Cuando formaciones tradicionales como IU, UPyD y Nacionalistas, hayan interiorizado que no pueden continuar como hasta ahora comiendo la sopa boba de la estéril representación por riesgo de verse ellos, en lugar de el Bipartidismo, fagocitados de las instituciones por el cabreo general con la casta política, y toda vez hayan asimilado que es demasiado tarde para competir con Podemos en su canalización parlamentaria, es hora de ponerse manos a la obra, cuál es, la de atraer al electorado que todavía confía ciegamente en PP y PSOE cuyos porcentajes sumados alcanzan la Mayoría Absoluta.
A este objeto, con mis estudios de Psicología, seminarios sobre técnicas de persuasión y control de masas, así como cursos en sofistería, me ofrezco de asesor a cualquiera de estas formaciones para ponerlas al corriente de las distintas estrategias que se pueden emprender con intención de socavar los cimientos del bipartidismo cuya presencia en las instituciones se siente tan nociva para la sociedad española como desde sus inicios lo fuera la llegada al trono de la Casa Borbón. Sirvan entonces las presentes líneas como muestra del servicio a prestar:
Porque la tarea es ingente y apremiante, ahora que el enemigo se halla desconcertado, lo que procede es abrir un doble frente para provocar en el PP y PSOE los síntomas previos a la debacle de todo régimen: descontrol, deserción, delación, paranoia, derrotismo, traición y finalmente, entrega voluntaria sin condiciones. Este doble frente debe operar tanto en la base del partido como en sus cuadros dirigentes.
Para tener éxito entre la militancia del PP o el PSOE, no es adecuado entrar de frente; lo primero que se ha de hacer es convertirles en personajes principales de la tragedia, en víctimas de sus dirigentes; acto seguido, hemos de elogiar su entrega por sus nobles ideales. Con estos dos primeros pasos se les abre una puerta a la esperanza de su salvación moral personal. Hecho lo anterior, conviene hacerles ver que, los valores que siempre han defendido da igual que sean socialistas o liberales, ahora son los de nuestra formación. El siguiente paso a dar, consistiría en presentar un interés afectivo por contar con gente como el interlocutor, personas nobles, idealistas y leales que han sido engañadas por un puñado de dirigentes. También es bueno mostrar confianza en ellos, con frases como ¡Eres una persona inteligente y a la hora de la verdad sabrás cual es tu obligación de ciudadano” “No tengas miedo a ser libre! “Nadie manda en ti” “No les perteneces””La disciplina de partido no puede ser un voto de castidad”…En todo momento, se debe presentar una actitud positiva hacia el interlocutor a quien no deseamos vencer ni convencer, sino que se convenza solito y para ello, nada mejor que mostrarle nuestro asentimiento en varias ocasiones por medio de afirmaciones gestuales o de palabra en asuntos fútiles, mientras se le facilita asentir, aunque sea parcialmente, en aspectos capitales. Por medio de esta técnica usada para la captación en sectas, en discursos políticos y mensajes publicitarios, denominada “Encaminamiento” el individuo se hará adicto a nuestro palique preparándose así mentalmente para ejecutar el tránsito en la dirección indicada. Parece cosa absurda, pero hemos de tener presente que nos enfrentamos a gentes fanáticas, acríticas, con la autoestima muy baja cuya moral ahora está por los suelos. Lo que nunca se debe hacer con ellos es tratarlos como a cómplices o responsables de lo que está sucediendo, recuérdese lo sucedido con Batasuna a cuyos votantes se les vinculaba con los atentados por sus votos, lejos de retirar su apoyo, lo aumentaron. Y por supuesto, jamás de los jamases, debe pedírseles el voto, ni si quiera en campaña.
Respecto a sus cuadros dirigentes, el modo de actuación ha de ser el mismo con el que se aborda a los oficiales de un ejército enemigo: primero se les ofrece la posibilidad a todos de un cambio de bando explícito en grupo, a cambio del perdón y de otorgarles un puesto en el nuevo régimen que se instaure tras la caída del actual. Este proceder puede repugnar a mucha gente honrada, pero no hay peligro, en esta fase, sólo quienes estando poco implicados en los crímenes siendo más inteligentes que ambiciosos aceptan, y en consecuencia, bueno es acogerlos entre nuestras filas que por otra parte, tampoco son angelicales. En un segundo momento, hemos de asustarlos con represalias a ellos sus familias y propiedades en cuanto dejen el poder, tras llevarlos ante un tribunal para juzgarlos por crímenes contra el pueblo, delitos contra el Estado y Traición a la Patria, con ello, la mayoría dejarán ¡ipso facto! de colaborar entre si y empezarán a sospechar unos de otros por miedo a que sus superiores les echen la culpa. Casi al mismo tiempo, se debe anunciar que el periodo para hacer público el cambio de bando de todo un sector del partido ha finalizado y que de ahora en adelante, quienes han mostrado interés particular deben entablar negociaciones particulares secretas y sus casos serán estudiados uno a uno. Para reforzar los pasos anteriores, se emplearán también técnicas de propaganda como el rumor sobre tratos ocultos con los dirigentes que potencien la desconfianza, tratos que se ofrecerán de verdad por medio de sobornos, extorsiones y chantajes, un lenguaje del que desconfían menos por estar acostumbrados y que da mejores frutos que la sola promesa de mantenerles en sus cargos con sus privilegios sobrevenida su derrota. Conforme vaya pasando las fechas, debe irse clarificando entre sus cuadros con quienes jamás se alcanzará un trato, gracias a ello, les convertiremos en apestados entre sus propios iguales ejerciéndose al tiempo una mayor presión sobre los no nominados que ven como poco a poco se va cerrando el nudo corredizo de la soga social. Llegados a este punto, la deserción es masiva, siendo innecesaria batalla alguna.