¿Recuerdan ustedes aquellos felices años en que los Telediarios dividían el mundo en países desarrollados, subdesarrollados y en vías de desarrollo? Hace tiempo que esas expresiones quedaron en desuso. Y uno se pregunta ¿Por qué?
Los ingenuos creen que, el abandono mediático de tan divulgadas etiquetas ha sido debido a que, todos los países, en mayor o menor grado, han alcanzado un nivel de desarrollo suficiente gracias al fenómeno de la Globalización y por consiguiente, sólo cabría referirse a entidades más o menos desarrolladas, cosa que por cuestión de estilo el periodismo evita para no caer en redundancias. Pero, tan risueña perspectiva choca de bruces con titulares que abren y cierran las rotativas con noticias sobre las economías emergentes agrupadas bajo el acrónimo BRIC (Brasil, Rusia, India y China) que por fuerza remite a otras economías que permanecen, no ya sumergidas, sino hundidas, a las que se conoce en el ámbito europeo como GRIPE (Grecia, Irlanda, Portugal y España).
Algunos moralistas argumentan que la eliminación de estas y otras despectivas expresiones como “Tercer Mundo” obedece a un sentimiento de recato, pudor y respeto hacia las gentes de esas naciones que gracias a los avances en las telecomunicaciones, ahora tienen acceso en tiempo real vía satélite al discurso que antaño sólo era para consumo interno, buscando entonces no ofender su sensibilidad, ahora que las fronteras son más permeables. Podría haber algo de ello…sin embargo, acostumbrados como estamos a recibir informaciones internacionales bajo la batuta del Ministerio de Exteriores, con la misma diligencia con que a su dictado actúan las Oenegés, como que no parece muy convincente la explicación ofrecida, menos todavía cuando sin reparos se habla “Estados Fallidos” como el de Somalia, si de lo que se trata es de robarles la riqueza del mar.
En mi opinión, la triada antedicha de “Países desarrollados, subdesarrollados y en vías de desarrollo”, ha sido proscrita del vocabulario periodístico por la imperiosa necesidad de hacerle hueco a un nuevo perfil de sociedades caídas en proceso de involución a las que deberíamos de referirnos como “Países en vías de subdesarrollo”, entre las que podríamos contar a todas aquellas donde como la española, haya disminuido bruscamente la esperanza de vida, empeorado la red sanitaria pública, bajado el nivel educativo, deteriorado el valor nutricional de la dieta y el número de calorías por habitante y día, disminuido el consumo eléctrico, haya aumentado la pobreza infantil, el alto índice de desempleo, el creciente endeudamiento de las familias, la disminución de los sueldos y su poder adquisitivo, se haya disparado la cifra de jóvenes con formación que han tenido que emigrar al extranjero en busca de una vida mejor…por citar únicamente los aspectos que miden la riqueza de una nación en términos de economía real de sus habitantes. Porque si nos metemos con aspectos propios de macroeconomía como la disminución del PIB, el tremendo desajuste entre nuestra capacidad exportadora comparada con el consumo interno, una renta per cápita en caída libre, la falta de un tejido industrial, etc, siempre saldría al paso algún experto aduciendo que, nada de ello es indicativo de un retroceso mientras la inflación permanezca controlada y los mercados no retiren su confianza y demás estupideces que produce a raudales la pseudociencia denominada “economía” para justificar lo injustificable.
Los Países en vías de subdesarrollo se caracterizan por ir adoptando las formas propias de las Naciones subdesarrolladas, a saber: una gran brecha social donde la clase media disminuye a su mínima expresión; una casta dirigente muy corrupta que sin embargo cuenta con un gran respaldo social clientelar sea por ignorancia, sea por costumbre; una tasa muy elevada de población reclusa, sensación de incertidumbre experimentada a diario por amplios sectores de la población acerca de su futuro inmediato en asuntos relacionados con su alimentación, vestimenta, vivienda, agua potable, acceso a electricidad, salud y educación de la infancia, seguridad en las calles, convertirse en un referente internacional de turismo sexual, caldo de cultivo para la adquisición de mano de obra barata sin sindicar, gente dispuesta a vender su sangre u órganos…
Como he señalado, España es una sociedad perteneciente a este sumergente estadio. Es un País en vías de subdesarrollo. Es verdad que somos los Campeones del Mundo en fútbol, como antes lo era Brasil; cierto es que somos una potencia en Tenis, como Etiopía lo es en Atletismo; Pero antaño, también se nos enseñaba en el aula presidida por la efigie de Franco, que éramos los mayores exportadores mundiales de naranjas y que contábamos con las más grandes minas de mercurio.
la ecuación es simple, si un país no tiene un sistema de formación ni de empleo va directo al hoyo, como éste de la banderita roja y amarilla. Viva el vino.