Soy el Presidente del Gobierno de España. No aparte la mirada de la pantalla de plasma y fíjese sólo en mis ojos. Cuando cuente ¡Tres! Usted estará plenamente dormido dispuesto a acceder a todas mis demandas.
¡Uno! Se siente pesado, hundido, apelmazado, abatido, derrumbado, alicaído, desvalido, sin fuerza ni esperanza para levantarse por si mismo, siempre necesitado de alguna ayuda institucional para subsistir, porque usted es un fracasado, un inútil, un inadaptado, incapaz de mantener un empleo, comprar una casa o formar una familia. En otras palabras, usted se percibe poco menos que escoria social.
¡Dos! Ahora usted se ve rendido, sometido, derrotado, aplastado, anonadado, siempre con miedo y temor, en un estado de shock que le imposibilita reaccionar. No puede pensar con claridad. No entiende qué sucede a su alrededor. No quiere saberlo. No quiere conocer. Sólo desea dormir y no despertar hasta que pase la pesadilla en que se ha convertido su existencia.
Ahora nota como sus órganos se atrofian, se agarrotan sumiéndole en un estado catatónico, impidiéndole todo movimiento. Usted se halla completamente inmóvil, rígido, en reposo, en una quietud absoluta. Usted experimenta un gran sopor; tiene enormes ganas de bostezar; está a punto de introducirse en un sueño profundo, muy profundo…
Y ¡Tres! Usted ahora está durmiendo. Pero algo se agita en su interior. Oye voces que le impiden disfrutar de su descanso. No las haga caso. ¡Son los de siempre! Ahora esas voces se irán apagando y escuchándose cada vez más y más lejos hasta desaparecer.
De inmediato, una cálida Alegría embriagadora se adueñará de todo su Ser. Se siente eufórico, pletórico, omnipotente, no cabe en si de gozo. Todo está en calma, en silencio y una gran paz lo inunda todo dirija a donde dirija la mirada. Usted desea gritar al mundo su Felicidad, pero tampoco quiere rasgar con su yoidad esa paz y se contiene, se refrena y reconduce su glorioso éxtasis hacia la intimidad de su noble espíritu.
Esa es la actitud que todos esperan de usted porque usted es sumiso, dócil y obediente en todo momento ante la autoridad. Usted no desea llevar la contraria a los medios, ni rebelarse contra sus jefes ni traicionar a su país. Usted es pacifista, no sabe manejar armas, no cree en la venganza, rehúsa tomarse la justicia por su mano, usted tiene fe en el Sermón de la Montaña, usted desea ardientemente que se le reconozca como un Bienaventurado.
Por ello, usted aceptará sin rechistar que le subamos los impuestos directos e indirectos, le rebajemos las prestaciones y servicios sociales, privaticemos los beneficios bancario-empresariales mientras repartimos sus deudas entre todos, le bajemos los sueldos, crezca la precariedad laboral, recortemos en salud y educación de sus hijos, le subamos la edad de jubilación, bajemos las pensiones, y cuanto sea necesario hacer desde el gobierno, pensando en su bien y felicidad.
Ahora, cuando cuente ¡Tres! Usted despertará del sueño reparador.
¡Uno! Usted se siente más ligero, ha adelgazado por lo menos 20 kilos; viste como en los anuncios del Corte Inglés; se puede decir que ha rejuvenecido; su cutis y sonrisa impecables; su matrimonio va bien y su amante ahora es modelo. Nada le preocupa.
¡Dos! Usted ya se ve en el programa “Españoles por el mundo” disfrutando del éxito en los casinos de las Vegas. Usted ya se contempla enseñando su casa en el espacio ¿Quien vive ahí? ¿Usted se ve patrocinando “Atrapa un Millón”. Porque ¡Hay confianza! ¡Hay optimismo! Y Creemos en usted, como usted cree en los deportistas españoles con los que forma equipo.
Y ¡Tres! Cada vez se siente más renovado, más lleno de energía, como renacido a un mundo nuevo donde las oportunidades le esperan a la vuelta de la esquina en forma de fabulosos negocios donde se ve triunfador como el emprendedor en que se ha convertido gracias a la tarea del Gobierno que presido.