Leo con estupor, que la Casa Real, hace ya algunos años, aconsejó al Duque de Palma abandonar el Instituto Nóos, recomendándole que optara por buscar una actividad profesional por cuenta ajena, a ser posible fuera de España.
Dado que la noticia ha sido publicada, grosso modo, en todos los medios de comunicación, cual consigna, no estaría muy equivocado sospechar que procediera su dictado directamente de la más alta instancia oficial, al objeto de atajar la creciente indignación popular porque en la Casa Real nadie hubiera puesto celo en que cosas como las que se están sabiendo del “Caso Urdangarín” no tuvieran cabida en su seno, o en su defecto, una vez descubierto el pastel, nadie atajara con diligencia la situación, primero poniéndole freno, para acto seguido, en mor de la justicia, acometer la rápida reparación material y moral de los daños ocasionados a terceros. Al menos, eso es lo que se espera de todo buen padre de familia que busca educar a sus hijos en la virtud.
Evidentemente, la idea de este comunicado consiste en generar la sensación de que, por parte de la Corona, se hizo cuanto estaba en su mano, dejando deslizar esa feliz ocurrencia de si “Primos hermanos, parientes lejanos” que vamos a decir de un yerno. Y debo confesar que el contenido del texto rezuma una sinceridad abrumadora, que pasma a cuantos la leemos detenidamente, pues de sus líneas uno deduce sin ambages, cómo se llevan las cosas de Palacio, cuando hay prisa.
Igual estoy en un error, pero de lo aireado en prensa, yo entiendo que en el mismo instante en que el Jefe del Estado tuvo noticia de los turbios negocios de su pariente, lejos de preocuparse por conocer la verdad del asunto velando por el modo de corregir sus desmanes, lo primero que sugirió fue ¡Sal de ahí antes de que te pillen! Y ¡Pon pies en polvorosa antes de que te echen el guante! Nada de ¿Cuánto has robado? ¿A quién? Mañana mismo vas a acompañarme a devolverlo y si te lo has gastado, aquí tienes de lo mío para reembolsarlo de inmediato y ya arreglaremos tu y yo cuentas luego…
Imaginen ustedes que su hijo, un buen día, entrara por la puerta con una videoconsola de 150 euros en la mano y con un Ipad en la otra de no menos de 300 euros: ¿no le preguntarían, de dónde has sacado esto? ¿te lo han dado, quién, a cambio de qué? ¿Te lo has encontrado cuándo, cómo?…¿No continuarían ustedes el interrogatorio hasta esclarecer el asunto, aunque ello supusiera probar la vergüenza de descubrir que su retoño es un ratero en ciernes dedicado a registrar las mochilas de otros niños en la biblioteca del barrio? ¿No le trabajarían pedagógicamente la cara para que sintiera la diferencia metodológica de lo que está bien de lo que está mal? ¿No acudirían derechitos a su habitación para registrar sus escondites habituales en busca de otros fraudulentos botines con urgente ánimo de hacer un exhaustivo balance de a cuánto asciende la fechoría y número de afectados? Y finalmente ¿No le llevarían de las orejas con todo el alijo incautado a la biblioteca para ver el modo de restituirlo a sus legítimos dueños? ¡Claro que sí! Ustedes, han sido educados en la honestidad, el respeto a la Ley, el Bien común, el Interés General y todas esas cosas retribuidas en la otra vida con un gran patrimonio espiritual. Pero por lo que se ve, la Casa Real, no sólo está al margen de la Constitución legal, según parece también lo está de la ética de la plebe.
De cundir el ejemplo divulgado, de ahora en adelante, ante el caso descrito en el párrafo precedente, lo suyo sería decirle al niño: ¡Bueno! Saca inmediatamente todo esto de casa; deshazte de ello cambiándolo en el rastro; No vayas más por esa biblioteca; Y te recomiendo trabajar de modo más profesional lejos de casa, en alguna biblioteca del extrarradio. Pero no te preocupes: hasta que no se descubra, puedes contar con nosotros para todo.
Por lo demás, sólo debo añadir que lo de “trabajar fuera de España”, me parece acertado para aliviar las maltrechas arcas públicas del país, aunque lo de “por cuenta a ajena” sea una redundancia.
Nicola, es lo que llevo diciendo desde que me enteré de la noticia, pero dicho con mejor estilo y mayor elocuencia.
Existen varias figuras en el Codigo Penal que se amoldarían perfectamente a esos actos.
Es curioso comprobar que cuando interesa, por ejemplo en el caso de los niños desaparecidos en Córdoba, en seguida se encuentra una figura, como la de «detención ilegal» para enchiquerar al padre. Curioso, curioso.