático con Pachi, había de terminar igualmente con otro déficit democrático con Pachi. Cualquier otra explicación, es secundaria.