Ya se veía venir. Según avanzaba la camapaña electoral, la bolsa bajaba y la prima de riesgo subía, cuando a tenor de los gurús de Intereconomía, casí debía haberse comportado a la inversa. Esos días previos al cese fulminate del entrenador nacional, estuve demasiado ocupado siguiendo las distintas apuestas de la sesión continua futbolística bien programada para que de Lunes a Domingo de diez de la mañana a diez de la noche no perdamos comba de lo que acontece en el terreno de juego que más importa aunque no sea el verdaderamente importante, como para destilar la debida interpretación del fenómeno, que no era otra, que los mercados no deseaban un cambio de Gobierno en España.
Si los mercados hubieran visto con buenos ojos un vuelco electoral como el acontecido, lo lógico hubiera sido que a medida que las encuestas apuntaban inequívocamente a la victoria del PP, los dientes de sierra del IBEX 35 fueran hacia el cielo y no hacia el infierno y la conocida como prima de Rajoy dejara de trepar a sus anchas entre nuestra malñtrecha economía a causa suya precisamente. Lo que en principio podía tratarse de una precipitada conclusión por no tomar en consideración la inercia financiera de una trayectoria demencial de los últimos cuatro años cuyo impulso explicaría que la misma no se frenara de la noche a la mañana, pronto cobró visos de no estar mal encaminada en su apreciación, pues al día siguiente de la ya oficial victoria del PP, resulta que la bolsa saluda con disgusto notable los triunfales titulares a cuatro columnas del cambio político y la prima de deuda remonta el vuelo con nuevos brios, dejando bien clario a todos que en economía, a diferencia del futbol, los resultados no mejoran de buenas a primeras con la sustitución del entrenador.
Siempre he tenido muy claro que la presentación pública de nuestro desastre económico como crisis es falsa, lo que no quita para que tanto su verdadero motivo, cuáles es, la pérdida de poderío europeo en el mundo, como sus consecuencias reales a saber: pérdida de derechos civiles, recorte de prestaciones sociales, empobrecimiento de nuestra población por generaciones…sean auténticas. Por ello, mi crítica a ZP fue siempre por su mala gestión del problema, por no explicar con sinceridad cuanto sucedía, por no haber confiado en lo que se supone es una política progresista y social, etc, pero nunca por ser culpable de la crisis, pues era evidente que por muy mal que lo hiciera, su influencia internacional no era suficiente para ser la causa del desastre económico en el que se encuentra Europa entera. Con todo, reconozco que esperaba al menos un guiño de bienvenida del Gran Capital a modo de persuasivo premio conductista a cuantos desesperados entregaron el timón en medio de la tempestad a un Capitán sin rumbo, por aquello de transmitir confianza en la tierra prometida y que tras la tormenta, siempre viene la calma. Pero hete aquí que la paloma blanca que la ciudadanía a enviado a los mercados en forma de Mayoría Absoluta bajo el arco Iris parlamentario como signo inequívoco de arrepentimiento, no sólo no ha vuelto con una ramita de olivo entre el pico, que delante de nuestras narices la hemos visto caer saeteada con saña.
Y es que los bancos y los especuladores en Democracia, nunca han ganado tanto como cuando ha gobernado el PSOE. Sé que es dificil de admitir, pero tanto es así, que ya en funciones, sin margen moral de decisión, inmediatamente consumada su debacle institucional, sin poder municipal, autnómico ni estatal, el Presidente socialista ZP del Partido Socialista del PSOE, ha indultado a un banquero del Santander, importándole muy, pero que muy poco, lo que pueda pensar la opinión pública o su misma engañada miltontancia, pues bien en pago a los favores y subvenciones entregadas por Botín a su camarilla, bien porque es su obligación por estar a sueldo de dicha entidad, a caso porque en su fuero interno lo crea sinceramente justo y necesario para los intereses del país, de lo que se trata, es de que el Poder, no pierda la confianza en el PSOE de cara a confiarles la Regencia en próximas legislaturas cuando se cansen del recien llegado.
«Roma no paga a traidores».
De alguna manera, lo mismo Zapatero, como Rajoy, se echan en brazos del mercado, como para pedir clemencia, pero en ese acto, están traicionando a la propia patria, sea esto evitable o inevitable, la acción tiene ese efecto: El libre albedrío de las patrias es cosa del pasado, pero que cada uno financie sus cárceles.
A cenar, un saludo.