El otro día coincidí con un antiguo compañero al que no veía desde hacía tiempo. Con las precauciones adoptadas en tiempos de crisis para conversaciones circunstanciales, rehusé interesarme por cómo le iba y menos aún por el trabajo. Pero, a mala hora se me ocurrió preguntarle¿Estás aquí de vacaciones? La respuesta me dejó planchado: ¡No! Vivo aquí. Con dos hijos no me puedo permitir ir de vacaciones…son las vacaciones o la vuelta al cole. Rápido de reflejos, supe quitarle hierro al asunto espetándole “Evidentemente en la decisión no han participado tus niños” lo que facilitó cambiar de tema. Pero me quedé tocado del comentario.
Hasta ese encuentro, sabía de la supresión o aplazamiento de las vacaciones familiares por por estar en el paro, por tener que cuidar a un familiar enfermo, por verse obligado a trabajar en fechas estivales, por haberse tomado las vacaciones antes, por tener que hacer frente a la hipoteca, cuando no una reforma de la casa, incluso por haber comprado hace poco un utilitario…Pero ¿Por la vuelta al cole? ¡Jamás! Y eso, que me he movido toda la vida en el campo de la docencia.
Mi amigo es creyente; bueno, no es creyente en dios, pero si lo debe ser en el Estado del Bienestar, porque, pudiéndose permitir colegios privados, hasta donde tengo noticia, siempre los ha llevado a sus retoños a la escuela pública. De modo que, su confesado sacrificio sería debido más al coste del material escolar que a las mensualidades del centro, dejando a parte el negociete de las extraescolares y particulares de las que ya daremos cuenta en otra ocasión. Así las cosas, como cada nuevo curso, retomo la cuestión de los libros de texto, esta vez, para comparar la calidad de sus autores y la genialidad de su contenido con el precio, cosa que ya les anuncio, me ha valido para poder afirmar sin miedo a equivocarme que, en relación precio calidad, los libros de texto escolares para las edades de Primaria y Secundaria, son los más caros del mercado.
Si me permiten, les confiaré un secreto…la mayoría de la población es del género tonto. Esto es lo que opinan los criminales gobernantes, cuando consienten que en un sistema público de enseñanza, para que una familia pueda adquirir los libros de texto a uno sólo de sus hijos deba desembolsar un alto porcentaje de su sueldo si es que hay ingresos en la familia: por ejemplo, calculando sólo 200 euros, se trataría de un 13% del ficticio sueldo medio, un 20% del mileurista, un 30% del salario mínimo interprofesional y casi el 50% para quienes reciben los famosos 420 euros por haber agotado el paro. ¡Una vergüenza! El cálculo lo he realizado tras una breve investigación de campo por librerías, y encuesta telefónica con amigos.
Resulta que un sencillo libro de lengua y literatura de 6º de primaria, cuesta la friolera de 35 euros. ¡No me lo podía creer! Yo soy socio del Círculo de Lectores; cuando un texto tiene ese precio se debe a que es una edición de lujo, a que tiene las tapas duras, a que su autor es muy famoso o que se trata de un superventas. Inspeccionado el ejemplar, pude comprobar que no presentaba una encuadernación facsímil, ni estaba firmado por gente conocida por el gran público, las tapas eran finas, sin solapas y de hechura más bien humilde, por no decir tosca, de modo que el volumen por fuerza debía ser todo un “Superventas”, cosa nada extraño tratándose de un sistema obligatorio de enseñanza y que ciertamente a 35 euros el ejemplar, ¡sí! era un superventas para la editorial y quien dice editorial dice gobernante criminal por triangulación del beneficio. Por 35 euros, cualquiera puede adquirir en el mercado, sin descuentos, en las mayores librerías, de las mejores editoriales Alianza, Tecnos, Planeta…, de los mejores autores Cervantes, Galdos, Cela… las mejores obras, El Quijote, Miau, La colmena… entre 4 y cinco tomos nuevecitos, IVA incluido.
Los textos dedicados al conocimiento del medio, la geografía o la historia, rondan los 30 euros., curiosamente lo mismo que me salió la edición rústica en seis tomos de la Historia de Heródoto. El asunto también es bochornoso, porque por esa cantidad, una editorial especializada en viajes, puede ofrecer al escolar tres formidables guías para conocer su ciudad, su provincia, su autonomía, su país, y el continente entero, no sólo dando cuenta de ríos, lagos y montañas, también del transporte, horarios de museos, monumentos, restaurantes, hoteles, polideportivos…con recomendaciones actualizadas.
Pero la palma, en esta relación precio-calidad, se la llevan los volúmenes dedicados a ciencias y matemáticas, no tanto por su coste económico que no se diferencia de los anteriores, cuanto por la comparación que denuncia por si misma la situación aberrante que padecen las familias con escolares a su cargo. Me tengo por un buen aficionado a la literatura científica divulgativa; no hay mes que no adquiera un volumen sobre física, astronomía, biología, geología o cualquier otra disciplina; los autores entre los que me conduzco son autoridades en su área con premios Nobel sobre sus espaldas y probada experiencia como Gamow, Jay Gould, Penrose, Rees, Hawking, etc. Pues bien, hete aquí que para encontrar un volumen suyo que alcance precios semejantes a los libros de texto de primaria para escolares de entre 7 y 12 años, debe cumplir las siguientes condiciones: ser novedad en las estanterías; aportar alguna variación de conocimiento reseñable en su campo; estar editado con alta calidad; y contar con una campaña de promoción, con presentaciones del autor. Todo ello brilla por su ausencia en los libros, y no creo yo que los autores puedan compararse, en lo que respecta a los derechos de autor.
Aparte de ser caros, es un ejemplo más de la obsolescencia programada, ya que la caducidad de estos libros es muy rápida.
En función de la igualdad de genero, en los ejemplo si anten ponían Pepito y Juanito (para un problema de matemáticas) ahora pondrán Pepito y maría.
A mitad de curso cambiamos los libros de Historia ya que han cambiado las fronteras.
Por los cambios lingúísticos, nuevo libros de Lengua.
Por las recomendaciones de lectura, nuevos libros para leer.
Aparte hacemos que los libros también seán de escribir en ellos, de modo que no sean reutilizables,
…
Caros y obsoletos al cabo de un año.
Cosas de la obsolescencia programada.