Desde que salí del Instituto, me prometí no dejar de combatir en los medios de comunicación, todas aquellas cosas que desde el pupitre sentía injustas con los más jóvenes para quienes desde las instituciones se dice trabajar por su bien, al más puro estilo de la denominada Pedagogía Negra, cometido que culminé teóricamente con la presentación en 2010 de un Trabajo Fin de Master en docencia titulado “Propuesta Radical Educativa” calificada para mi sorpresa “Cum laude” que puede consultarse en mi blog “Inútil Manual”.
En esta línea, con ocasión de la reciente aprobación de la LOMCE, deseo arrogarme la representación de los más pequeños, en medio de la algarabía de la que participan todos los implicados en asunto tan importante para nuestra sociedad como es la educación de las futuras generaciones: el Ministerio, el Congreso, las AMPAs, los claustros de profesores…para que se escuche su voz, dado que, el Defensor de la Infancia, no parece hacerse eco de lo que se conoce ya como Explotación Académica Infantil que no acontece exclusivamente en Japón.
A los niños, nos traen sin cuidado las reformas educativas; nosotros sólo sabemos que estamos contra la tortura de empupitramiento a la que somos sometidos desde los cuatro años. Somos pequeños y lo que más necesitamos no es obedecer, estar quietos y en silencio, genuino objetivo del Curriculum Oculto del vigente sistema educacional, sino movernos con libertad y sobre todo ¡jugar! Queremos que nuestros maestros hayan llegado a la pizarra por vocación, no por rellenar un hueco laboral, menos todavía como sucede en Secundaria por haber fracasado en su área de conocimiento encontrando únicamente salida de rebote en la docencia que como el papel, todo lo soporta, pues trabajar con adolescentes, requiere como en Primaria, que el profesorado curse una carrera de Magisterio específica, todo sea que, al adolescente por educar, le instruya otro que adolece en ciencia pedagógica. Por descontado, estamos muy hartos de tener que traer y llevar los libros de clase a casa y viceversa con unas mochilas que ni los sherpas del Himalaya, cuya carga sobre nuestras espaldas sobrellevamos cual culpa del Pecado Original siendo la misma tanto más pesada, cuanto mayor es el arrepentimiento paterno por habernos traído al mundo, dado que de entre las mascotas, debemos ser las más caras y menos agradecidas, relación que observamos inversamente proporcional empero, en lo concerniente con los dichosos deberes, cuya cuantía aumenta conforme disminuye la calidad del enseñante que los manda para casa por no saber trabajar bien la materia en el aula; Porque los deberes, se asemejan más a una pena infantil de trabajos forzados, antes que a las horas extra retribuidas que se meten en la administración. Igualmente estamos por la limitación legal de un kilometraje y minutaje máximo de desplazamiento en transporte escolar para no vernos obligados a dedicar dos horas diarias entre ir y venir al colegio, máxime, cuando al lado de casa existen varios centros de enseñanza. Nos encantaría ver abolidas por decreto las clases particulares de las mismas materias que cursamos en la escuela que no tienen otra función que mantenernos fuera de la circulación hasta que nuestros padres les de tiempo de situarnos frente al televisor. Por otra parte, sería maravilloso que el Ministerio se preocupara de regular la normativa para dar por buenas las instalaciones de un colegio poniendo especial atención a la amplitud del patio, porque en la actualidad, estamos más hacinados que en la cárcel. Y ya puestos, les animaríamos a intervenir en los comedores cuya bazofia huele mal y sabe peor o en su defecto, enviarnos el mismo catering del congreso. Asimismo, nos parece indocente que el profesorado se empeñe en enseñarnos lo que ellos uno a uno no saben, pues les hemos examinado resultando que el de matemáticas no conoce la pasiva en inglés, la seño de inglés no sabe la capital de Kazajistán, el profe de geografía no consigue conjugar el Pretérito Pluscuamperfecto del Subjuntivo del verbo roer, la maestra de lengua no tiene ni idea de hacer una raíz cuadrada etc. Y a colación de esto último, contemplaríamos muy positivo que se nos examinara en las mismas condiciones con las que el profesorado imparte clase, es decir, provistos del libro de texto con solucionarios a mano; eso, o que se nos deje de examinar a cada momento con controles y notas que más falta les hace a políticos, padres y profesores que a nosotros, que no por ser pequeños, somos tontos.
Cuando una reforma educativa prohíba al profesorado mandar deberes para casa, la necesidad de llevar más de un kilo en material escolar en la mochila, las clases particulares de asignaturas regladas, limite los desplazamientos a no más de quince minutos en transporte escolar sin necesidad, y el empupitramiento del alumnado a no más de tres horas diarias, cuando fomente el acceso a la docencia a profesorado vocacional, introduzca la carrera de Magisterio para Secundaria, se vigile que al comedor escolar sólo vayan pobres desgraciados que no les quede otro remedio, etc, entonces y solo entonces, es posible que la escuela eduque más que la tele y deje de ser un almacén de niños, que es en lo que a día de hoy, se ha convertido con la aquiescencia de todos los implicados antedichos.
Ingenioso.
Puedo coincidir en algo, pero sólo en algo.
Los alumnos, no tan sufridos como suele pregonares, van a su bola. Dudo de que se reconocieran en ese relato, NL.
Saludos patagonicos (de pata y de agonía, más o menos)