Estamos en contra del terrorismo de ETA ahora cuando más en falta se echa su presencia, en los telediarios. Pero la pobre gente, educada en el pecado, la culpa, arrepentimiento, remordimiento, cargo de conciencia, la no violencia, el pacifismo, formados en no tomarse la justicia por su mano, que con el ojo por ojo y diente por diente todos tuertos y desdentados, que quien a hierro mata a hierro muere, en poner la otra mejilla, en perdonar porque no saben lo que hacen, amar a los enemigos y demás valores de la denominada Moral del Esclavo, suele tomar por sinónimas las voces “Aguantar” y “Resistir”. De ahí que la célebre sentencia de Camilo José Cela “Quien resiste vence” fuera interpretada por el vulgo más al estilo estoico de “soportar” que del modo activo en como lo entendieran cuantos partisanos se enfrentaron a los totalitarismos con algo más que palabras en la denominada “Resistencia”, pues que yo sepa, ninguno de estos grupos a lo largo y ancho del continente, fuera contra Hitler, Estalin, Musolini, Franco…cometieron el desliz coloquial de designarse como “Aguantancia”.
No faltan ocasiones, en que las mentes débiles, cobardes o acomodaticias, como quiera que en estos planteamientos hallen la coartada perfecta para su natural inclinación, íntimamente conscientes de su falsedad, no dudan en revestirse de espiritualidad orientalista apelando a las nociones del Wu Wei Taxista e incluso de sesgadas lecturas del “Arte de la Guerra” haciéndole repetir hasta la saciedad a Sun Tzu que se estará revolviendo en sus escritos “Siéntate a la puerta de tu casa y verás pasar el cadáver de tu enemigo”, porque no hemos de olvidar que de seguir estos consejos de manera pueril y literal, el mayor enemigo de uno, es uno mismo.
Ahora bien, como dice la Seguridad Social, no quiero hablar de la lucha si no estamos preparados y es un hecho que hoy sin que el Pueblo sepa manejar armas y sin acceso a ellas, animar a enseñar los dientes, es poco menos que una temeridad, pues de hacerlo, lo normal es que se los salten, de no ser que luzcan la cómplice sonrisa política o la lacaya sindical. En buena lógica, el rosario de consignas coreadas durante las Procesiones de protesta, donde se saca a pasear la ideología decimonónica, clamando al asfalto “¡La próxima visita será con dinamita!” además de recordar al perro ladrador, pueden llegar a ser contraproducentes, porque hasta para lanzar petardos es necesario o haberse formado en las distintas tradiciones folklóricas del país o cuando menos haber hecho un cursillo, si es que además de tuertos y desdentados, no deseemos quedarnos mancos.
Es posible entonces que la gente, más que confundir aguante y resistencia, opte por la primera no porque sea propia de clases bajas formadas en la moral del esclavo o individuos con coeficiente intelectual deficiente, sino porque, no les queda otra y en consecuencia, su aguante, sea una forma de resistencia que se traduce en esperanza mesiánica de un salvador que haga por ellos lo que ellos no saben o no se atreven a hacer por si mismos, que es su forma de entender a Sun Tzu.
Así me explico las amplias simpatías despertadas en el Pueblo por los atracadores de bancos, cuyo rastro emocional se evidencia en la cinematografía, y que el otro día varias personas jalearan con vítores la última acción de la organización terrorista “Resistencia Gallega” cuando en el Telediario informaron de la voladura con artefacto explosivo de un cajero en Vigo.
Pero en esto, como en el caso de los inmigrantes muertos en el estrecho, da igual alegrarse que entristecerse, si la emoción no conduce a la acción, con reflexión previa. Y ahí va la reflexión: ante las múltiples dificultades de la vida, estuve a punto de estudiar Derecho para defender mis intereses y los de mi familia; pero tengo cuarenta y cinco años y poco tiempo que perder, por eso, me he apuntado a un curso para a prender a manejar armas, porque si la resistencia moral te hace bueno, la resistencia armada te hacer mejor.