A finales de los Ochenta, tras los acontecimientos de las Malvinas asomándose en el horizonte la hora de la devolución de Hong Kong a China, Gran Bretaña, de motu proprio, presentó ante la ONU un proyecto para la descolonización de Gibraltar, cuya Hoja de Ruta preveia una consulta a los llanitos a fin de sondear su parecer al respecto, no fuera a ser, que prefirieran la independencia a su reintegro en la antigua madre patria que la entregara a perpetuidad en el Tratado de Utrecht, consulta a la que España se opuso con uñas y dientes, esgrimiendo precisamente una de las condiciones que rezaban en dicho tratado donde quedaba establecido que en el momento en que Gran Bretaña se desentendiera del Peñón, la colonia volvia de inmediato bajo la soberanía española.
En aquella ocasión, recuerdo que mi adhesión a las tesis del Gobierno de turno fue total. Los gibraltareños, en cuanto Pueblo bajo tutela colonial, no era, ni podía ser, sujeto libre de derecho para decidir sobre su futuro, y en consecuencia, realizar un referéndum sobre su autodeterminación, estaría más que viciado, si el mismo no contara además de con el consentimiento de su actual metrópoli, con el de la Nación que cediera su soberanía temporalmente.
Pero van pasando los años, y poco a poco, me doy cuenta que para el Gobierno de España, sea cual sea este, no es que los gibraltareños no puedan decidir por las razones arriba expuestas; es que no pueden decidir porque aquí, nadie puede decidir por motivos diversos…
Ceuties y melillenses no pueden decidir sobre si desean ser independientes o pertenecer a España o Marruecos, porque son indudablemente España; son tan España como Asturias o Anadalucía. Y si ni a asturianos ni a andaluces se les permite votar para saber su opinión al respecto, menos a ellos que están fuera de la península.
Los vascos, no pueden decidir sobre su relación con el Reino de España, porque mientras haya violencia, es evidente que la gente no podrá votar con libertad; y faltaríamos a la verdad si no reconociéramos que desde hace siglos estas tierras no han gozado de paz ni una generación: banderizos, Guerrras Carlistas, Guerra civil, represión franquista, ciencuenta años de ETA…A lo más que pueden aspirar sus gentes son a pactos y abrazos como los de Bergara o Santoña.
Los catalanes, ¡menos aún! porque pese a reclamar una consulta pacificamente para que sus ciudadanos puedan expresar cómo desean relacionarse con el conjunto del Estado, al desear pronunciarse sobre un tema que afecta al todo, es evidente que un Pais soberano no puede permitir que su Soberania sea parcelada y una parte decida sin el consurso de las demás. Y aunque lo lleven mal, los catalanes deben actar lo que se decide en Madrid que para algo es la capital.
Digamos que hasta aquí, me parece bien que gibraltareños, ceuties, melillenses, vascos y catalanes, no puedan decidir por si solos sobre si desean quedarse o irse de España como si la Patria fuera un club social de amigos o un txoko. Mejor me parecería si España tueviera potestad de convocar un referéndum para su inmediata expulsión en cuanto fuera conveniente si con ello se reajustaran los índices macrieconómicos, porque en asuntos de soberanía, únicamente España es soberana; pero no los españoles. Ningún español es soberano, salvo Vuestra Majestad el Rey. Motivo por el cual, España nunca convocará un referendum para preguntar a todos los españoles sobre si desea vivir bajo una Monarquía o una República, porque la Soberanía no es cuestión cuantitativa, sino cualitativa.
Y si la soberanía de España sirve para prhibir el derecho a decidir a las partes que actualmente la integran o para evitar que los ciudadanos españoles se pronuncien sobre el modelo de Estado que desean, el Bien Común y el Interés General de los que emana, sirve igualmente para desoir la voluntad de toda una región como Cantabria con su parlamento democrático al frente contra la técnica del Fracking o imposibilitar la convocatoria de una consulta en Canarias sobre las prospecciones petroleras en sus costas. Cosa que todo hay que decirlo, me parece excelente, porque ni el suelo de cantabria es de los cántabros, ni las costas de canarias son de los canarios. Son de España.
Lo curioso, es que, a diferencia de otros paises donde junto a las elecciones municipales, regionales y nacionales se dirimen infinidad de asuntos que afectan directamente a toda la población y no sólo a una de sus partes, como por ejemplo: el aborto, la eutanasia, funar en los bares, la marhuana terapeutica, legalización de la prostitución, derecho a portar armas…aquí nunca se consulta nada a nadie, lo que me hace sospechar que en verdad, en España, el Derecho a decidir, es verdad que existe, pero sólo en la Constitución o cuando cada cuatro años se nos da a escoger entre PP-PSOE que como Isabel y Fernando, tanto monta, monta tanto y entre tanto tonto, la que se está montando.